Capítulo 18

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Luego de compartir aquel intenso beso y de que Lena me separara de ella diciendo solamente aquel "no", se fue sin siquiera mirarme.

No entendía lo que estaba sucediendo. No entendía por qué había reaccionado de ese modo. Por qué parecía tan miserable cuando la vi marcharse con los hombros caídos.

Solo entendía que lo había querido, lo había necesitado. Yo lo había deseado.

El acercarme a sus labios fue inevitable. No pude controlarme, no quería hacerlo. La primera vez que nos separamos, mi instinto pensó que me golpearía. Ya había recibido ese tipo de reacciones en algunas ocasiones durante años. Pero no fue eso lo que pasó.

Lo que recibí fue la mirada llena de fuego de Lena, su respiración agitada y sus carnosos labios rojos, entreabiertos, temblando e indecisos. Luego, el beso más espectacular, apasionado y lleno de sentimientos que jamás había recibido en mi vida.

Dejo mi mente en blanco, pero exploto mis sentidos. La energía que sentía, las extrañas pero placenteras pulsaciones sobre los labios, me estaba ahogando por la necesidad. Mis manos recorrieron su nuca, estropearon su cabello y la atrajeron más hacia a mí. La desesperación que me provocaba era tan intensa que no sabía qué hacer con ella; pero quería más. Quería lo que nunca había querido antes, quería sentirla y que ella me sintiera, quería que me tocara, quería que... que recorriera con sus labios cada centímetro de mi cuerpo.

Quería... quería que ese beso nunca terminara.

Pero terminó de golpe. Terminó dejándome una sensación de vacío en el pecho y... dolía. Ese vacío, esa falta de... ella, dolía.

Logre moverme hasta que escuche como azotaba la puerta de su habitación. Camine con las piernas temblando en medio del silencio y la oscuridad hasta llegar a mi propia recamara y me deje caer de espaldas sobre la cama, con los brazos extendidos y mirando al techo.

Pasaron los segundos, los minutos, las horas y aun no lograba descifrar lo que había significado.

¿Por qué Lena parecía tan decepcionada? ¿Acaso no lo había hecho bien? ¿Acaso no lo quería? ¿Era eso? ¿Yo había hecho algo mal? ¿No había sido lo suficientemente buena? o tal vez... ella no quería nada de mí por haberle pertenecido antes a otro. Tal vez, mi pasado si le importaba. Tal vez le asqueaba tocarme.

Por eso desde siempre se había portado tan distante conmigo. Por eso, siempre me miraba desde lejos con... ¿recelo?

No, no era eso. Me miraba extraño, pero nunca me pareció que fuera desprecio, o asco. Era curiosidad, tal vez un poco de desconfianza o al menos eso me pareció al principio; pero luego había visto un poco de cariño. Nunca con lastima, y eso era lo que me gustaba de ella. Porque que si había algo que no soportaba era que las personas me miran de esa manera.

Pero, entonces ¿por qué se había apartado?

Fui a dormir con esa pregunta en la mente. Al despertar, ya entrada la mañana, bajé en silencio hasta la cocina esperando encontrarla allí, pero lo único que había era un plato de fruta picada acompañada por una nota.

Lena había salido a correr y no especificaba a qué hora volvería.

Me sentí más triste y enojada porque era obvio que me estaba evitando. No toque la fruta y regrese a mi habitación para seguir pensando. Seguir dándole vueltas al recuerdo de sus labios devorando los míos. Camine de un lado a otro hasta que termine sentada en el piso a un lado de la ventana, abrazando mis rodillas contra el pecho y con la mirada en el cielo.

Cuando escuché los golpecitos en la puerta, la tarde comenzaba a teñir de naranja el cielo.

— Adelante — dije sin moverme de donde había pasado la mayoría del día.

Don't say GoodbyeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora