Capítulo 3

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Cuando Lena llegó a casa esa noche después de una semana tan larga, lo único que quería hacer era llegar a su cama y tirarse a dormir. No esperaba que siendo casi las tres de la mañana las luces de la casa siguieran encendidas. Pero, no quiso darle mucha importancia.

Sabía el día que era. Sabía lo complicado que era para su hermano tener que vivir aquellas veinticuatro horas todos los años. Para ella también era un día triste en el que el recuerdo doloroso que cargaban dolía más. Solo esperaba que esta vez, la cocina hubiera sobrevivido a la crisis. Así que bajó del auto y entró a la casa arrastrando los pies.

Nada la habría preparado para lo que encontró.

Al ver a Mike, con las manos llenas de sangre, sobre una chica inconsciente, recostada en uno de los sillones, creyó estar dentro de una pesadilla. Por la impresión, dejó caer el saco que llevaba en una mano al piso. Abrió y cerró los ojos un par de veces en un intento fallido de "despertar" pero el cuadro no cambió en lo absoluto.

- ¡Lena! - grito Mike corriendo hacia ella - ¡Necesito ayuda!

Lena miró a su hermano con la boca abierta y luego miró de nuevo a la chica que parecía estar muerta.

- Lena... - Mike volvió a llamarla parado a un lado de ella, mientras sujetaba un par de gasas.

- ¿Qué hiciste? - preguntó Lena temiendo lo peor.

- No estoy seguro. Limpie las heridas. Pero tiene una muy grande en el costado que no... No sé cómo tratar.

- ¿Qué? - Lena no entendió las palabras de su hermano. Su cerebro parecía procesar todo en cámara lenta, de hecho, ella sentía que todo, incluido su propio cuerpo, se movía en cámara lenta.

- Necesito ayuda.

Cuando Mike la tomó por el brazo, todo se reactivó de inmediato.

- ¡¿Qué demonios le hiciste?!- gritó a su hermano pequeño corriendo a un lado del sofá - ¡¿De dónde salió esta chica?!

Mike se sorprendió por la reacción de Lena, y se quedó mudo ante sus preguntas.

- ¡Mike! ¡Habla!

- Nada. Yo no le hice nada - respondió atropelladamente - Estaba en la basura.

- ¡¿La basura?!

- Salí a tirar algo y la encontré dentro de una bolsa negra junto a los contenedores de basura.

Lena miró de nuevo a su hermano. Estaba furiosa.

- ¡¿Por qué no llamaste a la policía?!

- Lo iba a hacer, pero...

- ¡¿Pero qué?! - grito Lena provocando que Mike brincara.

- No supe qué decirles. Como explicárselos.

- ¡Y decidiste que meterla a la casa era una mejor idea! ¡¿Qué acaso no te das cuenta del problema en el que te has metido?!

Mike estaba confundido y nervioso. Los gritos de su hermana lo asustaban. Ya era un hombre, pero ante su hermana mayor, siempre se comportaba con un niño. Y lo único que pudo hacer, fue mirar de nuevo a la joven que se desangraba sobre el sofá.

- Tú eres la policía.

- ¡Ah! - gruño la mayor rodando los ojos - ¡Mike! ¡Mike! ¡Por dios!

- Ok, deja de gritar. Ella necesita ayuda.

- Necesita un hospital.

- Necesita que la revises. Hazlo y luego me puedes seguir gritando - se miraron frente a frente sin parpadear. Un duelo de miradas que Lena terminó dejando ganar a su hermano - Por favor.

Lena volvió a mirar las manos de su hermano llenas de sangre y supo que no tenía de otra. Revisar a la chica le daría el tiempo y las razones para decidir cuál sería su siguiente paso.

Suspiro. Se arremango la camisa y comenzó a trabajar.

Don't say GoodbyeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora