Capítulo 10

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— ¡¿Entonces se queda?! — Mike estaba tan encantado con la idea que prácticamente salto de la silla que estaba ocupando en la cocina.

Lena bebió con cuidado de su taza de café, sin mostrar emoción alguna.

Luego de hablar con la joven, la dejó sola un tiempo para que pensara en su oferta. Al salir de la habitación, se topó con mike y antes de que se abalanzara para entrar a ver a Kara, le pidió que la acompañará a desayunar y así explicarle lo que podría pasar. Kara le había suplicado que no le contara sobre su pasado a Mike tal vez por vergüenza. Cosa que le sorprendió pues con ella no había tenido problemas en revelar su origen.

De todas maneras, no planeaba hacerlo para no ponerlo en más peligro, aun cuando Kara no se lo hubiera pedido.

— Eso dependerá de ella. Aun lo está pensando — dejo la tasa sobre la mesa, miro el reloj en su muñeca confirmando que ya era tarde y debía de regresar a la oficina — Debo irme — anuncio colocándose el saco — Si necesitan cualquier cosa, solo avísame. Tratare de regresar por la noche. Las órdenes siguen siendo las mismas. No pueden salir. Ninguno de los dos.

— Pero...

— No, Mike. No sales. Por lo menos en un par de días más.

— Tengo que entregar una revisión — se quejó el menor.

— Y yo tengo que mantenerlos seguros, así que no compliques más mi trabajo.

Mike no dijo nada. Pero Lena se dio cuenta de inmediato que estaba pensando en un plan.

— Dije que no — le amenazo de nuevo, dándole un ligero golpe en la frente con la punta de su dedo índice. El menor se quejó por el contacto aun cuando apenas se trató de un golpecito.

— Está bien. Creo que puedo enviarlo por correo.

— Bien.

Mike acompaño a su hermana a la salida, se quedó en la puerta para verla subir al auto y marcharse a toda velocidad por la calle. Luego dejo escapar un suspiro, miro hacia el techo, cerró la puerta y subió corriendo las escaleras para tocar suavemente a la puerta de Kara.

Esta vez, ella lo dejo entrar, gritando desde el interior.

— Hola — saludo Mike con una radiante sonrisa.

— Hola — respondió la rubia con el mismo entusiasmo que demostraba el chico.

— Lena dice que estás pensando en quedarte.

— Eso creo... — respondió bajito, agachando la mirada mientras sus nerviosas manos no dejaban de juguetear con los cordones de la sudadera nueva que se había puesto.

— A mí me gustaría que te quedaras.

Kara levantó la mirada de inmediato sorprendida. No entendía porque este chico al que llevaba solo unos días de conocer parecía querer ayudarla tan fervientemente. No tenía razones para hacerlo y, sin embargo, desde que había despertado la primera vez, se había presentado frente a ella con confianza y amabilidad.

— ¿Por qué? — pregunto ella. Su lado desconfiado le gritaba que era una trampa. Que podía ser muy probable que estuviera esperando algo de ella. Solo tenía que bajar la guardia y... sabía cómo era. Sabía muy bien que los seres humanos podían ocultar sus oscuras intenciones debajo de la más brillante sonrisa. Y sabía que no debía confiar tan fácilmente. Luego de todo lo que había vivido, no podía darse el lujo de cometer algún error.

Por lo menos con Lena, las cosas habían quedado claras desde el principio. Por alguna razón, sabía que todo lo que le decía era verdad y que sus intenciones no ocultaban nada. Pues sus sentimientos eran claros. No confiaba en ella y siempre estaba a la defensiva. La mayor de los hermanos era transparente y aun que no podía decir que le agradaba, por lo menos admiraba su sinceridad.

Don't say GoodbyeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora