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San y yo dormimos hasta bien entrada la tarde del día siguiente.

Vi su rostro en cuanto abrí los ojos y me creí víctima de un bonito sueño. En realidad, no tenía para nada la cara de alguien bondadoso ni cercano, pero si te fijabas mucho veías que sus facciones por separado eran delicadas de por sí.
Con la expresión relajada lucía humano y vulnerable, como si fuese similar a mí con esa piel joven llena de cicatrices de la vida. No era alguien a quien le preguntarías la hora por la calle, pero sí era alguien a quien le confiarías tu secreto más oscuro. Irónico ¿verdad?
Él tenía esa mirada de lealtad propia de la gente real.

Podría decirse que en medio de un campo soleado lleno de flores San no me dirigiría ni la palabra, mientras que en un callejón oscuro todo encharcado me agarraría la mano para caminar conmigo.
Existe mucha gente que está en las buenas y no en las malas, pero ¿cómo se le llama a la gente contraria? Aquella que sólo está en lo malo.
¿O es que esa gente es lo malo?

Un golpe estridente procedente de fuera de la sala privada hizo que me estremeciera y que ahogara una exclamación. Me mantuve muy quieto por los próximos segundos, obligándome a respirar tranquilo y a esperar algo. Algo más. Siempre había algo más, y en efecto, no tuve que esperar mucho.
Escuché gritos masculinos, insultos, amenazas, muchos hombres enzarzados en una discusión a voces. Comencé a ponerme nervioso y me sudaron las palmas de las manos; ya ni la vista pacífica de los párpados de San me calmaba.
El ruido de golpes y gritos de guerra se hizo constante aunque amortiguado, como si alguien estuviese arremetiendo contra la fachada del club.
Me removí en el sitio y cuando quise incorporarme, los brazos de San me inmovilizaron en el acto y el chico abrió los ojos con expresión fulminante. Me asusté ligeramente; no me había planteado que estuviese despierto.

–No te muevas de aquí –ordenó con voz ronca.

–Tengo que ir, no sé qué mierda está pasando –me excusé, tratando de separar sus brazos de mí.

San afianzó la clausura que había formado alrededor de mi cuerpo, cerrándome contra el sofá, ambos tumbados cara a cara.

–Si vas, sólo entrarás en pánico y conseguirás que lo que sea que esté pasando recaiga sobre ti. ¿Adelantas algo con eso?

San parecía completamente despierto, alerta y atento, con sus ojos cavando una cueva honda en mi ser. ¿Llevaría horas despierto, las suficientes para darse cuenta de cómo había estado admirándole?
Tragué saliva, soportando su mirada.

–Pero si me quedo aquí será peor –comencé a decirle de forma calmada, como si estuviera rogándole– Cuando Taek se enfurece tanto, necesita a alguien sobre el que descargar su furia inmediata antes de que se recargue demasiado y las consecuencias sean catastróficas. Está aquí la hija de Jiyu y mis compañeras, hay voces de hombres que no reconozco... ¡Va a irrumpir aquí de un momento a otro, y se va a sacar el cinturón, San, no entiendes lo que significa...!

El pelinegro cortó mis palabras al rodear mi cuerpo de un impulso y levantarse así del sofá, irguiéndose con expresión seria hacia la puerta, donde los golpes y el griterío seguían vigentes.
Le miré desde el sitio con la boca entreabierta y ojos suplicantes. Él se pasó una mano por su corto pelo y acto seguido la posicionó sobre el pomo de la puerta, dándome una rápida mirada.

–Como salgas de esta habitación –me advirtió con una dureza que jamás había empleado conmigo– Voy a enfadarme en serio.

Arqueé una ceja, mirándole escéptico, y me erguí para quedar sentado contra el respaldo del sofá sin quitarle ojo.
San frunció el ceño, mirándome de frente.

–¿Me vas a mirar así, a mí? –cuestionó, dejando caer la mano del pomo y acercándose– ¿Así como miras a toda esta gente?

Enfrenté sus ojos como si de verdad tuviera el valor del que alardeaba mientras San apoyaba sus manos en el reposabrazos y casi juntaba nuestras frentes. Él me encaraba desde arriba.

–Así le miro a todo el que me trata de esta manera en esta misma sala antes de agarrarme y ponerme boca abajo –le solté.

Cambié mi mirada a una de completo trauma. Era bastante fácil para mí poner ojitos suplicantes de Bambi, dignos de un niño asustado que ha sufrido cosas que no debería. Sabía que de esa manera iba a hacerle sentir culpable, puesto que San era todo dominancia e indiferencia hasta que se sentía parte de "los malos". Del problema. De lo que me daba miedo.

San aflojó toda la tensión acumulada y me miró con miedo real, no como el que mis ojos fingían.

–Yo no...

–Ya sé que tú no –le interrumpí– Márchate adonde quieras, ya me ha quedado claro.

Sabía que San no se había quedado agusto con la manera en la que habían quedado las cosas entre nosotros, pero cuando se escuchó el golpe de un cristal estallando en pedazos, suspiró de forma ruidosa y abrió la puerta.

–Todo va a estar bien –dijo con tono tranquilo.

Tras eso, salió de la sala y cerró de forma silenciosa.

El hecho de que fuese él el que saliera afuera en vez de yo no me tranquilizaba ni un mínimo. Es más, me provocaba un nerviosismo incontrolable. Y cuánta sería mi sorpresa si en ese momento hubiera sabido que no íbamos a volver a vernos en privado sin presiones hasta dentro de mucho tiempo.

A lo mejor le habría mirado más y mejor, a lo mejor mis palabras habrían sido otras y nuestras acciones distintas. Nunca lo sabré, pero el tiempo que pasé allí encerrado, esperándole, fue demoledor.
Podía sentir que cada segundo que pasaba me erosionaba la piel, con una ansiedad creciente que hacía que me perdiera en mis pensamientos. Y mi mente no era un lugar seguro desde hacía muchos años.

Hasta que de pronto los gritos se acallaron y entré en pánico, porque el silencio reinó de forma extrema.
Y cuando el silencio cruza la soledad, escuchas la risa del que no pudiste olvidar.













Hola, cuánto tiempo 💋
Capítulo flojito porque probablemente actualice el miércoles con dos capitulazos que os vais a quedar flipaos muak. SÍ, DOS. LARGOS. Perdonad mis desapariciones repentinas pero es que tengo las preinscripciones de las unis, he caído enferma un par de veces, mucha fiesta y muchos muchos problemas amorosos jejjj.

Karla is out. Nos leemos pasado mañana

IMPUROS - woosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora