La tía Susan

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(Por: Chloe)


Los números de la tarea de álgebra empiezan a bailar frente a mis ojos en el momento que llego al último problema. Amo las matemáticas, pero hacer tareas es la cosa más aburrida del mundo. Es el mismo ejercicio una y otra vez, solo que con diferentes números. Las "x" empiezan a deslizarse en un vals y me doy cuenta de que la música no está en mi cabeza.

He escuchado este vals las veces suficientes como para saber que no debo acercarme al salón principal porque mamá y papá deben estar recreando su día como rey y reina del baile de graduación.

La necesidad de huir empieza a ahogarme. Dejo los cuadernos y me visto con la ropa que iba a usar mañana en la escuela.

Con los tacones en una mano, me escabullo por la escalera que da al jardín y alcanzo mi auto en tiempo récord. Quiero tener en mi cabeza esa imagen de película donde la chica huye a donde la lleve el viento, conduciendo sin idea de su destino, pero finalmente admito que sé a dónde ir. Necesito ese lugar.

Los guardias me dejan pasar sin problemas y la gente me saluda a mi paso. He crecido en este lugar y he pasado mis mejores momentos entre sus paredes.

Cuando entro a la oficina de mi madre me quedo extasiada. Ella cada vez pasa menos tiempo aquí, pero el ambiente sigue igual. Por todos lados hay maniquíes con joyas rescatadas de los lugares más extraños, pequeñas tiendas en ciudades perdidas. Los que ayudan a mi madre a cazar sus talentos dejan notas como: "La diseñadora tiene dieciocho gatos!!!" o direcciones tan extrañas del tipo: "La tercera tienda a la derecha pasando el buzón rojo a tres calles de la casa del primer presidente".

Al lado de cada diseño hay una mesa con una carpeta. Casi todas están vacías, pero hay algunas donde mi madre ha garabateado notas.

"Creo que podría hacer maravillas si cambiara de tela, le falta fluidez"

"Es revolucionario, maravilloso, tiene un concepto increíble. Llévalo con Degas para que mejore los materiales y las telas, pero que nadie toque su estilo, no necesita retoques, va a ser una brillante mariposa".

"Conversa con él sobre su pasión por la ropa. Es bonito y elegante, pero siento que le falta vida a sus creaciones".

Me sorprendo con varias, porque es justo lo que estoy pensando. Definitivamente tendré el trabajo de mis sueños en cuanto termine la escuela de moda.

Tomo un lápiz y paso las carpetas vacías:

Chloe: Los patrones de círculos no se ajustan al corte de la ropa que está haciendo. Que pruebe algo con diseños tribales o mixtos.

Sigo deambulando por las carpetas, intentando imaginar a la persona detrás de cada prenda. De vez en cuando, le echo un vistazo a la puerta, va a pasar de un momento a otro. Sé que la secretaria de mamá me vio entrar, así que ya debe haberle avisado.

Tengo que esperar diez minutos enteros, pero no me decepciona.

Susan ingresa sin tocar y con la cálida sonrisa que la caracteriza. Viste una falda rosa y una blusa blanca. Es muy difícil encontrar a Susan sin algo rosa, pero absolutamente siempre luce gloriosa en ello.

Me abraza con fuerza y me pierdo un rato en el olor de su perfume. Solo han sido tres semanas y nos mantenemos en contacto por whatsapp pero de todos modos la he extrañado. Susan siempre me ha aconsejado cuando mis padres están lejos y, aunque solo tiene treinta y cuatro años, se siente mil veces mejor que mi abuela. Ha sido mi apoyo desde que papá decidió aliarse con varias transnacionales, empezó a hacer viajes cada vez más frecuentes, y mamá se encerró en la casa a esperar sus llamadas junto al teléfono.

Camina al INFIERNO en mis zapatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora