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❝𝑨𝒍𝒆𝒙 𝑴𝒖̈𝒍𝒍𝒆𝒓❞
Farlan nos miraba atento desde el primer piso al igual que Mikasa, ella un poco sorprendida con tantas emociones juntas que no supe descifrar. Mi cuerpo temblaba porque el que tenia en mis brazos lo hacía, yo no era fuerte, de hecho, era la peor persona que podías escoger para buscar ayuda.
Mi mano izquierda subía y bajaba por su espalda en pequeñas caricias mientras que la derecha pasaba lentamente por su cabello haciendo algunos mimos para consolarlo. Yo no tenia ni la más mínima idea de que hacer, pero Farlan desde abajo sujeto a Mikasa sin su permiso y comenzó a hacerme señas que en segundos descubrí que se trataba de indicaciones.
Él noto mi inexperiencia, y de algún modo me estaba ayudando. La respiración del chico golpeaba fuertemente mi pecho y sentía todo su cuerpo temblar, no podía con esto y aún así estaba dispuesta a seguir.
¿Cómo llegué aquí? Luca dijo que Levi estaba mal, lo vio huir de casa y me envió a investigar lo que ocurría, lo tomé como un pretexto para no escucharlo discutir con Miriam, así que me cambié la ropa y vine para acá encontrando el desastre en la sala.
¿Levi lo hizo? Trague saliva, y todo esto lo relacione con la historia que me había compartido en la mañana, la historia de su primer amor y hasta la fecha quiero suponer que único por mucho que eso me doliera en el corazón.
—Tranquilo— susurré en su oído sin tener ni una sola idea de que decir—. Ya pasará, todo estará bien.
Repetía aquello una y otra vez cerca de su oído en un intento por tranquilizarlo y calmar el "dolor" que sentía. Sus manos en mi cintura y la forma en la que se aferraba a ella provocaban un sentimiento de tristeza en mi pecho.
Levi sufría.
Sufría mucho por un amor perdido.
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Pestañé y mis manos se movían de forma automática, como si yo fuera un robot programado para hacer esta clase de cosas. Mikasa jugaba con una cuchara desde el sofá individual, aburrida y regalando unos vistazos a Farlan, quien ahora tenia un mandil color rosa atado a su cintura y un pañuelo rojo en la cabeza. Iba de un lado a otro recogiendo el desastre que había en toda la sala.
Cristales y porcelana rota hacia imposible el caminar. De hecho, no se como llegue a las escaleras sin lastimarme.
—Te falta aquí— murmuró Mikasa señalando la esquina de la sala llena de cristales rotos.
Farlan gruñó y maldijo por lo bajo con el recogedor y escoba en mano. Levi se removió en mi regazo y tuve que detener mis caricias, después de algunos segundos dejo de hacerlo y suspiro pesadamente contra mi abdomen. Volví a hacerle mimos con mucho cuidado para no despertarlo.
