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Asqueroso.
Superhipermega asqueroso.
Se suponía que el melón era para sus licuados no para que yo tuviera que comerlos, mis ojos se quedaron atentos en ese trozo de fruta que odiaba, con mi tenedor separe ese melón de la sandía y de la piña, podria comerme incluso la piña pero el melón nunca.
Agradecía que las uvas no se pudieran picar porque sino estarían aquí arruinadas— al menos papá no sabía que esas también se podían picar—.
Te amo papi pero esto no va conmigo.
¿Qué pasó con Connie? Bueno, el auto no apareció y esta castigado, de hecho se encontraba jugando baloncesto con Jean y Eren en las canchas porque según él más tarde no podría salir. Tuvimos que separarnos y por lo tanto me encontraba sola escogiendo mis frutas.
Desde que llegué a la escuela siento una mirada pesada sobre mi, por más que he intentado descifrar el origen no puedo hacerlo, sin embargo la siento y no deja de mirarme.
Necesitaba que Connie llegara ya, lo necesitaba conmigo a la voz de ya.
—Asco— susurré por enésima vez.
Cada que encontraba un trozo de melón me daban ganas de ir a vomitar, escuche que una mochila caía a mi lado pero supuse por un instante que alguien vendría a ocupar la misma sombra que yo estaba ocupando en las gradas del campus.
—Asco— susurré de vuelta— ¡Asco!— chille en un susurró.
—Creí que me decías a mi.
Estuve a un milímetro de dejar caer mi toper con todo y frutas, de hecho escuche una pequeña risa ronca por el casi incidente. Mis mejillas se encendieron porque su voz me hizo recordar la noche en el hospital.
Tan bonito para ser real.
—¿C-Como crees?— reí nerviosa jugando con el tenedor, una mueca se formó al instante por el melón que se inserto junto a la sandía— Iugh.
—¿Desde cuando comes aquí?
—Desde que gastar en uvas de la cafetería se volvió un gasto innecesario— murmuré asqueada— si crees que lo peor de estar en el hospital es estar ahí créeme que estas muy equivocado, es horrible que te traten como una enferma, se supone que si sales es porque ya estas bien.
—Si te tratan así es porque evitan una recaída.
Formas de dejarme sin palabras parte uno de un millón. Suspire y quite el melón para llevar la sandía a mi boca, era lo más rico de mi menú.
—¿Cómo te sientes?
—Bien— trague y mantuve mis ojos en las frutas— gracias por preguntar, lamento los problemas que te cause.
—Tch eso es lo de menos— le resto importancia— nada del otro mundo.
Si esto para él no era nada del otro mundo no se que sería lo peor que le haya ocurrido, todo el jugo del melón baño mi sandía dándole ese sabor cremoso y asqueroso que tanto odiaba, saqué todas las uvas y las fui colocando de una en una en mis manos.
