Capítulo 5

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Cuando despertó, de lo primero que se dio cuenta fue del dolor en todo el cuerpo. 

Eso incluía su cabeza, en donde el palpitar lento de su corazón no dejaba de provocar un doloroso eco. Se llevó una mano a la cabeza por reflejo, pues sabía perfectamente que aquel acto no evitaría que continuará el malestar.

Abrir los ojos parecía una acción imposible. Sentía los párpados pesados y, muy adolorido el ojo izquierdo. La intensa luz tampoco ayudaba. Era demasiada luz. De primera instancia no le tomó importancia, aunque nunca en su vida se había despertado en un lugar tan iluminado.

No, lo que puso sus sentidos en alerta no fue la luz, o los sonidos que entraban a través la ventana. Ni siquiera, el vendaje que sentía sobre su abdomen.

Lo que alertó sus sentidos y la obligó a abrir los ojos de un doloroso golpe, fue algo tan insignificante como sentir las sábanas de seda sobre su piel, y el olor agradable del suavizante de telas con que las habían lavado.

Bajo ninguna circunstancia, la presencia de aquel conjunto de pequeños detalles podría existir en su universo. Y por eso, sabía que no estaba donde se suponía que debía de estar.

Enfocar la visión le tomó un par de segundos y lo primero que vio, fue un techo desconocido. Giro el rostro un poco para ver su entorno. Pero la habitación en la que estaba no sé parecía en nada a lo que ella había visto en su vida. Eso fue suficiente para que, sin importar el dolor, saltara de la cama como un resorte, y se acuclilló a un costado de la cama, tratando de esconderse de quien quiera que la estuviera vigilando.

El lugar era enorme, al igual que las ventanas a su derecha. No había muchas cosas en la habitación, pero no parecía que eso fuera problema. Parecía intencionado. Tres puertas rodeaban el silencioso y solitario lugar. 

"Una de ellas debía ser la salida" pensó Kara "Pero, ¿cuál?"

No sabía dónde estaba. No sabía cómo había llegado allí, ni lo que encontraría afuera. Pero, lo que sí sabía era que debía escapar antes de que James decidiera acabar con ella definitivamente. Algo lo había detenido la noche anterior, pero no iba a quedarse para averiguarlo.

No importaba que le doliera cada músculo del cuerpo. No importaba que tuviera una herida en el costado que comenzaba a sangrar. Lo único que importaba era que seguía viva y no iba a desaprovecharlo.

Se enderezó camino hacia la segunda puerta frente a ella y justo cuando iba a abrirla para dar su primer paso a la libertad, se abrió.

— ¡Ey! ¡Hola! — la saludo con una radiante sonrisa, un castaño de ojos azules, cabello despeinado y barba sobre la cara, que jamás había visto. Sorprendida, dio un par de pasos atrás — ¡Por fin despertaste!

Su instinto de supervivencia la impulsó a lanzarse sobre el sujeto. Golpear primero, averiguar después. Se fue sobre él, con el hombro por delante para impactar el pecho y poder derribarlo mientras ella salía corriendo.

Desprevenido, él recibió el impacto y se fue al suelo con un grito medio ahogado. En solo dos segundos, ella ya estaba en el corredor, y los siguientes dos segundos los utilizó para decidir hacia dónde ir. "Izquierda" eligió al azar y siguió su instinto. Se topó con unas escaleras.

— ¡Espera! — grito el hombre detrás de ella.

No lo pensó más y, bajó corriendo para alcanzar la puerta e intentar abrirla sin éxito.

— ¡Espera! ¡No quiero hacerte daño! — trato de convencerla desde la segunda planta.

Angustiada por no poder salir, la chica corrió hacia la sala, luego atravesó el comedor y empujo la puerta que seguía para adentrarse en la cocina. Con el pulso acelerado y su dolor de cabeza en aumento, sin contar la sangre que escurría por su costado y que ya había empapado la venda sobre su abdomen, busco entre los utensilios de cocina algo con lo que defenderse.

Tomó el cuchillo más grande que encontró y se giró para enfrentarse a su captor.

— ¡Wow! — Mike levantó las manos para enseñar las palmas vacías — Tranquila, no quiero hacerte daño. Solo... — dio un paso para acercarse, pero ella estaba tan a la defensiva, que fue suficiente para que le lanzara una taza del fregadero directo a la cabeza.

Gracias a su agilidad, Mike pudo evitar la taza, pero fueron suficientes dos segundos de distracción para tener a la chica acorralándolo contra la pared y poniéndole el cuchillo en la garganta.

—Yo... — Mike se quedó mudo al sentir como se cortaba la piel.

La chica no quería matarlo. Así que lo empujó a un lado para salir de nuevo a la sala. Mike se golpeó con el fregadero y aturdido se desplomó en el suelo.

Kara se giró para largarse, pero al hacerlo se topó con el pecho de una mujer que a pesar de ser un poco más bajita que ella, logro desarmarla con maestría y sin mucho esfuerzo; la sujetó de ambas muñecas con solo una mano y con la otra, le inyectó un líquido en el brazo en solo un parpadeo. La joven no tuvo tiempo ni de quejarse, cuando las fuerzas comenzaron a faltar en su cuerpo y todo se volvió oscuridad.

Una vez que estuvo inconsciente, Lena la dejo sobre el suelo con delicadeza y aparto unos mechones de su cara para ver el hermoso rostro de la joven inconsciente.

— Lo tenía todo controlado — dijo Mike poniéndose de pie y sujetando su codo derecho.

— Claro — dijo la mayor mirándolo con molestia acuclillada a un lado de la chica — Te dije que si despertaba me avisaras.

— No me dio tiempo — tarto de disculparse, Mike sonriendo.

— ¿Estas bien? — preguntó Lena.

Mike se pasó los dedos por la herida en el cuello que había sangrado solo un poco.

— Sí. No es nada — respondió restándole importancia — ¿Qué le inyectaste?

— Un sedante. Despertará en una hora más o menos. Y esta vez voy a estar allí cuando lo haga,  para hablar con ella.

Don't say GoodbyeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora