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「𝑳𝒖𝒄𝒂 𝑴𝒖̈𝒍𝒍𝒆𝒓」
━━━━━━𝟏𝟓 𝐚𝐧̃𝐨𝐬
La vida de un estudiante es una mierda. Nadie me sacara eso de la cabeza, mi padre siempre dijo que era un inútil y ni mencionar a mi pobre madre, para uno era el orgullo, para el otro era la vergüenza andante.
Mi madre me amaba, yo sabía que ella me amaba, a su manera pero lo hacía. Kuchel, mi mejor amiga no se como carajos seguía soportando mis desgracias pero enserió yo la admiraba, la admiraba por soportarme, por aguantar mis desgracias. Ahora mismo estaba soportando mis quejas por la profesora de Matemáticas.
Tendría que seducirla si quería pasar la materia.
—¡Elias!— pellizco mi brazo.
—¡Au!
¿Lo dije o lo pensé? Por el puchero de Kuchel seguramente lo dije.
—¡¿Cómo vas a seducir a la señorita Hilton para que te pase en Matemáticas?!
—¡Tengo mis encantos!— chille sobando mi brazo.
Rodó sus orbes oscuros y me llevo del brazo a clase, ¿Qué si la hice reír todo el tiempo? ¡Claro que si! Ella rió tanto que no pudo dejar de hacerlo por una hora, por su culpa estábamos los dos lavando los asquerosos baños, o bueno, fingiamos que lo hacíamos porque preferí invitarla a comer y aunque rechazo mi oferta yo seguí comiendo.
Pasaba la escoba de un lado a otro levantando hasta la cerámica del suelo ¿Cómo lo hacía? Esa mujer era increíble, tu podías ver a una niña azabache bonita pero en el fondo... ¡Era el mismísimo diablo! Era muy ruda, yo insisto en que ella iba a ser niño y Ken niña.
Intercambio de personalidades.
—¿Qué tanto miras?— alzo una ceja.
—A mi sirvienta haciendo el quehac... ¡No espera! ¡Ahhh!
—¡No soy sirvienta de nadie!
Golpe por palabra, me encantaba hacerla enojar, era mi pasatiempo favorito en la escuela, estaba sobre: mi pasatiempo de hacerle bromas pesadas a los profesores, dormirme en clases, hablar mal de ellos, y alentar a las peleas clandestinas en el patio trasero.
Adrenalina pura.
—Eso me dolió— murmuré cabizbajo.
—Es obvio que te iba a doler— mordió sus labios para no reírse de mi— te pegue no te acaricie.
—No me quejaría si me acariciaras— subí y baje las cejas divertido.
Sus mejillas pálidas se tiñeron de rojo, ¿Se sonrojo por mi? Era tan tierna cuando quería.
Ayyyy Kuchel, eres mi pasatiempo favorito demonio.
—Deja de jugar— sonrió— voy a subir al cuarto de servicio por el jabón y el cloro, toma— dejo la escoba en mis manos y estuve a escasos segundos de perder mi torta—. Si viene Miriam dile que no estoy.
