III.

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Hablaba con Draken mientras caminaba por los pasillos hasta que la notó. Era aquella molesta chica de segundo que asistía a detención con él. La vió al final del pasillo sentada sola con un manga entre sus manos, luego recordó las palabras de su hermano.

No, no debía tener amigos, definitivamente.

Fingió no conocerla y pasó de largo sin que ella lo notara, su amigo tampoco había notado la sutil mirada a la chica por parte de Mikey.

Detención continuó, quería lanzarse de la ventana y desaparecer. Luchó contra las extremas ganas de solo escaparse, aunque perder a su CB250T no era una opción en absoluto.

Ese día habría reunión en su pandilla y no tenía ni un poco de ganas de ir.

Ezemi rascó su cuello con nerviosismo notando que el rubio a su lado estaba irritado como el primer día. ─¿Manjiro-senpai?

El chico colocó sus brazos sobre la mesa dejando descansar su cabeza entre ellos, su mirada puesta en la pálida chica sentada a su lado. Tenía su cabello suelto como era usual, sus mejillas bañadas en un rosado nada sutil y sus ojos grises lo miraban con nervios.

─¿Se encuentra bien?

─Mhm.

─Oh, me alegro ─susurró riendo con suavidad.

Era como un ángel, pensó Mikey. ¿Por qué un ángel trataría de hablar con un demonio? Estaba perdiendo su tiempo tratando de conseguir algo de él que no lograba decifrar.

─¿Por qué está aquí?

No le respondió, solo observándola y haciéndola sentir aún peor.

─B-Bueno ─apartó su mirada tomando su mochila ─. Yo por accidente quemé el salón de Economía Doméstica. La verdad, no fui yo, pero me inculparon, así que de todos modos terminé aquí.

Sacó una pequeña caja de color azul pastel llamando la atención del chico.

─Horneé galletas, ¿le gustaría compartirlas conmigo?

Eso sí que llamó su atención, reincorporándose y observando la caja ser abierta. Habían muchas galletas de chispas de chocolate que se veían bastante bien a su parecer. Los dulces eran su debilidad, ¿qué podría decir?

─¿No dijiste que quemaste Economía Doméstica?

Mil colores subieron a Ezemi mientras él tomaba una de las galletas y la probaba, así sorprendiéndose por el buen sabor.

─También dije que me inculparon ─se defendió también tomando una galleta ─. Soy bastante buena cocinando y amo hacerlo.

─No está mal ─admitió el rubio sintiendo la tensión en su cuerpo irse ─, para haber quemado Economía Doméstica.

El ceño de la chica se frunció con molestia, pero para él solo resultó ser un gesto tierno. ─Que yo no quemé Economía Doméstica, Manjiro-senpai.

─Lo que digas ─se encogió de hombros tomando otra galleta.

Un cómodo silencio se instaló entre ambos mientras comían galletas, el chico pasó su mirada por el salón de detención notando que ya no asistía la pareja, pero el resto estaba como el primer día.

─Su motocicleta ─comenzó a decir la joven ganando su mirada ─. Es una CB250T, ¿no es así?

Se encontraba bastante sorprendido por su deducción acertada. La pequeña curiosidad que le daba Ezemi cada vez incrementaba más y más.

─¿Cómo sabes?

─Mi hermano ama las motocicletas, me ha enseñado un par de cosas ─respondió ─. Él tiene una Ducati Multistrada 620.

─Vaya... ─no pudo evitar comentar ─, ricos, ¿eh?

La ojigris negó con su cabeza riendo por lo bajo.

─Para nada somos ricos ─aseguró ─. Seiju trabajó por años y ahorró para poder comprarla, siempre amó las motocicletas Ducati y esa le vino como anillo al dedo.

─¿Sabes correr?

Ella anotó mentalmente varias cosas sobre el chico a su lado. Al parecer amaba las galletas tanto como ella, y su humor había cambiado por completo. También notó que le gustaban bastante las motocicletas.

─Nunca me dejó correr sus motos ─se quejó ─. Siempre he querido aprender a correr una, si le soy sincera. Le tomé el gusto ya que él siempre me hablaba de esas cosas, aunque no es algo muy común en chicas y mi padre me lo prohibió.

─¿Por qué? ─cuestionó ─. Sí, no hay muchas chicas que se interesen en eso, pero no entiendo por qué te lo prohibiría.

─Porque, según él, las mujeres no podemos conducir motocicletas ─contestó.

─Eso es estúpido.

La albina rió asintiendo con su cabeza totalmente de acuerdo.

─También me prohibió subir a una, ha pasado mucho desde la última vez que lo hice ─ambos tomaron otra galleta ─. Supongo que algún día tendré mi propia CB250T y se la restregaré en la cara.

Miró con fascinación la pequeña risa del rubio junto a ella. No había notado lo atractivo que era hasta ese momento.

Mikey la había juzgado mal, después de todo. No era tan aburrida o molesta como llegó a pensar en un inicio. ─Te encantaría tener una, créeme.

Ella lo observó sonreír, la calidez subiendo a sus mejillas mientras le correspondía la sonrisa.

─¿Manjiro-senpai?

─¿Mhm?

─Se ve muy bien cuando sonríe.

Aquella confesión lo sorprendió mirándola, ella tomó una galleta sin dejar de sonreír, el sonrojo hasta sus orejas.

─Debería hacerlo más.

────

Hey! Mi nombre es Zai y esta es una larga historia que creé desde hace meses. Como pueden notar, Shin está vivo al igual que el resto de personajes. La historia será totalmente diferente a la trama canon de Tokyo Revengers.

La primera parte es de Sano Manjiro, pronto se unirán otros personajes y cada parte de la historia es de un personaje de TR diferente, espero les guste.

Actualizaré cada martes, jueves y sábado, gracias por leer <3

detention➨ s. manjiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora