•16•

92 12 0
                                    


Llegue a la oficina del Tío Nicolás.

Nada había cambiado todo estaba tal cual como lo había dejado, un vaso de ron empolvado yacía en el escritorio, la silla giratoria hacia el lado derecho, una carpeta igual llena de polvo estaba abierta y aún lado un bolígrafo sin tapa.

Todo olía a viejo y todo estaba lleno de polvo.

Mis ojos quisieron crsitalizarce los detuve de inmediato, suspirando profundamente abaicando mi rostro mientras me quitaba el bolso y colocándolo aún lado.

Caminé rodando el escritorio abrí la primera caja cual no había más que solo papeles y más papeles cuales no entendí, me dirigí a la segunda y hallé unos palitos blancos, unos bolígrafo, grapa y al llegar a la tercera no abrió, pues aquella si necesitaba una llave.

Tome el manojo de llaves que tenía en la mano y me prepare para jugar Mega Mac un programa muy divertido que pasaban en mi país cuando pequeña. Mi cabeza hasta en los peores momento comparaba situaciones.

Probé con más de cuatro llaves hasta que la quinta abrió.

Un sobre no más había allí.

Un sobre que no pesaba nada.

Un sobre que quizas podría cambiar todo.

Nicolás que guardada con tanto afán? Que cosas guardabas con tanto recelo?

Mire el sobre por un largo rato, chasque la lengua por fastidio a la final era hoy o nunca, aquello tenía que ser rápido.

Cuando de la nada la puerta se abrió de golpe haciendo crujir la madera. Mis ojos se encontraron con unos oscuros y un rostro anotado me levanté de golpe.

- Alaia debes de acompañarme!- exclamó con pistola en mano.
Lo mire con cara de; No seas pendejo enserio?

- Que sucede?- Rode el escritorio tome el bolso y guarde el sobre.

Dio un paso rápido a mi.- Se metieron en tu casa y...- todo fue en cámara lenta.

Aquello activo mi modo velos y pase por un lado de Tato sin importarme nada, aquello podría ser grave. Baje como alma que lleva el diablo sin tregua alguna las escaleras de aquel centro comercial.

Cuando sentí que alguien me jalaba del brazo. Un escozor me lleno toda la piel, aquello era nuevo si. Aquel acto me mantuvo detenida, su agarre jamás dejo de ser firme y fuerte.

Sus manos se enredaron en mi cintura pegándose a su cuerpo.

Un hombre con capucha y una máscara del guasón me sonreían maquiavélica mente.- No estás sola.- mascullo muy cerca de mi cara. Mi valentía quedó allí la.muy puta estancada sin reaccionar y sin parpadear fue como si me vieran paralizado.- Se bien lo que hiciste hace un día, se bien quién eres.- su mano la llevo a mi nuca haciendo un poco de presión.- Cuídate tengo ojos a donde quieras que vallas.- agrego apretandome más fuerte la nuca.

Gemi del dolor.

Su agarre me soltó de golpe haciendo que mi cuerpo flácido por la información repentina hiciera que cayera de lado en el suelo.  Aquel hombre misterioso corrió montándose en una moto negra perdiéndose en el tráfico del día.

Ahora sí estaba jodida, muy jodida.

Me levanté con una mano en la nuca y Tato ya estaba a mi lado.- Quién era?

- Ni idea!- Exclamé mirando la lejanía por donde se había marchado.

Tato me obtaculiso la vista.- No debes de estar sola, ahora los enemigos de Nicolás recaen en ti.

Alaia: Reina Italiana ✴️[Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora