Se busca: Padres normales

15.7K 1.5K 110
                                    

(Por: Marissa)

Lindsay Woods es la abeja reina justo detrás de Chloe, de modo que conseguir una “audiencia” con ella resulta un poco complicado. 

Siempre tiene algún plan super importante, como tomar helados con sus amigas de la academia de danza árabe, o ir por un masaje. Incluso en el colegio, donde se supone que debemos esforzarnos por tener las mejores notas, ella está más interesada en besuquearse con su novio. 

Es tan incómodo hablar mientras la otra persona tiene su lengua enterrada en la garganta de alguien más que he desistido. Ni siquiera la tecnología parece funcionar, porque este es el quinto mensaje que queda en visto sin respuesta.

Solo una persona parece tan frustrada como yo: Darla.

—¡Una Biblia! Me tengo que leer la maldita Biblia.

—Mmm…la portada dice “La Sagrada Biblia” —la corrijo mientras analizo la copia que Regina le ha dado.

Darla me la quita y la guarda en su mochila, todavía resoplando como un rinoceronte de caricatura.

—Pudo haberme explicado las cosas importantes y me da un libro. ¡Está loca!

—Es importante para ella y tienes que respetarlo —señalo—. Es el objetivo del proyecto.

Ella suelta un gruñido.

—Odio cuando tienes razón. Ojalá pudiera ser Lindsay, ¡quiero una excusa para ir de compras!

—Pero no necesitas ir de compras —reclamo—. El reglamento dice que solo es necesario ajustarte al estilo del alumno que interpretas. Con usar los tacones de Jackie debería bastar.

Dudaba que mi hermana menor me dejara tomarlos, pero mamá seguro que me daría permiso cuando le dijera que era por un proyecto escolar.

Darla me toma repentinamente del brazo y me gira la cabeza en dirección al otro lado del patio de la escuela, donde Lindsay está, para variar, besándose con Bruno.

—Mírala —indica Darla—. Vestir tus aburridas camisetas con tacones no hará la diferencia. Ella está usando una chaqueta de mezclilla de diseñador.

—¡Pensé que era una casaca jean!

Darla me rueda los ojos como si fuera algo de conocimiento universal. En serio, ¿qué es lo que distingue ambas cosas? Alguien explíqueme.

—Y Lindsay no usa tus jeans de rebaja —insiste Darla—. Ella usa solo lo mejor. 

—¡Porque tiene mucho más dinero que yo! Además, se llama “ajustarte al estilo” no “compra un guardarropa nuevo”.

—Apostaré un helado a que se quejará de que no te vistes tan bien como ella. 

Y tomo la apuesta, ya que eso no está especificado en ninguna parte del reglamento. 

***

Tengo que perseguirla durante dos días más para que Lindsay finalmente acepte hablarme de su vida. Me invita a su casa el viernes después de clases y aunque tengo planeado estudiar Química, decido ir porque tal vez después no haya más oportunidades.

En el buen lado, puedo matar dos pájaros de un tiro (no literalmente, soy una amante de los animales): A Karla, la mejor amiga de Lindsay, le ha tocado ser yo y como ese día también estará en su casa, acordamos que le explicaré todo. 

Ya había armado un plan de cuatro días, que incluía un listado de tareas, mis promedios por clase, un cronograma de conocimiento con todos los aspectos básicos de mi vida e incluso un programa de simulacro y un test para evaluar los resultados de su aprendizaje, pero como solo tiene una tarde libre, me esfuerzo por conseguir una versión resumida.                                                                                                                                  

Acabo justo cuando Maximilian empieza a llorar escaleras abajo. Solo diré que apesta ser una estudiante estrella cuando tu hermanito no puede controlar el nivel con el que usa sus pulmones y cuerdas vocales.

Lo peor es que todavía tengo que bajar para que mamá firme la autorización para el proyecto.

Si tan solo pudiera encontrar mis tapones para oídos…

Después de unos minutos de búsqueda infructuosa, me doy por vencida y bajo con la autorización. La he escaneado para poder imprimir otra copia en caso de que a mi pequeño hermano se le ocurra que es un buen lugar para dejar su cena.

—Mamá —llamo para que no se asuste cuando aparezca en la cocina. Ella odia cuando Jacky, mi hermana menor, entra sin anunciarse—. Necesito que firmes algo.

—¿Por fin has conseguido una detención? —Pregunta Jacky con un brillo emocionado en los ojos.

Intento no resoplar exasperada. Sé que lo tuvo difícil con las expectativas que los maestros ponían en ella debido a mí, pero mis padres siempre supieron que éramos diferentes y nunca la han presionado. Sin embargo, sigue actuando como si el mundo la odiara por no ser como yo. 

—Es un proyecto escolar —aclaro.

Le doy a mamá el papel donde tiene que firmar. Ya he completado todos los otros datos porque rara vez tiene las manos desocupadas el tiempo suficiente para escribirlos. Explico sobre qué se trata el proyecto y ella sonríe, emocionada.

—Es increíble. ¿Cómo se les ocurren estas ideas raras a tus maestros? ¡Suena maravilloso!

Mamá firma el proyecto mientras le tararea una canción al pequeño Max.

Es tan frustrante no tener padres normales, que se preocupen por tus estudios o al menos lean el maldito documento. 

—¿No lo vas a leer? —Tengo que hacer el intento.

—Te conozco —murmura mamá—. No me harías firmar algo con lo que no estuvieras de acuerdo. 

—Es verdad —interviene Jacky con un puchero—. Ella siempre lee los míos.

¿Ven lo que les digo? Sencillamente imposible. 

No quiero decir que cambiaría a mi madre, pero no me molestaría si fuera un poco más como la de Darla. Ella revisa todas sus tareas, pone estrictos horarios de estudio que Darla irresponsablemente no cumple (aunque finge hacerlo al venir a mi casa) y tiene una lista de normas que reparte cada año. Yo guardo todas las copias de Darla; de esa forma cuando tenga hijos, tendré ideas para mi propia lista de reglas que será repartida cada seis meses (un año es demasiado tiempo).

A veces pienso que nos cambiaron al nacer o algo así, pero tal vez solo es que hemos crecido en oposición a nuestros padres. Yo compenso la falta de responsabilidad de los míos mientras Darla se rebela contra la sobre protección de los suyos. Que su hermana mayor haya quedado embarazada antes de cumplir los dieciocho la vuelve todavía peor; estoy segura de que Darla culpa de ello a sus padres que nunca la dejaban salir a fiestas. 

Y hablando de Darla…

Darla: ¿Quieres ir a ver una película más tarde? Hay una que se ve divertida a las nueve.

Marissa: Le preguntaré a mamá.

Tiene que estar bromeando. ¿Cómo diablos vamos a ver una película tan tarde si tenemos escuela mañana? Dudo que su madre apruebe eso, aunque la mía no parece tener problemas cuando se lo pregunto. ¡Incluso le pide a papá que nos lleve y vuelva a traernos a casa!

Le contesto a Darla y empiezo a hacer mi tarea de geografía a la velocidad de la luz. Todavía se entrega la próxima semana pero pensaba avanzarla hoy y de repente ya no tengo las tres horas que iba a dedicarle.

¡¡¿¿Por qué diablos no puedo tener padres normales??!!

Camina al INFIERNO en mis zapatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora