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Amazonas.
Un mes después.

Tome aire mientras llegaba a la puerta del salón, la caminata rápida me había dejado un poco exsausta.- Disculpe profesor puedo pasar.- pregunté un poco inquieta.

José Matute el profesor de Introducción a la administración más soberbio y ogro que jamás halla visto, era un completo desconsiderado. A pesar que está sería la segunda vez que llegaba tarde no desistir que me permitiera entrar.

El profesor se boleto con un paño blanco seco su sudor, su cuerpo era el más sudoroso de todos allí presente al estar en aire acondicionado.- Lo siento señorita Gómez tengo quince minutos explicando la clase.- dijo mirando su reloj y luego a mi con cara de pocos amigos.

- Imbécil.- masculle dándome de vuelta.

Oí la risa de Litza.- Que ha dicho.?- pregunto acercándose a mi.

- Solo que lo siento.- indique con un poco de burla y saliendo del salón.

Vamos la verdad? Quería decirle un vainero al profesor porque? Bueno porque todos no tenemos la facilidad de tener un carro y que el transporte sencillamente apestaba. Esa materia me tocaba a las cuatro y cuarenta y cinco de la tarde, trabajaba de lunes a viernes en un café en un centro comercial muy elegante de la ciudad, en las tardes estudiaba y muchas veces en las noches trabajaba en una compañía de meseras más que todo los fines de semana cuando aparecía uno que otro evento.

No tenía la culpa de tener una agenda casi apretada.

Después de haber tenido los maravillosos dos meses con Demian las cosas había cambiado y Después de la muerte de mi tío Nicolas las cosas siguieron cambiando indiscutiblemente. Tome mis libros fuertes mientras doblaba a la izquierda llegando al pequeño patio de la universidad.

Aún recuerdo el día que tuvimos la pequeña con conversación.

<< - Mama es que aún no entiendo?.- pregunté un poco ya exasperada.

Nos encontrábamos en la cocina mi madre estaba colando un café y mi padre tan solo sentado con la vista al patio trasero. Algo en el había muerto y era el hecho de que había perdido más que su gemelo, había perdido parte de su vida, había perdido su completo porque a pesar de sus discusiones y que casi nunca llegaban a estar en algo desacuerdo su amor era grande.

Rafael se inclinó sobre la mesa y llevando sus manos a la cabeza.- Alaia quiero que sepas que eres y seguirás siendo nuestras hija.- levantó la vista y me miró.- A pesar que han pasado muchas cosas mi amor por ti no tiene murallas, siempre he sido el de carácter fuerte en cambio Nicolás.- estiro mi mano y la sostuvo.- Siempre fue el más espontáneo y festival por decirlo así- me hizo señas que me levantara y me sentará en sus piernas tan solo accedí oyendo detenidamente.- Eres mi valiente Alaia.- agrego besando mi mejilla.

Amalia se nos unió, colocándose detrás de mi padre y con una mano libre acarició mi mejilla.- Nicolás nos dio el mejor de todos los regalos.

Enserio aquel afecto me llenaba tanto que mis ojos se nublan. Me amaban y me sentía la persona más afortunada de aquel cariño.

Aún así porque tan solo me dejó con ellos?

Que pasó con la tal Amaranta?

Limpieza mis lágrimas y los mire a ambos.- Porque tan solo me dejó en sus brazos? Porque tan solo se hizo aún lado?

Mi padre bajo la mirada.- Aún no sabes la razón que lo llevó a dejarte con nosotros aún su corazón desgarrandose mientras hacía aquello.- me miró directamente a los ojos.- Alaia lo único que sabemos es que tu origen es Italiano.- agrego y me sorprendió tanto que me levanté de golpe.

Alaia: Reina Italiana ✴️[Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora