Nuestro Mejor Error <Bughead>

DIECINUEVE

Pasó una semana y Jughead y Betty empezaron a vivir juntos. Todo iba bien. El único inconveniente era que Jughead sobre protegía demasiado a la rubia y ella se quejaba. Pero fuera de eso, estaban muy bien juntos, en espera de su bebé, que podría nacer en cualquier momento.

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Betty estaba en el sofá de la sala, pegada a su computadora. Estaba trabajando desde temprano.

Jughead se acercó a ella y le cerró la computadora. —Deja eso. Suficiente trabajo por hoy—

—Ya estoy terminando — Respondió la ojiverde volviendo a abrir su computadora.

—No quiero que te estreses. Estás en eso desde temprano — Le recordó el chico sentándose a su lado y rodeándola con su brazo.

—Estoy un poco atrasada y cuando nazca la bebé no voy a tener mucho tiempo— Dijo Betty sin apartar su mirada de la computadora.

—Betts, por favor, ya deja eso— Le suplicó. —Te vas a estresar y eso te puede hacer daño —

—Ya estoy terminando. De verdad— Aseguró Betty sonriéndole levemente para volver a poner toda su atención en la computadora.

—¿Y tienes hambre? Puedo preparar algo para los dos —

—En realidad no tengo hambre. Si quieres haz algo para ti solo— Sugirió la rubia.

—Que raro. Últimamente tienes hambre a cada segundo —

—Pero yo estoy embarazada. Tú no lo estás y también tienes hambre a cada segundo— Habló Betty riendo levemente y cerrando la computadora. —¿Ves? Ya terminé —

—Ya no más trabajo por hoy— Sentenció Jughead acariciando la mejilla de la rubia.

—Llevaré esto arriba y regresaré contigo en un momento — Avisó Betty poniéndose de pie y agarrando la computadora.

—No— Negó arrebatándole la computadora.

—¡Oye! ¡¿Que te pasa?!— Se quejó la ojiverde.

—Yo me encargo. Tú ya trabajaste casi todo el día y tienes que descansar —

—Jug, basta— Exigió quitándole la computadora. —Estoy embarazada. No enferma—

—No me importa. Solo las cuido—

Betty rodó los ojos. —Voy a llevar la maldita computadora a la habitación y tú me esperas aquí — Dio la vuelta y empezó a subir las escaleras.

—Terca— Le dijo Jughead.

—Exagerado— Le respondió Betty mientras terminaba de subir las escaleras.

—¡Solo te cuido!—

—¡Yo me cuido sola!— Le gritó ya en la habitación.

Jughead suspiró y negó con la cabeza y luego fue a la cocina a servirse un vaso de agua.

—¡Juggie!— Gritó Betty desde la habitación.

Jughead se sobresaltó y dejó caer el vaso con agua para subir las escaleras, corriendo lo más rápido que podía.

—¡Jughead!— Lo llamó.

—¡Ya voy!— Contestó el ojiazul terminando de subir las escaleras y corriendo por el pasillo hasta llegar a la habitación, encontrando a la rubia sentada al borde de la cama. —¿Que pasó? ¿Ya viene la bebé?— Preguntó acercándose a ella, preocupado.