Yang Jungwon, un chico de 23 años, para los demás resultaba ser casi un ángel, su bondad y su cálida sonrisa podía ser cegador, sin embargo su corazón siempre había sido cerrado al amor, lo único que amaba con todo su ser, Jake Shim, su mejor amigo...
El sol entraba por la ventana de su cuarto, dando a su rostro, apenas abriendo los ojitos, se restregaba para poder ver mejor, una imagen de aquella sonrisa vino a su mente e inmediatamente se reprendió, no debía pensar en aquello tan temprano ¿No? Quería descansar un poco más, ya que hoy no debía trabajar, volteó la cabeza hacia un lado y vio a su amigo dormido, lucía como un pequeño angelito, se veía tan tranquilo, su lado malvado le decía que lo despertara de un almohadazo pero se reprendía, no podía ser así con ese chico dulce, si fuera Ni-Ki otra historia sería, quiso reír al pensar en aquello pero sintió una mirada sobre él, cuando volteó un alto pelinegro estaba a un lado de la puerta con una sonrisa en su rostro.
- ¡NI-KI! CASI ME MATAS DE UN SUSTO - Gritó aquello y lanzó una almohada al chico que no paraba de reír al ver la cara de un muy asustado Jungwon agarrándose el corazón, mientras Sunoo intentaba volver a la realidad por el grito de su amigo.
- Hubieras visto tu cara Wonnie - No paraba de reír, agarraba su estómago sentado en el piso del apartamento.
- Les voy a quitar las llaves de mi apartamento, me van a matar de un susto - Dijo el menor haciendo un puchero antes de hacerse bolita en su cama molesto.
- Ven aquí niño bonito - El japonés se abrió campo en la cama para abrazar al menor, Jungwon se había acostumbrado a las muestras de cariño del japonés, no le molestaban en lo absoluto, se dejó abrazar, Ni-Ki acariciaba los negros cabellos del menor - Traje desayuno para los tres, vamos levántate.
Jungwon se negaba a levantarse y solo se abrazó más al japonés a su lado, Ni-ki no se molestaba en quitarlo, le encantaba que el menor fuera así, por otro lado un molesto Sunoo se levantaba porque sus amigos no lo dejaban dormir, Jungwon necesitaba una cama más grande de lo contrario un día acabaría alguno de los tres en el suelo y no sería él.
- Riki, te voy a quitar la llave del apartamento de Jungwon, lo asustas, él me asusta, me quitas mi lugar en la cama, no me dejas abrazarlo y NO ME DEJAS DORMIR - Sunoo decía todo aquello dándole al menor con la almohada. Jungwon que estaba bajo las cobijas escuchaba a sus amigos pelear, solo sonreía, esos dos eran únicos.
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Habían desayunado juntos como hace tiempo no lo hacían, entre risas y bromas, Sunoo golpeaba a Ni-Ki cada que podía y Ni-Ki molestaba a Sunoo como si fuera su pasatiempo favorito en el mundo, extrañaba la sensación de paz que le generaba estar con ellos, ver las sonrisas más sinceras y dulces.
-¿Qué les parece si compró palomitas y vemos películas de terror- Decía el japonés emocionado.
- Hoy tengo que salir, pueden quedarse en casa, verlas ustedes juntos, yo vuelvo en la noche y vemos alguna los tres ¿Les parece? - Dijo Jungwon a sus amigos, el mayor de los tres ya sabía que el chico iba a salir, sin embargo Ni-Ki se quedó algo extrañado Jungwon salir?
- ¿A dónde vas? - Preguntó curioso viendo cómo los ojitos del menor lo evitaban.
- Va a salir con un chico guapo - Soltó Sunoo con cierta picardía para molestar a Jungwon, pero el japonés se desconcertó un poco ¿Estaba conociendo a alguien?
