Capítulo 6

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Mike esperaba a un lado de la cama, sentado en una silla, leyendo un libro, a que la joven volviera a despertar. Lena por su parte, observaba con la espalda recargada en la pared y los brazos cruzados sobre el pecho. En silencio y a unos cuantos pasos de la puerta.

Mientras la chica dormía, había vuelto a cambiarle el vendaje. Y esta vez, solo por precaución no la había dejado sola.

— Está despertando — informó con entusiasmo Mike al verla removerse en la cama.

El sedante no había sido demasiado potente, pero sí lo suficiente para que aún se sintiera un poco aturdida.

— Siéntate con cuidado — le dijo Mike que corrió para ayudarla.

Lena dio un paso adelante para tratar de tener el impulso de su hermano. No podía creer que fuera tan estúpido para exponerse de aquella manera. Estúpido e ingenuo. Pero la chica parecía menos amenazadora ahora. La vio llevarse una mano a la cabeza en señal de mareo, así que se relajó un poco, pero no dejo de fulminar a su hermano con la mirada.

— ¿Do-dónde estoy?

Era la primera vez que decía algo. Y al escuchar su voz, el corazón de Mike se estremeció.

— Las preguntas las hacemos nosotros — la detuvo Lena de forma brusca. Ganándose una mirada llena de desaprobación de su hermano — ¿Quién eres?

La chica no respondió. 

Entonces Mike se separó un poco, y con un tono mucho más dulce que el de su hermana, preguntó.

— ¿Cuál es tu nombre?

La chica lo miró directo a los ojos y, si su corazón se había estremecido al oír su voz, al ver sus ojos azules como el océano fue como recibir el impacto de un trueno. Se quedó sin aliento. Lena miro la reacción torpe de su hermano y supo que tenía que intervenir.

— ¿Recuerdas lo que pasó? — la pregunta de la mayor llamó la atención de los dos, rompiendo el momento — ¿Sabes cómo te hiciste esas heridas? — pero de nuevo no obtuvo respuesta alguna.

— Solo queremos ayudarte— agregó Mike tratando de ganarse un poco de simpatía. La chica lo miro diferente esta vez. Parecía como si de verdad quisiera creer en sus palabras, como si una pequeña parte dentro de ella, necesitara creer en él.

— Mi hermano te encontró en la basura — soltó Lena de pronto. Ante aquello, la joven bajó la mirada a sus manos y luego de algunos segundos, por fin habló.

— Debieron dejarme allí — susurró la joven con la mirada aun clavada en sus manos. Aunque los dos hermanos lo pudieron escuchar.

— ¿Quién te hizo eso? — Lena solo tenía preguntas en su cabeza. Preguntas que no parecían tener respuesta — ¿Eres prostituta?

— ¡Lena! — Mike la miró con molestia.

Pero su hermana mayor lo ignoró. Había perdido la paciencia. Se acercó a la cama para arrancar las respuestas que estaba buscando de una vez por todas.

— ¿Quién eres? ¿Cuál es tu nombre y de dónde vienes? ¡Quiero la verdad!

Plantada casi frente a ella, hablando con una voz autoritaria y mirándola fijamente, espero las respuestas. Los ojos azules de la joven la miraron y, tal vez por el hecho de que durante los últimos años había respondido a este tipo de actitud autoritaria termino cediendo.

— No sé quién soy. Pero, me llaman Kara. No sé de dónde vine. Nunca conocí la ubicación del lugar en el que estaba. Y no, no soy una prostituta, pero siempre le he pertenecido a él. Así que, si me encontraron en la basura, es porque me ha desechado y eso soy... basura.

— No digas eso— dijo Mike, pero de nuevo, su hermana ignoró sus comentarios.

— ¿Él? ¿A quién te refieres? — pregunto la mayor.

— Nunca he sabido realmente como se llama, pero... lo conocen como Lex.

Lena no pudo evitar reaccionar al escuchar el nombre. Y la chica noto miedo en sus ojos, así que supo de inmediato que por lo menos había escuchado hablar de él.

— Estamos en problemas — dijo la chica — Todos estamos en problemas.

°°°

— ¿Qué sucede? — preguntó Mike en cuanto cerró la puerta de la habitación donde descansaba Kara. Después de hablar con ella algunos minutos más, los dos hermanos salieron al pasillo — ¿Sabes quién es ese tal Lex?

— No puedo decírtelo. Pero... — Lena trato de seguir pensando en qué hacer — Iré a la oficina. Necesito investigar un poco.

— ¿Y qué hacemos con ella?

Lena miró hacia la puerta y suspiró.

— Por ahora, lo mejor es que nadie sepa que está aquí. Así que tendrás que cuidarla — una sonrisa apareció en los labios de su hermano — Pero trata de no encariñarte con ella— le advirtió — Esto no es un juego. Solo... cuídala. No puedo salir de la casa y no la dejes llamar a nadie.

— ¿A quién podría llamar?

— No lo sé. Pero no se lo permitas. Cerraré la casa y pondré las alarmas, estarán más seguros así. Si necesitas algo, me mandas un mensaje y lo traeré, pero no puedes salir. Si intenta escapar... me avisa de inmediato ¿Crees poder hacerte cargo por unas horas?

— ¡Por supuesto!

— Aunque... ella casi te dio una paliza la última vez. Tal vez no debería...

— Puedo hacerme cargo. Sé karate.

Lena no se veía convencida.

— Estaremos bien— le aseguro tratando de sonar tan seguro como se sentía — Cualquier cosa, te llamo. Confía en mí. No va a pasar nada.

Don't say GoodbyeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora