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—Hola Alex.
Tense la mandíbula y retrocedí un paso cambiando mi expresión a una seria, a la más seria que encontré en ese momento. Levi respingo y, por alguna razón desconocida, giro y se planto delante de mí protegiendo mi cuerpo como si ella pudiera herirme. Miriam intento sonreír, pero algo se lo impidió, su semblante oscureció de tal forma que sus labios carnosos formaron una línea recta.
—¿Qué te pasó, Alex?— preguntó envuelta en su aura de seriedad, antes de siquiera formular una respuesta en mi cabeza su iris azul descendió al rostro de Levi— ¿Qué le hiciste a mi hija, bastardo?
—Nunca le haría daño a Alex, señora—. Hizo un esfuerzo por sonar calmado y defender su postura.
Miriam no creyó ninguna de sus palabras, alzo el mentón y se planto firme ante nosotros mirándonos desde su altura con superioridad. Su entrecejo se frunció muy poco demostrando el enojo o la molestia que sentía.
—No te quiero ver cerca de mi hija bastardo— ordenó para el azabache.
—Levi— respondió de forma inmediata— mi nombre es Levi, señora Foster, no bas-
—Levi Ackerman— pronunció interrumpiendo la oración del chico, su rostro se relajo y formó una débil sonrisa ladina, en cambió Levi tenso cada músculo de su cuerpo, y aunque no lo demostró, pude verlo—. Lo sé, bastardo. Y es "lindo" que no uses el otro en tu nombre.
La tensión podía sentirse abiertamente, el viento corrió recordando que el otoño estaba aquí desde hace algunos días. Trague saliva y pegue mi espalda en la puerta, Miriam miraba a Levi de una forma que no sabía descifrar aunque la superioridad era constante.
Levi la miraba. Miriam lo miraba.
¿Qué demonios ocurría?
—Ve por tu papá— respingue al escuchar la voz de Miriam— no vengo a discutir y no quiero más problemas con él.
—Pe-per-
—Alex ve por tu papá— ordenó y clavo sus azules en los míos— él te dijo que no estuvieras a solas conmigo ¿no? Ve por él.
Mire a Levi y a ella una y otra vez, por un lado no quería dejar solo a Levi con esa mujer. Algo me decía que era mala, esa extraña tensión en el ambiente no me gustaba, era desagradable y aterradora a la par. Sin embargo, Miriam tenía razón, papá no quiere que estemos a solas y yo tampoco. Recogí las llaves y las metí en el cerrojo, los mire por encima de mis hombros y la mujer asintió con la cabeza invitándome a continuar.
Algo estaba. Eso sin duda.
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❝𝑳𝒆𝒗𝒊 𝑨𝒄𝒌𝒆𝒓𝒎𝒂𝒏❞
Alex cerró la puerta y la atención de la mujer cayó en mi. Subí un escalón discretamente endureciendo la mirada, ella también subió un escalón y antes de sí quiera pensar en decir algo sujeto mi mandíbula sin cuidado hundiendo sus uñas en mi piel, rápidamente sujete su muñeca tratando de evitar que dejara marcas en mi rostro.
