Lena manejaba a toda velocidad mientras insistía marcando al teléfono de su hermano sin recibir respuesta.
Los nervios y las dudas la tenían tan distraída que apenas si prestaba atención en las calles por las que conducía a toda velocidad. Pasaba de las diez de la noche y el sendero que la llevaba a la casa que compartía con su hermano, no era muy habitado, así que por lo menos no tenía que preocuparse por encontrarse con algún niño jugando.
— ¡Maldita sea! — golpeó fuertemente el volante con la mano derecha, después de que el teléfono de Mike sonara cinco veces para terminar dirigiéndola al buzón — ¡¿Por qué diablos no contestas?! — gritó mientras aceleraba a fondo.
Había muchas preguntas en su mente, pero la principal era, ¿qué demonios había hecho, Mike?
Solo tardó diez minutos en llegar desde la estación de policía a la casa en la colina. Una nueva marca para su historial, pues el lugar estaba a por lo menos 30 minutos de distancia. No se molestó ni si quiera en estacionar bien el auto. Simplemente, frenó en la entra, bajó sin cerrar la puerta y entró en la enorme casa, gritando el nombre de su hermano.
— ¡¿Mike?! ¡¿Mike dónde estás?!
Lo buscó en la sala, en el despacho, incluso en la cocina sin encontrar rastro alguno. Luego, subió a la segunda planta y corrió al cuarto de Mike, pero tampoco estaba allí. Desesperada y a punto de perder la cordura, salió al pasillo intentando ordenar sus ideas. Pasó una de sus manos sobre su cabello como solía hacerlo siempre que estaba nerviosa, y fue cuando se dio cuenta de que había luz en la habitación contigua.
— ¿Mike? — entró sin llamar y por fin lo encontró.
Mike estaba sentado en el piso, a los pies de la cama. Con una botella de whisky a medio beber en las manos, y los ojos rojos llenos de lágrimas. La habitación estaba hecha trisas. Parecía como si un tornado hubiera atravesado las paredes dando un par vueltas en el lugar.
— ¿Qué sucedió aquí? — preguntó la mujer sin recibir respuesta — ¿Dónde está Kara?
Al escuchar el nombre, Mike pareció reaccionar y darse cuenta de su presencia. Miró a su alrededor y luego, soltando un sollozo, bebió un gran trago de la botella.
— Soy un imbécil — dijo él derramando más lágrimas.
— ¿Qué? — preguntó Lena, dando un par de pasos para acercarse.
— Lo único que quería era recuperarla — sollozó el rubio — Pensé que... creí que podría recuperarla, pero... fui un imbécil — Mike volvió a llorar — Él dijo que la tenía. Dijo... dijo que si yo... que si... ¡Oh Dios! ¿Cómo pude hacerlo?
Lena no estaba entendiendo.
Su hermano se veía tan miserable y destrozado que no podía ligar las frases que decía. Hasta que de pronto, una idea apareció en su mente como una cerilla encendiendo en la oscuridad.
— ¡¿Quién?! — Lena se acercó a su hermano y lo tomó por la los hombros, obligándolo a ponerse de pie — ¡¿Con quién hablaste anoche, Mike?!
— Soy una basura. No merezco vivir.
— ¡¿Quién?!— volvió a insistir ella sacudiéndolo para que se concentrara. Estaba a nada de perder la paciencia — ¡¿Qué fue lo que hiciste?!
Los ojos de Mike se encontraron con los de ella por un momento, recobrando un poco de lucidez.
— ¡Lena! ¡Tienes que encontrarla! — Suplicó sujetando los brazos de la detective con desesperación — ¡Tienes que ayudarme a recuperarla!
— ¡Habla de una maldita vez! — exigió la ojiverde.
— Se la entregue... Dijo que... dijo que, si se la entregaba, ellos me regresarían a Imra.
— ¿Qué? — Lena aflojó el agarre de Mike, incapaz de creer que su hermano hubiera hecho algo tan estúpido.
— Yo... yo la cambie por Imra.
La rabia se apodero de Lena y dejándose llevar por puro impulso, le tiró un fuerte puñetazo en la cara. Mike cayó al suelo y sin darle tiempo a reaccionar o defenderse, Lena se fue sobre él para seguir golpeándolo. Un puñetazo tras otro, todos en la cara.
— ¡Maldito imbécil! — gritó, sintiendo como las lágrimas le quemaban los ojos — ¡¿Cómo pudiste hacerle eso?!
Fueron cinco golpes directos a la mejilla los que Lena pudo darle a su imbécil hermano, antes de detenerse agitada. Solo para sujetarlo por el cuello y lanzarlo a la cama.
— ¡Ahora mismo me dirás todo lo que pasó!
— ¡Mátame! Lo merezco — gritó Mike revolcándose sobre la cama, llenando todo con la sangre que brotaba de su nariz y boca.
— ¡Matarte no hará que ella vuelva! ¿Cómo...? ¿cómo pudiste ser tan imbécil?
— Creí que podría recuperar a Imra. Yo...
— ¡Kara confiaba en ti! — gritó Lena llena de furia con un nudo en la garganta, el corazón golpeando fuerte en su pecho y el alma rota — Y tú... la traicionaste.
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Don't say Goodbye
FanfictionEn este universo, Lena y Mike son hermanos. Y se encuentran con Kara en las más turbias y raras de las situaciones. Mike, queda fascinado con la joven rubia desde el primer segundo, pero Lena... Lena sabe que involucrarse con ella no les traerá más...