Dos ex compañeros de la secundaria pasan una noche juntos sin pretender volver a verse, pero un pequeño gran error los obligará a tener que convivir. ¿Habrá algún sentimiento entre los dos o solamente los unirá su pequeño error?
Al día siguiente, Betty despertó y se sentó sobre la cama, notando que estaba desnuda. Cerró los ojos con fuerza y suspiró recordando lo sucedido anoche. Las palabras de Jughead la quemaron, pero al mismo tiempo él era una debilidad para ella y de alguna manera la hacía caer con facilidad.
Recordó que hoy iban a decirle el sexo de su bebé y se le escapó una sonrisa. Se apresuró a levantarse para tomar un baño y bajar a la cocina a hacer el desayuno, para así llegar temprano a su cita con su doctora.
Escuchó un auto detenerse frente a su casa e inmediatamente supo que se trataba de Jughead. Él la visitaba diariamente y ella ya conocía cómo sonaba su auto.
Suspiró y no sabía que hacer. Aún seguía enojada. El hecho de que hallan tenido sexo la noche anterior no cambiaba mucho.
—Betty— La llamó el chico tocando la puerta. —Betty...
Betty bufó y fue a abrir la puerta, encontrándose con Jughead. —¿Que?—
—¿Como que qué? Hay muchas cosas de las que hay que hablar aún. Además... déjame llevarte a tu cita con tu doctora, por favor. Hoy veremos el género del bebé y quiero estar ahí—
—No lo sé— Respondió Betty, seria.
—Betts, por favor... ¿Que tengo que hacer para que me perdones? Al menos no me quites la oportunidad de estar ahí cuando te digan el sexo de nuestro bebé, por favor — Suplicó.
—Está bien — Aceptó en un suspiro.
Jughead sonrió y quiso abrazarla, pero prefirió contenerse. —Entonces... ¿Estás lista?—
Ella asintió y cerró la casa para entrar al auto junto a Jughead. Éste empezó a conducir y ninguno de los dos se habló. Había tensión entre ellos, y no era la que habitualmente se formaba entre los dos.
—Betts, sobre lo de anoche... yo me fui cuando te quedaste dormida sin despertarte— Habló Jughead luego de un rato de silencio mientras conducía. —Perdóname por todo—
Betty lo miró y sonrió levemente. —Hablemos de eso en otro momento—
Jughead asintió y llegaron al hospital. Bajaron del auto y aún estaban tensos el uno con el otro. Entraron al consultorio fingiendo que las cosas estaban bien entre ellos lo más que pudieron, y después de que la doctora le hiciera algunas preguntas a la rubia, le ordenó acostarse sobre la camilla para ponerle aquel frío gel sobre su vientre de cinco meses y poder ver al bebé a través de la pantalla.
Tanto Betty como Jughead estaban muy nerviosos y ansiosos por saber el género de su bebé mientras la doctora seguía en silencio pasando el aparato sobre el vientre de Betty y observando la pantalla, en donde la imagen del bebé ya estaba apareciendo.
No importaba cuantas veces han visto a su bebé en esa pantalla. No dejaba de ser emocionante para los dos. Aunque las cosas no estaban del todo bien entre ellos, Jughead tomó la mano de Betty y ella no reaccionó. Solo observaba a su bebé con una sonrisa.
—Tiene veinte semanas, su bebé ya está casi totalmente formado y podrá sentir cómo se mueve en cualquier momento — Avisó la doctora mientras aún pasaba el aparato sobre el vientre de la rubia. —¿Ha estado muy estresada?— Preguntó.
—¿Muy estresada?— Preguntó Betty, confundida. —¿Por qué me lo pregunta?—
—¿Pasa algo malo?— Preguntó Jughead, preocupado.
—Su presión está un poco alta. No se asusten. Por suerte no es peligroso pero si sigue así entonces hay que preocuparse. Para eso le recomiendo que este lo menos estresada posible y que descanse mucho— Informó la doctora.
—¿No le pasa nada malo a mi bebé?— Preguntó Betty.
—Oh no. Esta perfecto. ¿Quieren saber su género?— Preguntó la doctora.
—¡Si!— Chilló Betty.
—Si por favor. Estoy seguro de que es un niño— Aseguró Jughead.
—Bueno... es una niña. Lamento decirle que se ha equivocado señor Jones — Avisó la doctora.
—¿Una niña? Pero yo juraba que era un niño— Respondió Jughead.
—Te lo dije Juggie. No podías saberlo con exactitud — Presumió Betty.
— Pues tendrán una niña. Ahora, Elizabeth, haga lo que le pedí y así podrá tener una niña muy saludable — Aconsejó la doctora.
—Eso haré. Y tú, Jughead, no te quiero encima de mi recordándome todo lo que ya sé que debo hacer — Advirtió.
—Solo te cuido a ti y a él... la bebé— Se justificó.
Tras salir del hospital, ambos entraron al auto y aún estaban tensos el uno con el otro. Jughead condujo hasta la casa de la rubia y detuvo el auto frente a ésta.
—¿Cuando hablaremos?— Preguntó Jughead mirándola. —Sabes que tenemos que hacerlo—
Betty suspiró. —En realidad no tengo ganas de eso. Estoy cansada Juggie—
—¿Como me llamaste?— Preguntó Jughead mirándola y alzando una ceja.
Betty abrió bien grandes los ojos dándose cuenta de lo que dijo. —Se me escapó —
—Me encanta el apodo. Pero aún hay que hablar. Verás... la chica con la que me viste ayer en Pop's, es mi ex novia. Le dije todo eso para que me dejara en paz—
—La besaste y no te negaste— Le recordó, dolida.
—Lo se, pero no quise. Lo único que quería era deshacerme de ella. Y tampoco fue verdad cuando dije que nunca quise a nuestra bebé. Al principio no la quería pero... me estoy dando cuenta de que ella no es la culpable de nada y que después de todo... es mi bebé — Confesó poniendo una mano sobre el vientre de Betty.
—¿Aunque sea una niña y no un niño como tú querías?— Preguntó Betty, divertida.
—Es que siempre pensé que mi primer hijo sería varón — Admitió con una sonrisa. —Pero una niña también está bien. Una mini Betty. Yo no te quiero lastimar ni quiero jugar contigo. Te lo juro—
Betty sonrió y él también la miró con una sonrisa mientras aún tenía su mano sobre el vientre de la rubia, cuando sintió a su bebé moverse.
—Por Dios... ¿También lo sientes?— Preguntó la ojiverde, emocionada, tocando su vientre.
—¡Si! ¡Es la bebé! ¡Ya se mueve!— Exclamó, emocionado.
—No le gusta que sus papis peleen— Bromeó Betty.
Jughead sonrió y seguía acariciando el vientre de Betty, sintiendo como su bebé se movía y sintiendo algo extraño en su pecho. Una emoción que no sintió antes. Ésta bebé los unía más de lo que se imaginan.
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