Capítulo 14

385 37 2
                                    

Kara bajo las escaleras aun somnolienta. Frotándose el ojo izquierdo con el dorso de la mano. Hubiera podido seguir dormida. Después de todo, ya era de noche y la luz que entraba por la ventana se había terminado hacía rato, dejando la habitación inmersa en la oscuridad. Su necesidad de descanso había aumentado en los últimos días, pero no estaba muy segura de por qué. Lo único que sabía, era que pensar en abandonar la comodidad de la cama se le hacía más bien una tarea demasiado agotadora y desagradable. Sin embargo, el hambre la obligaba a salir en busca de comida.

Llamó su atención que había música suave inundando la planta baja. Una melodía dulce, y tranquila, sin voces, solo instrumentos. Nunca había escuchado algo así, pero al instante le gusto. Terminó de bajar todos los escalones y miró rápidamente el estudio de Mike, esperando encontrarlo allí, pero no había nadie. Así que fue hacia la sala, de dónde provenía la música.

La chimenea artificial estaba encendida, y la calefacción de la casa colocada en el nivel justo para que realmente pareciera que eran las llamas detrás de aquella especie de pantalla incrustada en la pared, las que desprendían calor. Era la primera vez que Kara veía la función de aquel aparato, pues Mike jamás lo había usado durante el tiempo que ella llevaba viviendo con ellos.

Entonces la vio.

Lena, estaba parada frente a la chimenea, dándole la espalda a Kara, con la mirada clavada en las llamas danzarinas. Parecía que la pantalla también tenía sonido, porque de vez en cuando, se escuchaba el chasquido de la madera quemándose. No estaba muy convencida de si debía hablarle. Parecía hipnotizada con aquella flama artificial, y tampoco había cruzado muchas palabras con ella desde hacía varios días. No la había visto por lo menos dos noches. Y entonces hablar con Lena le seguía pareciendo un poco extraño, aunque se sorprendió a sí misma cuando las palabras salieron de su boca sin poder detenerlas.

— Así que para eso sirve esa televisión — dijo, asustando sin querer a la concentrada mujer que se giró para mirarla, con más sorpresa de la que le hubiera gustado mostrar.

— Despertaste — dijo, mientras le sonreía ligeramente de lado. Usaba sus característicos pantalones negros y su camisa blanca, pero esta vez sin el saco. A veces, cuando Kara se detenía más de lo normal para mirarla, la pregunta de si incluso usaba esa ropa para dormir, saltaba en su mente. Pero ella trataba de alejarla de inmediato.

— Me preguntaba porque una televisión estaba al ras del suelo — comentó la chica entrando completamente en la habitación. Llevaba puesto el pijama y sus pies estaban descalzos. No se preocupaba mucho en utilizar zapatos dentro de la casa, y Mike nunca se lo había exigido.

Lena volvió a girarse mirando a la chimenea y luego de nuevo hacia ella.

— A Mike lo ponía un poco nervioso la idea de una chimenea real. Así que nos decidimos por una artificial — explicó.

Kara solo asintió sin saber qué más decir. Luego, las dos se quedaron en medio de un extraño e incómodo silencio.

— ¿Dónde está Mike? — preguntó para deshacerse de ese extraño sentimiento en la base de su estómago. No estaba segura de lo que era, pero aparecía de pronto cada vez que su mirada se cruzaba con la de Lena.

— Tuvo que salir. Dijo que no tardaría mucho y que traería la cena.

— Oh... bueno — la chica hizo el ademán de regresar por donde había venido, pero se volvió preguntando con sospecha — ¿Qué haces tú aquí?

Lena no pudo evitar sonreír ante la pregunta.

— Aquí vivo — respondió ladeando la cabeza divertida.

— No me refiero a eso. Nunca estás aquí tan temprano ¿me estás vigilando?

— ¿Qué? — ese comentario la sorprendió.

Don't say GoodbyeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora