XII.

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La albina se mantuvo en silencio mientras los tres adultos entablaban una conversación ─más bien, Shinichiro y Seiju ─, esperaban la llegada de las cuentas. Manjiro la observaba a detalle notando lo linda que se veía sin el uniforme. Le encantó que vistiera de negro, así resaltaba tanto su piel blanca. Tenía ganas de barrerla con sus dedos solo para verla tornarse rojo con su toque.

─¿Cómo va detención? ─su pregunta lo devolvió a la realidad.

─Aburrido, no hay cierta molesta chica que siempre trae galletas.

─Oye ─se quejó sonrojándose ─. Hoy hice de chocolate, olvidé traerte.

─No es justo ─hizo puchero haciéndola reír.

Se preguntaba cómo era que el chico sentado frente a ella podía ser tan distinto. Al comienzo era irritable, la trató cortante y de mala manera. Ahora que cada vez lo conocía mejor, era divertido e infantil. Cuando le comentó eso a Emma ella solo rió contándole lo que ocurrió y cómo terminó en detención entendiendo el cambio de humor en él.

─Te traeré el lunes, ¿sí? ─propuso sonriéndole ─. No sabía que me extrañabas.

─No te extraño ─aseguró cruzándose de brazos, ella volvió a reír.

─Lo que digas, Manjiro.

─Igual nos veremos los recreos, así que no podrás librarte de mí tan fácilmente.

Sus palabras la sorprendieron. Sintió una calidez que la hizo sonreír en grande, su corazón acelerándose. Se sentía feliz de que ya no era algo unilateral, él también se esforzaba por mantener la amistad a diferencia del comienzo.

No recordaba qué se sentía tener amigos.

Sin notarlo, Seiju la observó. Una pequeña sonrisa decoró sus labios, los otros dos mirándolo extrañados y luego mirando al par de jóvenes. Su sonrisa era sincera, sus ojos puestos en su pequeña hermana.

Pagaron las cuentas y salieron del restaurante. Mikey tomó la muñeca de la chica y comenzó a guiar el camino en el centro comercial, los tres adultos siguiéndolos de cerca observándolos.

─Puede que moleste a tu hermano, pero realmente le estoy muy agradecido.

Sus palabras llamaron la atención de los mejores amigos, que lo observaron mirar una vez más a su hermana con aquella sonrisa. No comprendieron sus palabras, curiosidad abrazándolos.

─Nunca tuvo amigos, siempre la molestaban por su forma de ser ─continuó hablando mientras caminaban ─. Cuando perdimos a nuestra hermana menor las cosas solo fueron a peor, me costó tanto hacerla sonreír de nuevo.

Tanto Wakasa como Shinichiro lo miraron con sorpresa. No sabían el gran detalle de que habían perdido a su hermana. Mikey lo sabía, pero jamás había preguntado o indagado del tema.

─Manjiro la defendió de unos mocosos que la agredían y desde entonces no la han vuelto a molestar. También la hace sonreír, y eso para mí no tiene precio ─miró a Shin regalándole una sonrisa ─. Estoy en deuda con tu hermano, realmente hiciste un gran trabajo con ese chico.

─¡Seiju! ¡Vamos!

Shin le correspondió la sonrisa mirándolo alejarse y llegar hasta los jóvenes, así los tres entrando a la tienda de ropa.

─No sabía lo de su hermana ─le comentó al bicolor a su lado, el mismo llevó una paleta a su boca mirando el lugar por donde se habían ido los otros tres ─. Es algo imprudente, pero es un buen chico.

─Muy imprudente ─agregó haciendo al pelinegro reír.

─Sí, muy imprudente, pero no parece molestarte ─lo guuñó un ojo con burla ─. ¿Te interesarán los menores, Waka?

─Cierra la boca.

─Eso no fue un no... ¡¡Auch!!

El Sano se quejó todo el camino hasta la tienda tras ser golpeado por su mejor amigo. Solo hizo puchero mientras el otro ni se inmutó disfrutando del dulce en su boca. Shinichiro lo observó caminar unos pasos frente a él con curiosidad, si bien no lo había afirmado tampoco lo había negado.

¿Le interesan los chicos? Esa pregunta corrió por su cabeza viéndolo detenerse junto al otro bicolor. Seiju solo lo miró y le sonrió haciendo un comentario que no pudo escuchar, pero sí escuchó el regaño de Ezemi que lo hizo reír. Ese chico había admitido que le gustaban las chicas y chicos sin ningún problema o pelos en la lengua, y era muy obvio su interés por Wakasa.

También miró a su hermano menor observar a la chica albina. Gracias a ella, la amargura de Manjiro había decendido con el tiempo. Era la primera vez que Mikey le presentaba una chica, de igual forma. Él no solía interesarle ese tipo de cosas, siempre enfocándose tanto en ToMan.

Le parecía interesante, y aunque se sintió sólo, quería ver cómo terminarían esos cuatro.

detention➨ s. manjiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora