Lord Daniel y su muy particular comitiva arribaron al desierto. Se llevaron considerable tiempo encontrándolo y luego en intentar explorarlo; sin embargo, no hallaron ningún indicio del manantial. Aunque su líder mucho los instaba a no perder la esperanza y a confiar en la bondad de los cielos, a veces el pesimismo se apoderaba de ellos. No obstante, la rencilla y la sublevación jamás los dominó. Mantuvieron su organización, tuvieron paciencia, porque además de la compañía, sumo los llenaba y placía el sentimiento de pertenencia y hogar. Usando sus distintas y variadas habilidades, consiguieron levantar un refugio, desde el cual intentaron trazar un mapa que facilitara el descubrimiento de aquellas áridas tierras, mas todas ellas, al día siguiente, parecían cambiar sus formas, porque nada era como antes se había especificado.
Los días avanzaron entre fuertes tormentas de arena e intensos rayos de sol, las noches entre gélidos vendavales nocturnos e inusuales sonidos, que más podían atribuirse a insólitos animales; pero ningún indicio maravilloso ni acuoso se manifestó. Únicamente poseían la férrea esperanza de aguardar paciente el descubrimiento. Lord Daniel recibió el mensaje de Count Friggie tiempo después de su encarcelamiento, pues la paloma había sido atacada con piedras por el enano Ardián. Esto lo supo gracias a Siffo, que en las distintas lenguas era muy habilidosa, y pudo entenderse con la valerosa mensajera. Tras escuchar el apelativo del atacante, Volstagg, apoyado por Gohun, le informó sobre la perversa fama de aquél.
Ardián había sido bendecido con noble don, la facilidad de la expresión y afectar la necia decisión para benévolo fin. Pero seducido por su propia vanidad, eligió un camino deshonesto, se hizo propenso al engaño y la traición; convenenciero como ningún otro, ofreció su don al mejor postor, y terminó reducido a ruin zalamero; pues cayó en las manos de un poderoso guerrero, el cual muy corrompido estaba por el conocimiento de la magia, tanto que dejó a un lado el honroso oficio de caballero, y adoptó el de temido hechicero. Nada pudo hacer Ardián ante éste experimentado brujo, porque su labia no funcionó sobre aquél, y desde entonces librarse de su yugo no ha podido, y muy a su pesar, lo obliga a llamarlo "amo".
Entonces al escuchar la descripción, Daniel hizo conjeturas, porque a él antes mucho seguimiento le habían hecho. Aunque siempre sospechó la identidad, nunca pudo corroborar si se trataba de un enano, puesto que aquellos por antiguo decreto, no podían permanecer en tales tierras, a menos que ganaran el favor de un bondadoso señor. "Seguramente ese infame tan mencionado tiene responsabilidad con lo sucedido a mi amado Jonathan. Debió ser quien en el alma la ponzoña le depositó". Mas Landraf, pronto se apresuró a decir. "El enano es un simple subordinado, señor mío. Y esta declaración no es para librarlo de la culpa, ni para menospreciar a su especie, pero el corazón y la cabeza me resuenan al mismo tiempo para advertirme, esta jugada vil pertenece a una mente más retorcida que persigue un mayor objetivo y muy siniestro. Porque conozco al hechicero al cual hacen alusión. Arcaláus El Encantador, lo llaman, y nada que se considere justo y bueno, puede provenir de él; porque su alma se ha corrompido con malos propósitos, tantos tiene en su haber, que la bondad intrínseca de su espíritu hace muchísimo se extravió".
Entonces el corazón de Daniel se llenó de pesadumbre y gran culpa, porque a Lucio había dejado a merced de los malvados sin poner resistencia, ni dar pelea alguna. Sus ojos se humedecieron y su rostro mostró, sin reparos, la tristeza. Luego tomó los restos de la joya, que sobre su cuello colgaba, y los oprimió contra su pecho afligido. Aquellos, sus seguidores, por primera vez lo observaron realmente abatido, y dieron cavidad a la duda. Ninguno pudo hacer reclamo, porque hasta el líder le había concedió un espacio a la incertidumbre. Además las provisiones de alimento y bebida estaban agotándose, y si ellos habían conseguido sobrevivir al temerario sitio, había sido motivados por la esperanza. Mas ahora, ¿qué les quedaba?
La paloma mensajera, que en el cobijo de las gentiles manos de Siffo se encontraba, comenzó a moverse para hacerle saber a su cuidadora su deseo de libertad. Sin impedimentos, voló hasta el hombro del acongojado caballero. Éste se percató de su presencia, y le hizo gentil mimo con los dedos, como un agradecimiento por cumplir con su informativa empresa. Después miró al cielo, suplicó al Señor fuerza y entereza, y reafirmó su juramento de salvación. "Que sea haga vuestra santísima voluntad, Señor y Padre Nuestro". Apenas terminó su oración con estas palabras, el ave empezó a irradiar extraña luz, tanta que podía cegar a quien la viera por considerable tiempo; su carne se había vuelto transparente y sus formas luminosas. Presto levantó el vuelo, y tras de ella, un camino de baldosas doradas apareció entre la arena, distinguiéndose mucho del árido suelo, porque cercado estaba por un pasto muy verde, casi de esmeralda.
ESTÁS LEYENDO
LORD La Historia de Daniel y Lucio
FantasíaAquí comienza la historia del muy valiente y esforzado príncipe y caballero de la ardiente espada Lord Daniel que trata sobre su profético nacimiento y sus grandes hechos en armas y de las increíbles y maravillosas aventuras que vivió por fortuna de...