Tierra de nadie

54 4 16
                                    

Donnovan/ Dominick:

Habían pasado dos jodidos días en mi "lujosa" estancia en los calabozos donde el olor a humedad y el musgo abundaban.

Lo cual era de esperarse porque el edificio era del siglo XIX.

Y gracias a que mi ubicación estaba hasta lo más bajo de la infraestructura lo cual  era un jodido infierno.

Aborrecía Italia desde el momento en que había llegado hace 3 años en primer lugar por su clima tan distinto a mi lugar de nacimiento, pero estos últimos días maldecía al maldito Sol que hacía que la temperatura llegará a sentirse como una maldita parrilla.

Llevaba estoy placenteros dos días sin comer ni beber, el calor era sofocante y que decir de mi heridas.

Dolían un carajo.

Por suerte había podido frenar la hemorragia con mi corbata de mi herida del abdomen, habia descubierto que tenía la nariz rota y el dolor en el brazo era detestable.

Ni que decir de las contiendas nocturna que tenía con mi nuevas amigas las ratas que no habían perdido oportunidad de intentar comerme vivo.

Pero ellas habían llegado a su destino de terminar aplastadas contra la pared.

Mi ropa sucia y llena de sangre estaba pegada a mi piel debido el sudor que cubría mi cuerpo debido tanto al clima como a la fiebre que no hacía más que aumentar la inmortal sed que sentía debido a la deshidratación sin descanso que mi cuerpo había provocado como mecanismo para regular mi temperatura.

Era una viva llaga.

Pero lo único que me calmaba era que había valido la pena.

Cada maldito segundo.

Lamentaba no haber terminado de matar a esa sabandija.

Pero sabía que por lo menos no lo había dejado en condiciones de arremeter contra Alma.

Aunque aún así temia lo que ese loco haría por despecho al saber la verdad.

Lo cual no me afectaba en absoluto, habría pagado por ver la cara de ese idiota en cuanto lo supo.

Pero lo que me había atormetado este par de días era el destino de Alma.

Ya que para ser realistas su suerte no estaba de su lado.

Porque claro yo estaba en el calabozo.

Sin poder protegerla, de las garras de esa escoria.

Lo cual era quizá lo único que me mantenía con vida aún.

Poder salir de aquí para escapar con ella antes que todo esto explotará.

Pero dicha cuestión estaba un poco retardada.

Un día después del inicio de mi cautiverio, habían bajado un par de escoltas a resguardar el calabozo, por orden expresa de la excelencia de mierda.

Por lo menos seguía considerando una amenaza.

De lo contrario me habría dejado pudrirme en medio de la oscuridad y las ratas, completamente solo.

Pero aún temía que lograra salir a terminar el trabajo.

Ya que por suerte se encontraba entre la vida o la muerte.

O eso era lo que habian dicho los chismosos trajeados.

Que no hicieron más que burlarse de mi estado y de mi desgracia.

Pero sabía que el canalla de la mafia no estaba mejor que yo y eso alentaba a no sentirme tan mal.

Imperio de sangre 18+ [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora