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Sunoo y Ni-Ki se fueron a la habitación del primer nombrado para tener privacidad al hablar.

El Omega al ver la cama se lanzó a esta mientras soltaba un suspiro que iba acompañado por lágrimas. El alfa también hizo lo mismo para segundos después interrumpí el silencio que había en la habitación.

-Lo siento mucho, no fui un alfa, no supe cuidar de ti y de nuestra cachorra, creo que al final tu madre tiene razón- dijo Ni-Ki sin mirar a Sunoo.

-No digas eso, no fue tu culpa, mamá no sabe lo que dice, nunca fuiste un mal alfa- dijo Sunoo para abrazar a Ni-Ki.

-Aún así siento que es mi culpa- la voz de Ni-Ki salía ahogada por el llanto.

-No llores o me harás llorar.

-Lo siento- dijo el alfa.

-Deja de decir lo siento, no hiciste nada malo- dijo Sunoo mientras acostaba al alfa en su pecho para dejar caricias en su cabello.

Ni-ki al sentir la calidez de los brazos del omega se aferró más a este, mientras ambos dejaban que sus lágrimas escaparan.

-No sabía que habías pasado por tanto- dijo Sunoo en un susurro para caer dormido con Ni-Ki.

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Unas dos horas después se encontraba Ni-Ki quién recién se había despertado.

El Omega se veía tan lindo mientras lo abrazaba, hace tanto tiempo que no había estado así con el, definitivamente lo necesitaba en su vida, pero no era correcto porque ese Omega no era suyo, ya no lo era tampoco lo sería.

Empezó a dejar leves caricias en el cabello de Sunoo, mientras se dedicaba a admirar su precioso rostro.

Sunoo había cambiado un poco su actitud, ya no era el mismo Omega de antes. Este incluso lo había enamorado mucho más, porque el amaría a Sunoo por más de mil años, y si tuviese que esperarlo en su segunda vida o las que siguen, lo haría, porque el amor de Ni-Ki hacia ese Omega era uno de los más puros que pueden existir.

Dejó un beso en la mano de Sunoo quien al sentir que estaba siendo mimado esbozó un pequeña sonrisa mientras abría los ojos lentamente.

- Sun puedes seguir durmiendo si quieres, lamento si te desperté.

-Tranquilo no hay problema- habló Sunoo mientras tallaba sus preciosos ojitos.

-¿Te sientes mejor?, ¿Quieres que te ayude a cambiar sus vendas?- pregunta Ni-Ki.

Sun solo asiente para ver como el alfa va por los medicamentos y las vendas.

Ni-Ki toma con mucho cuidado al omega, coge con mucho cuidado una toalla pequeña con agua para limpiar los restos de sangre que habían en las heridas, viendo como Sunoo lloraba por el ardor.

-¿Te estoy lastimando?- pregunta Ni-Ki quitando la toalla de la piel de Sunoo.

-No mucho, duele un poco- dijo Sunoo restándole importancia.

El Omega solo se dedicaba a ver a Ni-ki quien lo trataba como si si fuese un muñeco de porcelana.

El alfa era muy atractivo, sus ojos eran preciosos, su nariz era una muy bonita, además su sonrisa era perfecta, su cabello era negro y lo hacía ver más rudo, pero en realidad era todo lo contrario, era una persona amable dulce y le gustaba proteger a las personas que quería.

Ni siquiera se había dado cuenta cuando esté había acabado de vendarlo.

-Sunoo- llamó Ni-Ki mientras pasaba su mano cerca de la cara del omega.

Amnesia sungsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora