Capítulo 4

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Las heridas de la mujer desconocida no eran graves.

Ni siquiera el impacto de bala que tenía en el costado derecho y, que realmente solo había sido un rose. Solo faltaron unas cuantas puntadas para que dejara de sangrar. Lena supo que se trataba de un impacto de bala porque había visto muchas en su trabajo. Y eso solo había aumentado su nerviosismo, porque eso significaba que, en efecto, lo primero que debía de haber hecho su hermano era llamar a la policía.

La llevaron a la habitación de Mike para que Lena pudiera trabajar en un lugar un poco más adecuado. Y mientras la mayor limpiaba y curaba adecuadamente las heridas de la joven, se sorprendió de que Mike tuviera todo lo que le pedía a la mano.

¿De dónde había sacado todo ese material? Era otra de las cuestiones que brincaron en la mente de Lena. Como si las veinte mil preguntas sobre aquella mujer no fueran suficientes para incrementar el dolor de cabeza que tenía.

— Ahora sí. Necesito que me lo expliques todo.

Los dos hermanos estaban de regreso en la cocina. Había dejado a la chica durmiendo en el cuarto de Mike, mientras ellos tomaban un poco de té. Eran las cinco de la mañana. No faltaba demasiado para el amanecer. No habían dormido nada esa noche y la casa era un desastre. Había gasas llenas de sangre en la sala. Sobre el piso de la cocina, un rastro de gotas rojas marcaba el camino de Mike con la joven en brazos. Lena se había lavado las manos, pero su ropa estaba sucia, tal vez habría sido mejor tomar un baño y cambiarse, pero primero tenía que descubrir que tan malo era lo que estaban haciendo.

— Ya te lo dije — respondió Mike entregándole una taza con líquido caliente — Estaba en la basura.

Lena, tomó asiento en un banco y recargó los codos sobre la barra de la cocina, para masajear sus sienes en un intento de aminorar el dolor, pero parecía que de nada estaba sirviendo. Levantó la mirada y tomó la taza.

— Mike...

— Ok, ok. Quieres una explicación larga. Ya lo sé — Mike suspiro y comenzó con el relato de todo su día, hasta terminar con la joven recostada en el sofá.

— Debiste llamar a la policía de inmediato — fue la conclusión de Lena después de escucharlo.

— Tú eres la policía— agregó Mike con molestia.

— Tampoco me llamaste a mí.

Los dos guardaron silencio. Hasta que Mike hizo la pregunta.

— ¿Qué hacemos?

Ya estaba. Ahora era un hecho que Lena también estaba metida hasta el fondo en aquel embrollo. Lo había sabido desde el momento en que entró a su casa y vio la escena. Pero hasta ahora, había tratado de ignorar el hecho de que no estaba haciendo las cosas como se suponía que debía de hacerlas un agente del FBI.

Ahora el problema también era suyo.

— Llamar a la policía.

— No, Le...

— ¡Es lo mejor! — grito Lena poniéndose de pie — ¡No sabemos quién es esa chica! ¡De donde salió! ¡No tenemos idea de quién le hizo esto! Y sobre todo... no sabemos si quien lo hizo, vendrá a terminar lo que empezó.

Mike parecía estar pensando en las palabras de su hermana. Camino por la cocina con los brazos cruzados sobre el pecho, y luego se detuvo frente a ella.

— Cuando despierte, se lo preguntamos.

Lena rodó los ojos.

— Solo te estoy pidiendo que esperes hasta que recobre la conciencia, Lee. Esperar algunas horas más para llamar a la policía, no harán gran diferencia. Ella tiene...

Lena sabía que eso no era cierto. Con cada minuto que esperaban, se incriminaban más. Su hermano siguió hablando, pero ella no prestó atención. Su cerebro estaba muy ocupado tratando de pensar en un plan lo suficientemente realista y bueno para salir bien librados de esto.

— Solo quiero cuidarla.

— ¡No se trata de una mascota, Mike! ¡Es una chica que necesita más ayuda de la que le puedes ofrecer! ¡No puedes pensar que se quedará contigo! ¡¿Qué diablos te pasa?!

— Ya sé que no es una mascota. Pero...

— ¡¿Pero qué?! — grito Lena levantando las manos — ¡¿No te das cuenta del lío en el que nos has metido?! ¡El riesgo al que nos expones!

— ¡No te cuesta nada esperar, Lena! ¡Solo te estoy pidiendo algunas horas!

— ¡¿Para qué?! ¡¿Qué crees que nos dirá cuando despierte?! — Mike no respondió.

Era hora de ponerle fin a esta locura y Lena lo sabía. Así que caminó hasta el teléfono de la cocina, decidida a marcar el número de emergencias. No sabía muy bien lo que iba a decirles, ni las explicaciones que tendría que dar, pero ya lo resolvería sobre la marcha. Comenzó a teclear, cuando Mike volvió a hablar.

— Si se tratara de Imra... — susurro Mike lo suficientemente fuerte para que Lena escuchara.

"Así que se trataba de eso" Pensó la mayor.

Todo era por Imra.

Un pequeño pero doloroso sentimiento de culpa se alojó en su corazón. Suficiente para colgar la llamada y suspirar al verse derrotada.

— Me gustaría pensar... — siguió hablando Mike al ver que Lena había desistido de llamar a la policía — Que, de haber estado en la misma situación, alguien decidió arriesgarse y ayudarla. Sin importar lo peligrosos que pudiera parecer.

Lena volvió a colocar el teléfono en su lugar.

— Me voy a dormir — dijo pasando a un lado de Mike sin mirarlo — Necesito descansar — camino un par de pasos y luego se detuvo, pero siguió dándole la espalda a su hermano — Si despierta antes que yo... me llamas.

Mike se sintió alegre por la victoria, pero culpable por haberla obtenido de esa forma. Sabía que Lena cargaba con la culpa de no haber podido encontrar a Imra después de su desaparición y, que para ella también era un tema delicado. La había visto utilizar todos sus recursos, todas sus horas de sueño, todos los favores que le debían buscando a Imra.

Y al final, nada había podido hacer. No le gustaba tener que tocar esa fibra para obtener algo de su hermana, nunca lo había hecho. Pero en esta ocasión, su corazón le decía que era lo correcto.

Con un amargo sabor en la boca también se fue a dormir. Esperando que al abrir los ojos no se arrepintiera de la decisión que había tomado por los tres.

Don't say GoodbyeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora