Rápido Lord Daniel fue tras el caído y lo atrapó, resguardándolo entre la calidez de sus brazos. Luego dejó la espada a un lado, la cual quedó se suspendida en el aire como si estuviese apoyada en el suelo; y entonces tomó su corazón hecho resplandeciente estrella, y lo dirigió al firmamento con una devota oración para el Creador: "Padre Nuestro que estáis en el cielo. Santificado sea vuestro nombre. Otórganos vuestra divina misericordia y devuelve los alientos de vida que fueron arrebatados injustamente de esta tierra por el malvado néfilim". Entonces un halo de luz se abrió camino entre las espesas y tormentosas nubes, y al principio de éste gran maravilla pudo contemplar, la corte celestial reunida, ángeles y querubines, que mucho celebraban su triunfo. Y una luz todavía más luminosa, casi cegadora, sobresalió entre aquellos; y uno de sus destellos, como si se convirtiera en ligero tacto, las manos del héroe alcanzó; poniendo entre ellas, el preciado tesoro del que era custodio, el Santo Grial.
Aquél sumo agradecido estuvo, y pronto recordó el agua en su bolsa de bota, de inmediato llenó la hermosa copa e invocó su mística magia, y dio le de beber al cadáver que cuidaba, y rápido la lozanía y la salud regresaron a éste. Y muchísimo se alegró de verlo recuperado, entonces lo dejó descansar a uno de sus extremos; y enseguida tomó entre sus manos el sagrado cáliz, que bañado estaba por aquella luz divina, y que junto a su corazón, resplandecía. Una vez más se elevó, e idéntico al primer día de la creación, así se dividieron los mundos, como el día de la noche, porque aquella luz sacra llegó a todos los rincones de la tierra. El pérfido portal se hubo clausurado para siempre, y el orden imperó nuevamente. Asgarod y todos sus habitantes despertaron del sueño de la muerte, recobraron la fortaleza, y todo pareció reducirse a una terrible pesadilla.
Lord Daniel descendió envuelto en la gloria celestial. Su corazón regresó al interior de su pecho, y el Santo Grial se desvaneció, mientras esperaba a ser invocado por su cuidador una vez más. Urganda La Desconocida, con la apariencia de una jovencita, junto a sus leales compañeros, lo esperaban para mucho felicitarlo. La Desconocida conjuró sus artes de maga, y de nuevo lo hizo mudar las ropas de la batalla, por otras ricas y finas, que lo condecoraban como el príncipe legitimo de aquel reino. Él mucho se sintió honrado, y entonces volteó hacia donde Lucio se hallaba recostado, miró como se despabilaba y bastante dicha también experimentó. Mas de pronto, la tierra bajo su amado se movió, formándose un agujero, y sin que pudiera proveerle algún tipo de socorro, éste lo engulló.
Copioso llanto derramó el héroe sobre el suelo que lo había sepultado; golpeó y golpeó, sin embargo, nada consiguió; y su corazón muy afligido quedó. Su consejera poco pudo averiguar, más advirtió, que aquel movimiento demasiado extraño fue. Tiempo después, y a manera de consuelo, mandó erigir un fastuoso mausoleo en honor de Count Lucio; y a su lado también, pero en menor tamaño, levantó otro para Lady Janeth. Aunque la tristeza lo oprimió por el inexplicable suceso, con su camino debió continuar. No obstante, tenía una nueva misión, averiguar qué sucedió con su amado igual, de quien no tuvo ninguna duda, continuaba con vida en algún otro lugar.
En el castillo, ansiosos aguardaban los progenitores. Él cruzó las puertas de la sala del trono, y la corte al verlo, de inmediato lo reverenció, porque su porte mucho lo delató. Fue hasta donde los reyes, que sentados estaban, y los saludó con el protocolo indicado, y con mucho respeto les habló: "Soy el príncipe Amadeo. He regresado como lo anunció el angélico mensajero. Ésta es mi espada, la legendaria Amadís, la cual está al servicio del amor y la justicia, y ahora también al de sus majestades". Pese a su visión mancillada, el rey Odison rápido reconoció a su hijo, supo en su corazón que por las venas de aquél, corría su noble sangre. Y tras conocer la historia ocurrida con la real sortija, perdón suplicó a los cielos por su falta de fe y por todo lo que ello conllevó, y por Lucio sin rencores mucho se lloró. Pero mientras le extendió los brazos a Lord Daniel, y muchísimo se alegró de tenerlo de vuelta.
Por su ayuda invaluable, la heroica comitiva también obtuvo grandiosa recompensa;además de conservar las encantadas armas obsequiadas por la maga, fueron distinguidos con el noble título de "guardianes de la corona"; Asgarod se convirtió en su nueva patria, y sumo respeto les tuvieron. Urganda, a pesar de su naturaleza andante y etérea, se quedó cerca, siempre pendiente del héroe para brindarle su sapiencia como consejo. El príncipe tomó su lugar como legitimo heredero, fue coronado y muchísimo se celebró su nombramiento, luego de trascurrido el luto por la muerte de Lucio. Y todo el reino se llenó de gran júbilo, pues conocían la buena voluntad del futuro regente, y bastante alabaron sus hazañas. Él era la leyenda hecha realidad, y luego de tantísimo tiempo de calma extraviada, seguros estuvieron, la paz volvería a reinar. Y así ocurrió.
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LORD La Historia de Daniel y Lucio
FantasíaAquí comienza la historia del muy valiente y esforzado príncipe y caballero de la ardiente espada Lord Daniel que trata sobre su profético nacimiento y sus grandes hechos en armas y de las increíbles y maravillosas aventuras que vivió por fortuna de...