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El juego con mis dedos no se detenía, esto de venir con Levi me ponía super nerviosa. Miles de escenarios cruzaban por mi mente, después de todo seguía siendo una adolescente enamorada de alguien que ni siquiera me miraba.
Veníamos caminando en un silencio que al menos para mí era cómodo. Su simple presencia me hacía feliz, quizás no tenía esperanza pero estos pequeños momentos a su lado lo valían todo.
—¿Vives sola?
—No— respondí de inmediato mirando el suelo, si no quería trabarme y tartamudear ver el suelo me ayudaría— Sola con... mi papá.
Por su silencio deduje que había asentido, sin embargo, pasaron algunos segundos de silencio antes de que volviera a hablar.
—¿Puedo hacerte una pregunta?
Podia hacerme la que quisiera y siempre respondería, asentí con la cabeza esperando con ansias su pregunta, yo, toda una ilusa me esperaba algo... no se, algo diferente algo que quizás me diera alas, pero, debo seguir soñando.
—¿Por qué no has detenido a Floch? Esta claro que lleva tiempo jodiendo y tu no haces nada para detenerlo.
—Floch— susurré con nostalgia mirando el suelo— Es solo alguien con problemas, lo odio si, pero es un chico con problemas, su actitud grita a los cuatro vientos que tiene problemas y pretende ocultarlos tras esa fachada de autoridad e intimidación.
—Así que prefieres que siga jodiendote la vida en lugar de poner un alto... es lo que estas diciendome ¿No?
Negué alzando la mirada, aquel "¿No?" Se había escuchado autoritario, brusco, pero sin serlo a la par. Tuve suerte de visualizar mi casa, bueno... no se si llamaría suerte decir que mi tiempo con Levi había llegado a su fin.
—Deberías intentarlo Alex— continuó— Ponerle un fin a las injusticias de ese bastardo.
—Quizás...— murmuré para mi misma deteniendo nuestro andar.
Se detuvo frente a mi mirando el interior de la propiedad, o lo que se podía ver de la fachada. Apreté mis labios reuniendo el valor suficiente para hablar.
—Muchas gracias p-por acompañarme Levi.
Trague saliva sonriendo aunque claramente no podía verme. Y deseaba que así fuera, mis mejillas ardían.
—¿Gustar pasar a beber algo o no... se?
Cortesía y educación, era lo mínimo que podía ofrecerle después de haberme acompañado, el sonrojo en mis mejillas incremento, no podía verme pero estaba segura de que así había sido.
—¿Me lo preguntas a mi o al suelo? Es de mala educación ¿Lo sabias? En todo el maldito camino has venido mirando el suelo.
Respingue mirandolo tal y como me lo había pedido, pero hacerle la pregunta de nuevo implicaba desmayarme aquí mismo. La vecina entrometida ya se había asomado a su ventana, lo sabía mejor que nadie.
