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Am I Dreaming (Lil Nas X & Miley Cyrus) 🎶

Choi San

–Pues mi sabor favorito es el de color rojo.

Enterré la cara en mis manos, con los codos apoyados sobre mis rodillas en una postura de derrota. Se había pasado los últimos quince minutos contándome las peculiaridades de cada sabor de las piruletas.

O sea, un día normal de trabajo en el frío polígono.

–Todo el mundo dice que las rojas saben a fresa –continuó hablando, sin siquiera importarle que no le estuviera escuchando– Pero no es verdad, porque si tú te comes una fresa y luego pruebas la piruleta no se parecen en nada. Yo lo hice una vez, ¿tú lo has probado?

Suspiré.

–No –respondí, sin desenterrar la cara de mis manos.

–Pues un día probamos, ya verás –siguió tan tranquilo, hablándome animado– Y te darás cuenta de que has vivido terriblemente engañado durante toda tu vida, pensando que las piruletas rojas saben a fresa, cuando en realidad sólo saben a color rojo.

–Sí, es algo que me quita el sueño por las noches.

Pasó un rato en extraño silencio. Levanté la mirada y le vi mirando con devoción a Chucky. Mi perro movía la cola de lado a lado, mientras observaba a Wooyoung con un palo en la boca, juguetón. El chico de pelo castaño se levantó del banco para tironear del palo que sostenía el rottweiler, cediendo a su juego.

–Si tan sólo me ganara la vida chupando piruletas y no poll...

–¡Vale! Ya me ha quedado claro que te gustan mucho las piruletas y mucho el color rojo –dije, con urgencia por borrar sus palabras de mi mente.

–¡No, no has entendido nada! –se quejó él, dándome una mirada mientras seguía jugando con Chucky– Me gusta el sabor del color rojo, no el color. Mi color favorito en realidad es el amarillo, porque es el color de la amistad.

Cada vez que Wooyoung abría la boca, tenía el poder de dejarte pensando. Normalmente siempre era cualquier tontería, pero todas esas tonterías tenían un flujo y un detalle que te hacían pensar en sus razones para decirlas. Era como un niño de cinco años contándole a sus padres lo que había aprendido en el cole, pero de repente un coche paraba y el niño pequeño sacaba un lado seductor con su boca obscena y su mirada retadora que te dejaba pensando aún más.
Siempre te dejaba pensando.

–...Y la amistad es muy importante para mí porque ahora tengo dos amigos –prosiguió, consiguiendo quitarle el palo de la boca al rottweiler– Uno eres tú, y el otro es Chucky. Nuestra amistad perdurará hasta que un día acabes matándome con la mirada por no dejar de hablar o hasta que tu perro vuelva a querer comerme.

Wooyoung me sonrió por alguna razón, aunque yo no quitase mi expresión neutra. Chucky miraba con atención el palo en su mano, trotando hacia atrás hasta que el chico lanzó el palo lejos y el animal salió corriendo a buscarlo, emocionado.
Sonreí inconscientemente ante esa escena, pero borré la sonrisa rápidamente al recapitular sus palabras.

–No te confundas, yo no soy tu amigo –aclaré– Sólo trabajo contigo a modo de pago por la deuda de mi banda, no pienses lo que no es, que luego me vienes llorando diciendo que esperabas más de mí.

–Eres mi amigo porque lo digo yo y punto.

Ante esa lógica aplastante, no pude replicar nada.

Chucky llegó corriendo con el palo en la boca, luciendo el objeto con orgullo y cediéndoselo a Wooyoung. Éste volvió a lanzarlo lejos.

El chico suspiró, recobrando por unos instantes la mirada melancólica que a veces le sucumbía para arrebatar, de un momento a otro, su infinita alegría.

IMPUROS - woosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora