(Domingo 28 de enero del 2018, 4:06 p.m.)
Querido Diario
Sé que aún te debo explicaciones e historias pero tengo algo que comentarte. Estaba lavando mi pelo, mientras lo hacía pensé en las palabras de Gabriel el día que terminamos. Él había dicho que debíamos darnos un tiempo para terminar la relación mientras él aclaraba sus sentimientos pero también dijo que puede ser que haya confundido una gran amistad con un sentimiento de noviazgo. Eso me ha puesto en completo jaque. En el hipotético caso de que haya pasado eso de la confusión de sentimientos entonces puedo deducir lo siguiente:
- Cabe la probabilidad de que fui un paño de lágrimas. Habiendo ayudado de forma incondicional a Gabriel con su roto corazón y que Marco y Enrique le hayan dicho de mis sentimientos a su persona hizo que se afianzaran sus sentimientos a mi persona dando lugar a que se sintiera en mejores manos al estar conmigo.
- Que lo nuestro no haya sido real. Aunque él no se haya dado cuenta, si confundió sus sentimientos entonces todo el tiempo fue guiado por su confusión y habiendo salido de ahí entonces se retracta de todos sus actos, arrepintiéndose de todo lo vivido y hablado.
- Que me ha utilizado. Fui perfecto consuelo, fui perfecta pareja, perfecto saco de desahogo carnal hasta el punto donde se da cuenta de que está completamente mejor y puede continuar su vida. Se aleja y crea incertidumbre, haciendo que pierda la paciencia y tome cartas en el asunto, dejando a mi criterio si terminar la relación o no y, por si fuera poco, volviendo pocos días después para que haga de cuenta que nada pasó y que podemos seguir siendo amigos (liberando así su conciencia de toda culpa).
Qué asco. Tremendo asco el que se me acaba de producir, tengo horribles ganas de vomitar. Este momento es donde me doy cuenta que tan perdido puede estar una persona en la vida. Todos estos días he tratado de convencerme de que estoy bien y que ser amigos es mejor que nada. Me he mentido una vez más, he metido la mano al fuego por la persona que prendió la fogata. Pero si hay algo de lo que no me cabe ni la menor duda es de lo que siempre sentí, siempre he sabido manejar mis emociones gracias a Dios. Sé que en un principio él me asqueaba por lo ridículo que me parecía, sé que luego lo quise por el gran amigo que me representaba, sé que lo quise más que a un amigo por razones que sencillamente desconozco pero que sé que sentí, sé que me resentí por haberme sentido engañada, sé que puse una pausa a mis sentimientos y sé que cuando los deje volver de nuevo, sé que siempre lo quise y que al sol de hoy lo quiero como aquel 2015. Por mi parte me siento satisfecha porque sé que aunque creí que siempre sería el problema en la relación (como en las anteriores), sé que no fui yo quien fallé y que siempre actué conforme a la verdad y realidad de mis sentimientos. Que cuando no quería saber de él, siempre lo supo. Cuando me enojaba con él, siempre lo supo. Que cuando sus acciones no eran correctas, siempre lo supo. Que cuando quería estar con él o lo necesité, siempre lo supo. ¿Cómo lo supo? Porque nunca me quedé callada esperando que él se diera cuenta y me citara en su casa para que hablemos al respecto.
Independientemente de que seas mi mejor amigo, te quiera y siga enamorada de ti, al punto de perdonarte y permitirte entrar nueva vez en mi vida como lo que desees ser, quiero que sepas que no creo en tus palabras ni confío en ti. No te permitiría entrar si no tuviera la seguridad de que serás completamente honesto con tus sentimientos, con que lucharás todo el tiempo que me dé la gana para cambiar mi parecer, con que no se repetirá nunca más la historia, con que no te irás, iniciaremos de cero esta vez con Dios como centro y que seremos para siempre, todo en el tiempo de Dios y sin miedo a nada.
Te quiero mucho, demasiado, bastante y siempre, como a nadie.
Con cariño,
Mariella.
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Where do broken hearts go?
RomanceMi nombre no es Mariella, pero en este libro cuento mi historia. Cuando tuve 17 años me enamoré por primera vez y rompieron mi corazón. No sabía a dónde ir o con quien hablar, sentí que las personas ya se habían hartado de mí, comencé a escribir, co...