Final

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Buscó entre el gentío que había en su patio, la música sonando con fuerza. Pasó entre las personas que lo iban felicitando, solo daba asentimientos sin dejar de buscar a esa persona. Necesitaba encontrarla, quería hablar con ella.

Ató su cabello negro al sentir que comenzaba a molestarle, aunque los mechones rebeldes igual cubrieron su rostro. Miró entre las personas, una sonrisa tirando sus labios al reconocer su cabello blanco.

Caminó entre las personas a su encuentro, tocando con delicadeza la piel desnuda de su brazo. Esta miró por encima de su hombro sorprendiéndose al ver a Mikey, que le regaló una pequeña sonrisa cuando sus miradas se encontraron. El cumpleañero miró a las personas que acompañaban a la chica notando a sus amigos y su hermana conversando. Se acercó hasta el oído de la más baja que le daba la espalda sintiendo una horrible necesidad de apegarla a él.

─Escapemos.

El susurro le provocó un escalofrío. Giró su cuerpo, ambos quedando frente a frente, y se acercó a su oído para responderle.

─No puedes escapar en tu fiesta, Manjiro-senpai.

El nombrado rió encogiéndose de hombros. ─Volveremos antes de que corten el pastel, vamos.

Siendo la tercera vez que se escapaban de algún lugar, Ezemi rió al pasar desapercibidos por sus amigos, escabulléndose entre las personas hasta llegar al portón exterior.

─Alto ahí.

Ambos giraron al de cabello blanco con sonrisa maliciosa en sus labios contra la pared de afuera mirándolos. Manjiro no soltó su mano mientras miraba a su hermano con una pequeña sonrisa, sorprendido.

─Zorro astuto.

─Eres predecible ─se encogió de hombros acercándose al contrario y deteniéndose a su lado dejando unas cosas en el bolsillo de su chaqueta, la chica al otro lado miraba la situación con confusión ─. En caso de cualquier cosa lo quiero limpio, desinfectado y con olor a rosas, cuídate ─palmeó su hombro y continuó su camino regresando al patio.

Llevó su mano libre a su bolsillo tanteando las cosas, sin poder evitarlo rió por lo bajo confundiendo a la chica aún más.

─Maldito zorro.

No le dejaba de sorprender la inteligencia de su hermano, como siempre iba un paso alfrente de todos. Claro que le iba a dar condones como el imbécil que es, lo que le sorprendió fue sentir las llaves de su auto. Las sacó comenzando a guiar a la albina.

─¿Qué te dió?

─Las llaves de su auto ─no mintió, solo omitió una parte importante. No quería incomodarla o ponerla nerviosa. Cruzaron la calle en busca del auto negro, ambos subiendo y Manjiro poniéndolo en marcha dejando su casa atrás.

─¿A dónde iremos?

─¿A dónde quieres ir?

─No tengo ni idea ─se rió mirando las calles, un sonrojo cubriendo sus mejillas ─. A donde sea mientras sea contigo, Manjiro.

No apartó su mirada del camino, una gran sonrisa sincera decorando su rostro. Otra vez sus latidos acelerados y las mariposas en su estómago. Le gustaba ese sentimiento, le gustaba tenerla a su lado.

─Nunca me dejes, ¿sí?

─Es una promesa, Emi ─habló con firmeza mirándola de reojo ─. No iré a ninguna parte sin tí.

Condujo por las calles de Tokio largos minutos. Subió hasta el último nivel de algún estacionamiento multinivel y apagó el auto dejando el radio encendido y subiendo el volumen, ambos bajando. Ya conocía ese lugar, siempre iba cuando estaba estresado, al ser tan alto y las luces no funcionaban podía solo mirar la ciudad y disfrutar del viento fresco.

detention➨ s. manjiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora