VEINTIOCHO

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Jughead sonrió y empezó a acercarse. Betty hizo lo mismo hasta que estuvieron tan cerca que sus labios se juntaron, empezando así un suave y tierno beso. La temperatura empezó a subir y Jughead tomó el rostro de Betty entre sus manos y ella hizo lo mismo, haciendo que se intensificara el beso y sus lenguas empezaran a jugar entre ellas.

Y aún mientras se besaban, Jughead se posicionó encima de Betty y ésta se aferró al abundante cabello del chico. Los dos se deseaban desesperadamente. La diversión en la cama disminuyó cuando nació la bebé y con lo ocurrido entre ellos últimamente, apenas habían dormido en la misma cama.

Aunque no querían, tuvieron que parar de besarse para poder respirar y se miraron directamente a los ojos, viendo el deseo reflejado en los ojos del otro. Volvieron a besarse y ésta vez el beso fue más salvaje y desesperado que el anterior. Tanto así que un pequeño gemido se escapó de los labios de la rubia mientras el pelinegro aún la besaba.

Pero cuando Jughead empezó a bajar sus besos húmedos al cuello de Betty, ésta lo detuvo.

—Jug...— Le habló, agitada. —Se en que terminará esto y no es una buena idea hacerlo aquí—

—¿Pero por qué?— Preguntó Jughead. —No hay nadie que valla a mirarnos a ésta hora en un lugar como éste. Te deseo y te necesito, Betty — Confesó empezando a acariciar su pierna desnuda.

—También te deseo Juggie. Pero no me siento cómoda haciéndolo en un lugar como este. ¿Y si ya nos vamos a casa?— Preguntó en voz baja.

Jughead sonrió. —Adivina quien reservó una habitación en el Five Seasons para esta noche. Solo tú y yo— Susurró contra su oído. —¿Te parece si vamos ahora?—

Betty sonrió, pícara. —Por favor —

—Vamonos de aquí— Pidió el ojiazul poniéndose de pie y acomodándose la camisa.

Betty se puso de pie junto a él y ambos entraron al auto para ir al Five Seasons, pero el deseo que sentían el uno al otro era tanto, que estando aún en el auto y antes de que Jughead empezara a conducir, Betty se sentó a horcajadas sobre el y atrapó sus labios en otro desesperado beso.

Él le correspondió y puso sus manos sobre el trasero de la chica, apretándolo y pegándola más a él. Betty sintió su firme erección entre sus pantalones y gimió levemente, mordiéndose el labio.

Jughead empezó a besar su cuello y a morder cuidadosamente, haciendo que la rubia jadeara, desesperada por sentirlo dentro de ella.

—Juggie...— Lo llamó apenas con aire mientras éste seguía dejando chupetones en su cuello.

—¿Que... que pasa?— Preguntó sin parar de besarle el cuello.

—¿Crees que deberíamos esperar hasta llegar al Five Seasons?— Preguntó.

Jughead paro de besarla y la miró. —Te quiero y te necesito ahora, Betty. No importa en donde lo hagamos. Hagamos el amor ahora en mi auto, en el hotel, en la casa, en cada rincón de la maldita casa siempre que podamos—

Betty sonrió y volvió a besarlo, pero éste una vez más bajó hasta su cuello. Betty no pudo más y puso sus manos sobre el pantalón de Jughead y empezó a desabrocharlo hasta sacar su miembro erecto. Jughead le subió el vestido y bajó sus bragas, y entonces la ojiverde se sentó sobre el miembro del ojiazul, haciendo que él entrara en ella por completo y ambos soltaron un profundo gemido.

Ella empezó a subir y bajar sobre el miembro del chico y ambos gemían al mismo tiempo. Él la tenía tomada de las caderas y la pegó más a él mientras ésta seguía saltando sobre su miembro. No se detuvieron hasta llegar a su clímax, y cuando se recuperaron se acomodaron la ropa y volvieron a acomodarse en sus asientos. Así Jughead empezó a conducir hacia el Five Seasons e iban en silencio.

—Es increíble que no pudiéramos esperar hasta llegar al hotel— Admitió Betty soltando una pequeña risa. —¿No me veo muy follada?—

Jughead rió mientras conducía. —No lo suficiente. Esto no es nada a comparación con todo lo que quiero hacerte esta noche. Tantas semanas sin sexo deben ser compensadas—

Betty se mordió el labio mientras lo miraba y después de conducir por varios minutos más, llegaron al Five Seasons. Bajaron del auto y primero fueron con la recepcionista para que les dijera en donde está la habitación que reservó el pelinegro.

Cuando llegaron a la habitación, entraron y Betty cerró la puerta con seguro para luego lanzarse a los brazos del chico, quien la cargó mientras ésta lo besaba apasionada y lujuriosamente.

Jughead la pegó contra la pared sin parar de besarla y empezó a besar nuevamente su cuello. Posiblemente éste terminaría lleno de marcas y chupetones después de ésto. Ella enredó sus piernas alrededor de la cintura del ojiazul y éste se separó para mirarla directamente a los ojos con una sonrisa.

—¿Que pasa? ¿Por qué te detienes?— Preguntó Betty, agitada, acariciando su rostro.

—Es solo que... te amo Betty Cooper— Confesó sonriéndole.

Betty sonrió con los ojos levemente cristalizados. —Te amo, Jughead Jones—

Éste volvió a sonreír para volver a besar desesperadamente sus labios, aún teniéndola contra la pared, con sus piernas enredadas en su cintura y sus cuerpos ejerciendo presión el uno contra el otro. Él estaba feliz porque al parecer se la había ganado nuevamente y poco a poco su confianza en él se iba restaurando.

Caricias, besos y gemidos fueron lo único que éstos dos hacían al estar a solas en ésta habitación. Jughead terminó por dejarla en la cama y quitarle ese lindo vestido que traía para dejarla semidesnuda para él y empezar a besar cada centímetro de su cuerpo.

Ella disfrutaba plenamente sentir como él exploraba y acariciaba su piel a su antojo y justo como a ella le gusta. Solo como él sabe hacerlo. Y la verdad es que ésta vez era mucho más que sexo y deseo  el uno por el otro. Ésta vez habían confesado sus verdaderos sentimientos y por eso hacer el amor fue aún más especial y placentero para los dos ésta vez.

Ya cuando habían llegado a un orgasmo más de cuatro veces, ya cuando ambos habían explorado sus cuerpos el uno del otro a su antojo, ambos cayeron totalmente exhaustos a la cama, completamente desnudos.

Betty estaba sobre él y éste la rodeaba con sus brazos y acariciaba su cabellera rubia y despeinada, ambos recuperándose de tanta acción en la cama.

—¿Entonces me perdonas?— Preguntó Jughead luego de un buen rato de silencio.

Betty sonrió y lo miró. —¿De verdad preguntas eso?— Preguntó y besó dulcemente sus labios. —Te amo. Por favor que no se vuelva a repetir lo que pasó en estos días —

—Prometo que de ahora en adelante seré lo que tú y Sol merecen— Aseguró besando su frente. —Te amo—


Eso fue demasiado lindo 🥺❤️🥰😍

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Samy ❤️

Nuestro Mejor Error <Bughead> Donde viven las historias. Descúbrelo ahora