TREINTA Y DOS

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Dos semanas pasaron desde todo lo sucedido anteriormente. Por suerte, las consecuencias de aquel accidente no pasaron a mayores y Betty y el nuevo bebé que viene en camino estaban en perfecto estado. Pronto la rubia regresó a su casa con su familia.

Pero aún habían cosas pendientes entre Betty y Jughead. No discutían, excepto por el hecho de que Jughead una vez más se volvió sobre protector con Betty. Aún tenían asuntos que tratar y eso generaba tensión entre los dos. Ellos lo sabían perfectamente. Por otra parte, los deseos del pelinegro de proponerle matrimonio a su novia no habían cambiado.

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Jughead estaba llevando a Sol a su cuna. Ésta se había quedado dormida en sus brazos después de jugar casi toda la tarde. Él amaba esta parte de su día. Ver como su pequeña se dormía en sus brazos después de cansarse de jugar. Para el, eso no tenía precio. Él sabía que los niños crecen terriblemente rápido y que esos tiempos no volverán.

Dejó a Sol en la cuna y se quedó admirándola unos segundos. Admirando a su pequeño error y pensando en lo mucho que su vida cambió cuando su hija llegó a su vida y de alguna manera, lo acercó a la chica que actualmente ama con locura.

Salió de la habitación de su hija y fue a la suya para buscar a Betty, pero la escuchó en el baño. Fue hacia allá y la encontró vomitando pegada al inodoro. Los malestares del embarazo estaban acabando con ella últimamente.

—¿Te encuentras bien nena?— Le preguntó acariciando su espalda mientras ésta seguía vomitando.

Betty no le contestó. Una vez que paró de vomitar, se puso de pie y fue al lavamanos para lavarse la cara y se quedó apoyada ahí. Estaba muy cansada.

—¿Y Sol?— Preguntó, luego de unos minutos de silencio.

—Por nuestra hija no te preocupes. Me encargué de ella desde hace rato y se quedó dormida. Ven amor. Vamos a descansar aprovechando que la traviesa está durmiendo— Sugirió Jughead rodeándola con su brazo.

Éstos dos fueron juntos a la cama y ahí Jughead la rodeó con sus brazos y la pegó más a él, mientras ésta descansaba su cabeza en el pecho del chico. Él sabía perfectamente lo cansada que estaba y lo mal que se sentía en estos días, aunque no pudiera comprenderla por no poder pasar por lo mismo.

—Jug... estás muy raro en estos días y creo saber por qué— Dijo Betty.

Jughead besó su cabeza. —No hablemos de esto ahora hermosa—

—Pero hay que hablarlo— Aseguró la rubia, mirándolo. —Si no hablamos de esto puede perjudicar nuestra relación. Creo que estás así por lo que pasó en el White Worm—

—Nada pasó en el White Worm. Solo un completo desastre—

—¿Ves? Por eso estás tan raro. Por favor perdóname por desconfiar de ti y creer que me engañabas cuando tú no eres capaz de hacerlo— Se disculpó.

—Betts...— Hizo un silencio. —No te voy a mentir. Si me molestó que no confiaras en mi. Esa noche, las cosas estaban mal entre nosotros. Yo salí a tomar al bar y Cora se me acercó. Ella iba a besarme y yo no quise. Luego ella se fue. Eso fue lo que pasó — Aclaró.

—Y te creo. Debí hacerlo desde el principio y en lugar de eso pensé que me habías engañado y terminé siendo golpeada por un maldito auto. Creo que lo merecía—

—¿Que estás diciendo? Claro que no amor. Te juro que casi muero del susto. Si algo llegara a pasarte a ti, a nuestra hija o a nuestra pequeña semilla yo me volvería loco— Aseguró sentándose sobre la cama y mirándola fijamente. —Tu y mis bebés son mi vida. Si algo les pasa yo me vuelvo loco Betty—

Betty sonrió, sentándose sobre la cama y acariciando la mejilla de Jughead. —Juggie... te amo. Eres el mejor padre para mis hijos y eres el mejor novio. Cometiste errores, pero todos lo hacemos porque no somos perfectos. Te amo—

—Te amo— Le respondió besando su frente y volviendo a acostarse en la cama rodeando a Betty con sus brazos. —Ahora por favor descansa. Tú y nuestro segundo hijo lo necesitan— Dijo levantando la remera de Betty y empezando a trazar pequeños círculos en su vientre aún plano.

—Nuestro segundo hijo— Dijo Betty en voz baja besando suavemente los labios del ojiazul para acurrucarse junto a él.

—Me preocupa este bebé— Admitió Jughead, divertido.

—¿Por qué?— Preguntó Betty alzando una ceja y mirándolo.

—Me preocupa por Sol. Sabes que nuestra hija es algo difícil y por eso me preocupa su hermanito— Aclaró Jughead.

Betty soltó una pequeña risa. —Sol lo va a amar. Ya verás— Aseguró cerrando lentamente los ojos.

—No más conversaciones. Ahora descansa amor. Se muy bien lo agotada que has estado en estos días— Dijo el chico besando su cabeza.

—¿Estamos bien?— Preguntó Betty con los ojos cerrados.

—Mejor que nunca mi vida— Aseguró el ojiazul.

Betty sonrió y fue solo cuestión de minutos para se que quedara completamente dormida entre los brazos de su novio. Pero él no lograba conseguir el sueño igual que ella. Estaba pensando en que hacer para proponerle matrimonio, porque sus planes anteriores fueron arruinados.

—Papi...— Habló Sol desde su habitación.

—Ya voy amor— Respondió Jughead levantándose lentamente de la cama para evitar despertar a la rubia.

Betty estaba sumergida en un sueño tan profundo que no se dio cuenta de cuando Jughead se levantó. Estaba muy cansada.

Jughead fue a la habitación de su pequeña y la encontró de pie en su cuna con las mejillas empapadas de lágrimas y ésta le extendió los brazos desde que lo vio.

Éste la tomó en sus brazos y besó dulcemente su mejilla, abrazándola. —No pasó nada mi amor. Papi ya está aquí—

—Mami— Respondió Sol abrazándose del cuello de su padre.

—Mami está descansando mi amor— Dijo Jughead volviendo a besar su mejilla. De repente se le ocurrió algo y sonrió. —Bebé, ¿Ayudarías a papi a hacer algo para mami?—

—Si— Aceptó la menor, aplaudiendo.

—Bien. Vamos a darte un baño y haremos algo muy bonito para mami—


 Vamos a darte un baño y haremos algo muy bonito para mami—

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Jughead papá luchón 🛐🛐🛐 a ver que tiene en mente 🤭

La obra está a nada de culminar 🥲🥲


Samy ❤️

Nuestro Mejor Error &lt;Bughead&gt; Donde viven las historias. Descúbrelo ahora