VI.

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Los brazos de la chica envolvieron con firmeza su cintura. No redujo su velocidad por las calles de Tokio mientras dejaban atrás la escuela, aquella adrenalina aún no desaparecía. Ezemi pegó su mejilla a la espalda de su senpai mientras sonreía. Solo subir a su motocicleta y correr la hacía sentir tan emocionada.

Su padre la mataría si lo supiera. No solo se había escapado de la escuela, había saltado detención, con un chico, en motocicleta camino a un lugar lejano que desconocía dónde quedaba.

Talvez estaba confiando ciegamente en Mikey.

No le importó, solo cerró sus ojos sintiendo el viento revoloteando su cabello sin dejar de sonreír o soltar su agarre en el rubio frente a ella. Él también sonreía mientras conducía, no le incomodaba la cercanía de la chica o su agarre en él, tampoco entendió por qué hacía aquello aunque no le dió más importancia.

Pronto llegaron a su destino. No lo soltó hasta que el motor fue apagado, ambos bajando. Le extendió la mochila al chico, quien la tomó regalándole una sonrisa. Envolvió sus dedos en la muñeca de la más baja comenzando a guiarla al interior del lugar.

Ezemi miró con fascinación las luces de neón que recorrían el lugar. Habían muchas máquinas de juegos por todas partes, la música de éstos llenando el espacio junto a las risas y conversaciones de las personas que ahí se encontraban. La guió hasta la estación de monedas donde los atendió un hombre mayor, Mikey pagó por todas las monedas así finalmente comenzando la diversión.

─Con estas monedas podremos jugar lo que sea ─le comentó ─. ¿Cuál quieres jugar primero?

La sonrojada chica lo miró, una hermosa sonrisa decoraba su rostro. A Manjiro le gustaba esa sonrisa en ella, tan pura y sincera. No le quedaba duda de que aquella chica era un ángel.

─Aquella ─señaló con su mano libre la maquina de hockey de mesa no muy lejos, no habían personas utilizándola. Él no soltó su muñeca, guiándola hasta el lugar. Puso cuatro de las monedas en la máquina, ambos poniéndose en lados contrarios.

─Sólo diré que soy muy bueno en esto.

─No me subestime.

La subestimó, y aún así ganó. Ambos reían mientras intentaban anotar, pequeñas conversaciones formándose de por medio. Seis contra dos, eso solo lo hizo burlarse de ella mientras la misma se quejaba y lo acusaba de haber hecho trampa, lo cual les hizo jugar una revancha la cual él ganó.

Se encaminaron al segundo juego, uno de tiro que costó dos monedas por jugador. Por más que la chica tratara de matar la mayor cantidad de zombies, el puntuaje de él era casi el doble al suyo, lo cual lo hizo volver a llevarse la victoria con orgullo.

─¡No es justo!

─Eres muy mala, ¿sabes?

─¡No lo soy!

Tercer juego, otro de disparos. Se mantuvieron empatados ésta vez, más bien por él. Disfrutó verla sonreír y reír mientras comenzaba a ganar más puntuaje, no pudo evitar perder con tal de presenciar esa sonrisa por más tiempo.

Le restregó su victoria haciéndolo reír. Tomó la mano del rubio y lo obligó a seguirla, ambos adentrándose aún más al enorme arcade. Se detuvo en un juego de autos, ella subiendo al piloto. A Manjiro no le quedó de otra que subir al copiloto ayudándola a configurar el juego. Más de una vez tuvo que poner su mano sobre el guía para evitar que chocara, el auto artificial en el que estaban sentados vibraba cada vez que salía de la carrera. Logró llegar en tercer lugar, lo cual fue gracias a Mikey.

─¿Vamos a ese? ─el mayor señaló unos autos no muy lejos, ella asintió sonriendo.

Tomó su muñeca una vez más y la guió al juego de carreras, ambos subiendo a los autos plásticos frente a la pantalla. Tras configurar el mapa y seleccionar multijugador, ambos comenzaron a competir. Él no podía dejar de reír por todas las veces que ella chocaba y maldecía por hacerlo. Al final quedó en quinto lugar mientras Ezemi quedaba en el doceavo.

─Creo que es mejor jamás subas tras el volante, Emi.

─¡Oye! ─se quejó fingiendo enojo y sonriendo al verlo reír.

Fueron a incontables juegos juntos divirtiéndose como nunca antes. La próxima ronda de monedas las compró ella. Se detuvieron en el juego de la garra y los peluches perdiendo demasiadas monedas en el intento de tomar el gran oso panda que la albina deseaba.

Trece intentos luego, Manjiro consiguió dejar el "estúpido panda" en manos de la chica. Si bien había sido exasperante lograrlo, habían reído bastante. La vió abrazar el gran peluche y mirarlo con una gran sonrisa.

─Gracias, Manjiro-senpai.

─Soy el mejor.

─Tienes un ego demasiado grande.

La observó mientras lo guiaba a otra máquina. Era la primera vez que lo tuteaba desde que se conocían. Se detuvo frente a la cabina de fotografías formando la pequeña fila y girando al rubio.

─¿Podemos ir a comer después?

─Sí, muero de hambre.

─Yo igual ─le apoyó soltando la muñeca del más alto y abrazando el panda una vez más.

Se veía adorable a los ojos de Mikey.

─Me he divertido mucho ─admitió la sonrojada estudiante logrando hacerlo sonreír ─. Nunca había salido con ningún chico que no fuera Sei.

─Te lo dije, soy el mejor.

No pudieron evitar reír mientras la fila se movía. ─Me mataría si se enterara de ésto.

─¿Por? ─fingió inocencia haciéndola rodar los ojos.

─Me escapé de la escuela con un chico.

─No estamos haciendo nada malo ─compartieron mirada, él sonriendo ladeadamente ─, por ahora~

Ese comentario logró hacerla sonrojar hasta las orejas y darse la vuelta. No pudo evitar carcajear ante su reacción logrando avergonzarla aún más. Llegó su turno, ambos entrando a la cabina y tomando asiento frente a la cámara.

─Sólo he visto estas cosas en películas.

─Eres muy aburrida.

─¡Ey!

Dejó las monedas en la máquina. Eligieron la cantidad de fotos, una tira para cada uno, y presionaron el botón. Primera foto ambos sonriendo. Segunda foto recostando su cabeza en el hombro de él y él mirándola con una pequeña sonrisa. Tercera foto él pellizcando sus mejillas mientras se quejaba. Cuarta foto, ambos mirándose y sonriendo.   





detention➨ s. manjiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora