El resto de la tarde fue silencioso.
Lena se quedó en su estudio, escuchando música a un volumen lo suficientemente alto como para aislarla de los sonidos externos. Pero dejó la puerta abierta y se sentó en el escritorio, de frente a ella. Solo para asegurarse de que en caso de que Kara apareciera, no la tomara por sorpresa.
Pasaron los minutos y se quedó allí, luchando con sus propios pensamientos.
No fue a buscar a Kara luego de que Maggie se marchara porque no sabía qué decirle. No después de que las ideas que su amiga había sembrado en su mente comenzaron a florecer sin poder evitarlo.
Les dio una y mil vueltas. Miro todos los ángulos de cada una de las posibilidades. Y en cada una de ellas llegaba a la misma conclusión. Maggie debía de estar equivocada. Estaba viendo cosas donde no existía nada. Y era imposible que con solo unas horas que había pasado con ellas, que había pasado con Kara, supiera con tanta seguridad lo que supuestamente sentían ambas.
Simplemente no podía ser.
Y, sin embargo, luego de llegar a esa conclusión, había algo que la molestaba. Algo que no le dejaba avanzar y la obligaba a caer de regreso en la pregunta ¿será posible?
Y de ser ¿qué significaba?
Claro, la propia Maggie lo había dicho aun sin conocer a Kara. La chica venía de un cautiverio de años. De haber sido utilizada como nada más que un objeto sexual, y ser víctima de violencia y abuso. Así que era fácil pensar que Kara se aferrara a cualquier persona que la tratara mínimamente bien.
Pasaron dos horas, y lo único que ganó fue un fuerte dolor de cabeza y ninguna certeza.
Finalmente se dio por vencida. Fue a la cocina, se preparó un poco de té e iba a regresar a su despacho cuando miró hacia la puerta entreabierta del estudio de Mike. Sintió que algo la llamaba, así que sus pies la llevaron a tomar esa dirección.
Entró, pero no encendió las luces aun cuando ya era de noche, ignoró todos los objetos de su hermano, todas sus fotos y sus cámaras. No era realmente eso lo que le interesaba. Se paró detrás de las puertas corredizas de cristal que daban a la terraza observando desde la distancia su objeto de interés.
Mike no estaba en casa. No podría saber de ninguna manera que lo había utilizado. No estaba allí para impedírselo.
No entendía porque aún lo conservaba. Si le causaba tanto dolor, si no podía lidiar con los recuerdos, era mejor que se deshiciera de él, aun cuando el telescopio ni siquiera le pertenecía. Había tenido un par de peleas con su hermano justo por ello. El telescopio era de Lena, ella misma le había enseñado a su hermano a usarlo hacía muchos años. Y ahora no podía tocarlo. No era justo.
Pero ahora Mike no estaba y ella podía usarlo. Así que, sin esperar más, abrió la puerta, salió y fue directo a quitarle la lona que lo estaba cubriendo. Comenzó a ajustar el trípode, temerosa de que el tiempo, el clima y la falta de uso, hubiera dañado alguna de las partes. Pero, se sorprendió cuando el aparato no opuso la menor de las resistencias. Ajustó un poco las lentes y no se molestó en fijar ningún objetivo en particular. Sonrió con ilusión cuando se inclinó por la mirilla para ver el cielo estrellado.
La emoción que creció en su pecho, fue tan grande y se sintió como la primera vez que lo había usado cuando tan solo era una niña de diez años interesado en la astronomía.
Lena tenía un libro con coordenadas y mapas estelares. Libro que le había dado a Mike cuando lo enseño a usar el telescopio y que luego Mike usará para enseñarle a Imra.
No sabía qué fin había tenido, pero no lo necesitaba. Ella se sabía todo de memoria. Así que permaneció un rato, apuntando a varias direcciones del inmenso cielo para observar el cosmos.
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Don't say Goodbye
FanfictionEn este universo, Lena y Mike son hermanos. Y se encuentran con Kara en las más turbias y raras de las situaciones. Mike, queda fascinado con la joven rubia desde el primer segundo, pero Lena... Lena sabe que involucrarse con ella no les traerá más...