XIX.

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─E-Espérenme...

Tanto Baji como Kazutora se detuvieron observando a la albina alcanzarlos. Los había visto cuando salió a tomar aire y tras dudarlo por largos minutos decidió acercarse a ellos para saludar.

─Neh, Zemi ─el bicolor la saludó regalándole una sonrisa y revoloteando su cabello haciéndola sonrojar.

─Hola, Kazu ─apartó la mano del nombrado con vergüenza, luego girando al pelinegro ─. E-Eh... ¿K-Kei, era?

La miró unos segundos, luego haciendo lo mismo que su mejor amigo, revolotear su cabello por la increíble ternura que irradiaba.

─Con Kei está bien.

─¿P-Pero lo dije bien?

─En realidad ese es su nombre ─se burló su vecino.

Ambos observaron como su rostro se tornaba rojo y se inclinaba haciendo una reverencia. ─¡Perdón!

Se miraron antes de soltar una sonora carcajada que la puso aún más nerviosa mientras se reincorporaba. Los miró avergonzada sintiendo ganas de llorar y correr, deseó solo haberse quedado en casa.

─Ya te dije que con Kei está bien, Zemi ─el chico comentó sin dejar de sonreír con diversión.

─¡Bueno!

Demasiado adorable, pensaron ambos mientras la chica hacía puchero sonrojada por completo. Baji entendió al instante por qué Mikey había caído por ella, era imposible no terminar cautivado por su forma única de ser.

─Oye, ¿sabes que Manjiro cumple la semana entrante?

─Sí, Emma me comentó de la fiesta ─pareció emocionarse ante la idea sonriendo en grande ─. Shinichiro-san cumplió hace poco también, ¿no?

─Así es, quería preguntarte si sabías qué regalarle a Mikey ─continuó el pelinegro sonriendo de forma sospechosa, Kazutora lo miró y compartió la misma sonrisa con complicidad.

─Sí, ya lo compré, ¿y ustedes?

─Pues, te necesitamos para ese regalo.

─¿A-Ah, sí?

─Sí, Zemi, te necesitamos ─el bicolor apoyó a su amigo, ambos tomando cada brazo de la joven y comenzando a guiarla mientras la misma no sabía qué ocurría y solo se sentía más y más nerviosa.

─¿P-Para qué? ¿A d-dónde vamos?

─Al centro comercial, debemos preparar el regalo.

Dicho y hecho, la arrastraron hasta las tiendas, ambos a cada uno de sus lados como si fueran sus guardaespaldas. Al final solo dejó que la llevaran mientras hablaba con ellos para conocer mejor a Baji y ponerse al día con Hanemiya.

Se adentraron a una tienda de ropa. Ezemi creyó que debía ayudarlos, pues imaginó no sabrían qué escoger, luego observando con confusión como se adentraban al área de mujeres soltándola.

─Creo que comentó gustarle que vistiera de negro ─el pelinegro miró a la albina de arriba a abajo escaneándola, luego dándose la vuelta y viendo los vestidos.

─¿E-Eh?

─Sí, lo comentó ─aseguró el bicolor también mirando entre las prendas.

─¿Le gustará verla con algo ajustado?

─En definitiva.

─¿D-De qué están hablando?

Ambos se detuvieron mirando a la chica, que se sonrojó al tener la mirada de ellos sobre ella. No estaba acostumbrada a tener chicos cerca, y consideraba a los dos amigos muy atractivos también, por lo cual sus nervios subían.

─¿No es obvio? El regalo eres tú, Zemi.

La dejaron ahí parada botando humo de su cabeza y transformándose en un tomate. Opinaban un par de cosas mientras tomaban todos los vestidos negros que encontraban y creían le servirían a la menuda chica, así arrastrándola a los probadores y dejando todas las prendas en sus manos.

No sabía si solo quedarse ahí hasta que se cansaran de esperarla, o si debía probarse la ropa. Al final se resignó colocándose el primer vestido y mirándose en el espejo. Era ajustado en su pecho ─el cual no era muy voluptuoso─, hasta su cintura y caía libre hasta más abajo de sus muslos. Era sencillo y bonito, le gustó, así que salió para mostrárselos sintiéndose avergonzada.

Ambos le sonrieron dando un pulgar arriba, cuando entró lo dejó sobre la silla para saber que ese tenía el visto bueno.

Tres vestidos colgados y uno en la silla después, se miró al espejo con el último vestido puesto. Las mangas eran un fino tirante que dejaba sus hombros al descubierto, la tela estiraba por lo tanto se ajustaba a todo su cuerpo hasta la mitad de sus muslos. Tomando valor, salió, roja hasta las orejas.

─El último ─llamó la atención del par, que tan pronto la vieron sus bocas cayeron al suelo.

Justo empeorando el sonrojo de la chica.

─Diablos, te odio, Mikey ─Kazutora se cruzó de brazos con molestia haciendo un infantil puchero.

─Nos llevaremos ese ─Baji levantó su pulgar orgulloso de sí mismo.

Suspirando rendida, volvió a vestirse dejando los otros vestidos en el perchero de los probadores y llevando el elegido con ella. Al comienzo no estaba de acuerdo, luego avergonzándose a sí misma cuando llegó el pensamiento de que sí quería vestir algo lindo que a Mikey le gustara.

Quería impresionarlo, quería que la mirara solo a ella.

─Emma dijo que ella y Hina también llevarán vestidos y tacones, ¿deberíamos comprarle tacones?

─N-N...

─Sí, en definitiva.

detention➨ s. manjiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora