Todo estaba en completo silencio.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando vi lo que tenía delante, y me abracé a mí mismo como si tuviera que protegerme de aquella visión.
Taek estaba sentado en un taburete frente a la barra de bar, con toda la calma del mundo, encorvado, luciendo un gran peso sobre sus hombros. En su mano derecha sostenía un cigarro cuyo humo surgía y desaparecía conforme tomaba altitud. La calma era tanta que me hizo sentir inquieto.Tenía miedo, mucho miedo, pero el jefe únicamente me miró sin pronunciar palabra. Me había preparado para un sinfín de gritos y amenazas, pero nada en toda mi experiencia en el prostíbulo me había preparado para que Taek arrastrase un taburete a su lado y me hiciera un gesto para que tomase asiento.
Tragué saliva, fijándome en la brecha que adornaba su frente, con sangre fresca naciendo de ella y recorriendo su cara.
No accedí a sentarme, me quedé de pie observándole fumar en un trance infinito.–¿Qué ha pasado? –me digné a preguntar, con la voz rota. Carraspeé– ¿Dónde están las chicas?
Taek solo nos dejaba fumar dentro cuando formaba parte de alguna actuación, por lo que me resultó raro que él mismo lo estuviera haciendo. Era muy estricto con sus normas. Verle fumar en ese momento fue como una declaración de que todo se estaba yendo a la mierda.
–En las salas, supongo.
Alguien golpeó con fuerza la pared del local desde fuera, donde el callejón. Me giré instintivamente hacia el ruido y volví a mirar a Taek.
–¿Quién está fuera?
–La mafia japonesa.
En cuanto dichas palabras salieron de su boca, sentí el impulso de ir corriendo a por el iPad para avisar a San, pero no era el mejor momento y el chico no daba señales de respuesta.
¿Habría logrado escapar del club, o acaso se estaba escondiendo? ¿Qué era lo que estaba haciendo y dónde?–¿Por qué? –pregunté, ansioso de tener todas las respuestas que seguramente nadie fuese a darme.
–Quieren a Choi San supongo...
–Pero él no está aquí –me apresuré a decir.
–Pero se le ha visto por aquí muy seguido, y cómo van a conformarse sólo con él... –suspiró ruidosamente– Si en el proceso pueden adueñarse de mi local, de mis armas, de mi dinero, de mi mercancía, de mis hombres y de vosotros.
Fruncí el ceño con preocupación, agobiado por los diversos golpes de fuera y el sonido de conversaciones amortiguadas.
–Cuando un hombre roza el poder, ya no hay límite para su ambición –sentenció.
Y Taek era el ejemplo perfecto de ello.
***
El fenómeno Baader-Meinhof sucede cuando una persona descubre algo y no deja de encontrárselo en todos lados. Como si tras saber de su existencia, le persiguiera de por vida.
Choi San no sabía por qué habían bautizado a ese fenómeno con el nombre de Baader-Meinhof, ya que podrían haberlo llamado amor.
Guardó el DVD en su bolsillo trasero, cuyo interior ya había visualizado, y se levantó con la lentitud digna del que está procesando todo menos su presente.
Se limpió el sudor de la frente.
Y miró a su alrededor.
Y le vio.Le vio adornando las paredes, con su rostro retratado. Vio su sangre surgiendo de las esquinas del techo y resbalando por las paredes. Comenzó a escuchar sus gritos, ensordecedores, taponando sus oídos. Y el sonido de los pasos que dejaban sus Dr Martens sobre el suelo, andando en círculos en aquel vacío despacho.
Sintió su desesperación, su descontrolada respiración, sus lágrimas y aliento, junto con las imágenes que acababa de ver y no podía borrar de su cabeza."Desde el primer momento que le conocí, a mí se me había encomendado protegerle. Protegerle de la calle, de los hombres, del exterior, de la vida. Ser su guardaespaldas. Qué irónico es que yo nunca quisiera eso, y que ahora quiera serlo todo.
Su guardaespaldas, su apoyo, su ayuda, su amigo, su alma. Su Baader-Meinhof.
Y su justicia."
Corto, pero os debía algo después de tantísimos meses de espera.
Me va a costar volver a reengancharme a esto del todo, pero lo estoy haciendo y yo nunca me iré. Aunque tenga pausas y entre en hiatus, no me iré.Sigo siendo yo, y mi escritura sigue basándose en destrozar y recomponer.
Hola de nuevo ;)
Karla 🌺
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IMPUROS - woosan
Fanfiction-¿Quién mierda eres? -Un chico cualquiera. ¿Y tú? -No te importa. -Mmm... -pensé, dando vueltas con la piruleta por mi lengua- No eres un tiburón, ni una serpiente, ni un felino, pero... si te busco, te escapas. Y si me encuentras, me atrapas. ¿Qué...