Capítulo 19

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Los días pasaron. Mike regresó de su viaje entusiasmado y no se enteró de lo que había sucedido entre Lena y Kara. Ninguna tenía la intención de decírselo. Aunque las razones eran diferentes para cada una.

Kara dejó de hablar con Lena durante tres días, luego, solo respondía a las preguntas triviales que le hacía. La rubia estaba molesta y eso era obvio. Solo hacía falta ver como miraba a la mayor de los hermanos para darse cuenta. Aunque Mike, o no lo veía o simplemente no le importaba.

Desde su regreso, no hacía otra cosa más que hablar de su futuro viaje, organizar algunas cosas y realizar varias llamadas al día. Eso le había dado a Kara el espacio suficiente para luchar con sus propios sentimientos. Que Mike no la hostigara era liberador, aunque él insistiera en permanecer juntos todo el tiempo. No lo había tocado ni besado demasiado desde su regreso, porque la chica sentía que, de alguna manera, se estaba traicionando a ella misma. Y lo mejor de todo, era que realmente a él no parecía importarle.

Lena por su parte, había tomado como rutina salir a correr todas las mañanas, saltándose el desayuno. Regresaba a casa pasado después del mediodía, empapada en sudor y directo a la ducha. Así, evitaba estar con Kara por lo menos la mitad del día. Luego, comía con ellos, pero hablaba más que nada con Mike y el resto de la tarde, se entretenía intentando arreglar los desperfectos que durante mucho tiempo se habían acumulado en su casa. Una ventana rota en la cocina, un lavamanos de las habitaciones tapado, alguna pared que necesitaba pintura, el mantenimiento del jardín, un foco que necesitaba ser cambiado en el sótano.

En fin, entre más reparaba más descubría los detalles que habían pasado desapercibidos durante meses.

Como si fuera una broma, como si los electrodomésticos hubieran estado esperando a que la ojiverde tuviera esos días de descanso para comenzar a fallar; Justo aquella mañana la cafetera dejó de funcionar.

Mike había dicho que simplemente tenían que comprar una nueva, pero Lena estaba empeñada en repararla. Así que luego de la comida, tomó la cafetera y fue al cobertizo para comenzar con el trabajo.

Kara desde la puerta de cristal del estudio de Mike, la miro atravesar el jardín y desaparecer detrás de la puerta de madera con la cafetera entre las manos sin tener mucha idea de lo que pretendía hacer. Luego, regresó su atención a Mike, que había estado hablando por teléfono, mientras revisaba algunas fotografías con tanta concentración que apenas si notaba la presencia de la joven.

Kara se aburría mucho en aquellas tardes. De hecho, desde que Mike había regresado de su viaje, no le gustaba mucho pasar el tiempo con él. Ella más bien, se había dedicado a leer todos los libros que se encontraba en la casa, aunque tenía que hacerlo junto con un diccionario, porque había varias palabras que nunca había utilizado y que no tenían ningún sentido para ella.

Finalmente, y llamada por la curiosidad, se escurrió en silencio y fue a descubrir, qué era lo que Lena hacía.

Entró al cobertizo tratando de hacer el menor ruido posible, pero la puerta de madera, rechino. La chica pensó que su entrada había sido arruinada; una parte de ella, la parte más juguetona, quería darle un susto a Lena, en venganza por haberla hecho enojar días atrás; pero la ojiverde estaba tan concentrado en los cables de la cafetera, que no lo noto.

Caminó hasta ella con sigilo, lista para saltar sobre su espalda y sorprenderla, pero al final la sorprendida fue la propia rubia.

Lena conectó los últimos cables que, según ella, eran la razón de que la cafetera ya no fuera capaz de funcionar. Dejó la máquina a medio abrir y conectó el enchufe a la corriente eléctrica para ver si en efecto era eso o si acaso había algo más. Pero al hacerlo, los cables se sobrecalentaron y comenzaron a salir chispas por todos lados, obligándola a retroceder de un salto para evitar ser alcanzada por la explosión.

Don't say GoodbyeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora