detention➨ s. manjiro

VII.

Cuando llegó al taller ya era de noche. Tanto Shin como Izana comenzaban a preocuparse por no tener noticias del menor hasta escuchar el motor de la motocicleta característica. Él sonreía mientras se acostaba en el sillón de siempre, ambos hermanos mayores compartiendo una mirada.

─¿Dónde estabas?

─Arcade.

Respondió una duda y dejó tantas otras más en la cabeza de ambos contrarios. ─¿Por qué fuiste al arcade?

─¿Por qué no?

Tanteó el bolsillo de su chaqueta, la cual le había regresado la chica, y de ahí sacó la tira de fotos que no había tenido oportunidad de ver. Volvió a sonreír aún más observándolas. Se habían divertido demasiado en los juegos y luego hablaron sin parar cuando fueron a comer. Al final la llevó a su casa en su motocicleta, ella teniendo la gran suerte de que su padre no se encontraba en casa.

La tira fue arrebatada de su mano, lo cual lo hizo quejarse, pero se encontraba tan cansado como para siquiera levantarse. Era Baji ─varios de sus amigos habían llegado─, quien se burló de él como saludo parando su mirada en las fotos al instante paralizándose. Kazutora se detuvo a su lado con curiosidad así compartiendo la misma expresión de sorpresa.

─¿Qué? ─Izana preguntó con curiosidad.

─Está con una chica.

─Imposible ─Draken arrebató la tira, tanto él como Mitsuya mirándola quedando tan sorprendidos como los otros dos.

Eso lo ofendió. ─¿Imposible?

Izana y Shinichiro se asomaron quedando con la boca abierta. Era difícil de creer todo aspecto de esas fotos. Desde la sonrisa de Mikey, la hermosa chica sonriente, la cercanía entre ellos y la forma en la que se miraban.

─¿¡Una chica!?

─Ah, ¿por qué vine? ─se quejó.

─Es demasiado linda para él ─Izana opinó ganando una mala mirada por parte de su hermano menor. Todos seguían igual de sorprendidos sin dejar de pasarse la foto.

─Sí, es muy linda ─agregó Mitsuya ─. ¿Cómo la conociste? No nos dijiste que estabas saliendo con alguien.

─No salimos, ni siquiera somos amigos ─colocó su brazo cubriendo sus ojos para poder descansar un poco ─. Solo la llevé al arcade después de detención.

─¿Tienen detención juntos?

No respondió, se había quedado dormido ganando maldiciones de todos los demás.

─No la he visto antes ─Draken aseguró ─. ¿Por qué Mikey llevaría una simple desconocida a un arcade?

─Es Mikey; jamás sabremos.

Segunda semana llegó a su fin, y con ello también la detención de Ezemi. Se había acostumbrado a pasar esas dos horas conversando y comiendo galletas que, al ella ya no encontrarse se sintió extraño. Desde el día en el arcade se habían vuelto más cercanos, incluso amigos. Cuando llegó al salón y vió la caja azul sobre la mesa no pudo evitar sonreír.

Sus hermanos no habían parado de preguntar por la misteriosa chica de la fotos, lo cual lo irritaba y jamás respondía sus preguntas.

Al pasar otro día más en detención sin aquella albina sólo con aquella caja azul en el que le dejaba las galletas se percató que aquella chica sí se había convertido en su amiga en tan solo dos semanas. Era poco tiempo, ¿no? Tampoco le importaba. Habían compartido tantas anécdotas y comentarios que sentía que se conocían de hace más.

─¿Por qué la cara larga? Creí que ya no tr molestaba tanto detención ─Shinichiro se burló logrando que Mikey se diera la vuelta sobre el sillón dándole la espalda.

─Emi se fue ─se quejó en tono infantil.

Ambos hermanos compartieron mirada antes de que rieran, enojando aún más al rubio acostado en el sillón del taller.

─Vamos, Mikey, solo háblale en el recreo o algo así ─Izana soltó con diversión.

Claro, esa idea no había cruzado su cabeza antes. Se sintió estúpido por no haberlo pensado antes, aunque no comentó para evitar que lo molestaran aún más. Ya tenía suficiente con el suceso de la tira de fotos, una semana entera siento molestado por aus amigos y familia.

Al día siguiente, iba con Draken a su lado como costumbre. Buscaba con su mirada a la albina por todos los pasillos sin mucho éxito, luego recordando el lugar donde la había encontrado la primera vez que la vió fuera de detención. Su amigo solo lo seguía en silencio con curiosidad.

Caminó y caminó hasta encontrarla, pero ella no estaba sola.