Días después
El sudor resbalaba por cada centímetro de mi ser. A pesar del frío que siempre hacía en la nave industrial, siempre que iba allí acababa bañado en sudor.
Mis movimientos no cesaron. Repetí unos cuantos golpes más contra el saco, tratando de exprimir hasta la última gota de energía de mi cuerpo. A veces acudía a aquel lugar (que nuestra banda se había apropiado) para descargar todo lo que llevaba dentro; era necesario para mí. Continué un poco más, sintiendo los ojos de Hongjoong sobre mí, evaluándome. Exhalé una bocanada de aire y paré, abrazando el saco para apoyarme sobre él y recuperarme.
–¿Te pasa algo últimamente? –preguntó Hongjoong, escaneándome con la mirada.
Le miré extrañado, separándome del saco y sacudiendo mis tensos brazos. El líder me observaba desde su pose de siempre, apoyado en la pared.
–¿Qué me va a pasar? –dije chistando al final, como si fuese una pregunta estúpida.
–Estás más débil. Aguantas menos y pegas más flojo.
Resoplé. Me ponía de los nervios que me dijeran ese tipo de cosas, porque me sentía retado. Era su manera de provocarme para sacar al Choi San más agresivo de mi interior, y siempre funcionaba.
–Lo que pasa es que te has reblandecido como una nena porque te gusta el chico ese ¿no? –dijo, entrecerrando los ojos y viéndome directo al alma– Que a mí no me engañas.
–¿El tinte te fundió las neuronas?
–Vamos San, que lo tuyo con los hombres no es ningún secreto. Ahuyentas a todas las chicas que se te acercan como si tuvieras fobia, no me jodas.
–¿Es eso de alguna relevancia para algo?
Hongjoong entreabrió la boca para hablar, pero volvió a cerrarla, quedando impactado por el hecho de que yo no hubiera negado rotundamente su acusación. Mingi, quien también estaba ahí pero más alejado, levantó la mirada del móvil hacia mí. Ambos parecían estupefactos. Yo suspiré y caminé hasta el lado de Hongjoong, agarrando una botella de agua del suelo.
–¿O sea que sí que te gustan los hombres? –cuestionó Mingi realmente sorprendido, después de haber pasado todas las horas que llevábamos entrenando en completo silencio.
Di un trago y puse los ojos en blanco al ver las expresiones en shock de ambos, como si fuese la gran cosa. Me tomé mi tiempo en responder. Movilicé los hombros hacia atrás, calentando las articulaciones, y me sequé el sudor de la frente con el dobladillo de la camiseta de tirantes.
–Sea cierto o no, una preferencia sexual no va a cambiar quién soy.
Y dicho eso, me senté junto a Hongjoong, respirando de forma audible por el agotamiento físico. Él soltó una carcajada.
–Lo sabía –miró a Mingi– Me debes diez pavos.
Mingi hizo un gesto de frustración, volviendo a enfocar su mirada en el móvil. Estaba alejado de nosotros, sentado casi al otro lado de la nave, como ya era costumbre desde la segunda confrontación cuando perdió la pelea contra Namoo. Le avergonzaba hasta mirarnos a la cara; era tan fiel a nosotros que se sentía en exceso culpable cuando perdía. Me hubiera gustado decirle que no tenía que preocuparse, pero no quería ni sacar el tema.
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IMPUROS - woosan
Fanfiction-¿Quién mierda eres? -Un chico cualquiera. ¿Y tú? -No te importa. -Mmm... -pensé, dando vueltas con la piruleta por mi lengua- No eres un tiburón, ni una serpiente, ni un felino, pero... si te busco, te escapas. Y si me encuentras, me atrapas. ¿Qué...