(Viernes 29 de diciembre del 2017, 10:01 a.m.)
Querido Diario
Una vez leí una frase que decía: "no sé si seguir intentándolo o dejarte ir. Ya que es duro esperar algo que solo duele, pero al mismo tiempo, es estúpido dejar ir todo lo que quieres". Esa frase es un buen resumen para lo que veremos el día de hoy.
Perdona que ayer no me dediqué a ti y que me fui sin despedirme. Es que se fue la luz y Danielle se empoderó de la computadora cuando volvió, sabes que quería terminar mi relato ya. Pero el lado bueno es que ya puedo adentrarme a la actualidad porque llegué hasta septiembre del presente año.
Gabriel comenzó a no responder los mensajes y a hacerlo de forma distante o por salir del paso, me preocupé pensando que él repetía acciones pasadas y pensando que no puedo siempre reclamarle las mismas cosas. Aun así hice mis reclamos a su persona, él se justificaba diciendo que su celular tenía la pantalla dañada pero sabía que con todo y pantalla dañada a él no se le dificultaba responderle a cualquier otra persona y seguir con su vida como si nada. Se la dejé pasar pero no dejé de sentirme mal porque él no cambiara su actitud.
El 15 de octubre (día del cumpleaños de Alina), Gabriel fue a la casa de Valerie a recogernos pero nos quedamos largo rato hablando. Me sentí en familia, ¿quién no desearía que su mejor amiga y su casi novio se llevaran tan bien entre sí y contigo que hasta pareciera una reunión familiar? Recuerdo que Mónica nos llamó la atención aquella vez y, aunque no me sintiera cómoda con su amonestación, no me arrepentía de nada. Al llegar a Ágora los que estábamos allá comenzamos a hablar y hablar y hablar hasta que la conversación comenzó a tornarse más privada entre Gabriel y yo. Él me estaba expresando consejos que personas le habían dado, pero en resumen lo que me dijo fue que "el orden de los factores no altera el producto" y que para llevar un "noviazgo a escondidas" o sencillamente no admitido y entonces tener a las personas encima de nosotros, era mejor que formalizáramos (también comentó que le dolía cuando la gente se ponía a cuestionarlo y el no poder decir que somos novios sin que fuera mentira). Juro que no creí que esas palabras estuvieran saliendo de la boca de Gabriel, estaba tan emocionada y asustada por el panorama que se había pintado, que solo para estar segura le pregunté "¿qué quieres decir?" (Mejor escribo el diálogo):
- Gabriel, ¿qué quieres decir? – estábamos sentados de frente. Sus codos reposaban en sus rodillas y en su mirada no podía esconder sus nervios. Aun así en ningún momento dejó de mirar fijamente mis ojos y ladeó ligeramente el rostro esperando que dedujera lo que tenía para decir - ¿me dices todo esto porque quieres pedirme que sea tu novia? – posó sus manos en mis rodillas.
- Por mí, sí. – me quedé callada un rato - ¿qué te asusta? – pero antes de que pudiera responder fui interrumpida – oye, olvídate de todo, olvídate de la gente, olvídate del mundo y del "qué dirán", imagina que solo estamos tú y yo aquí, y si yo te pido hoy y ahora que seas mi novia, por ti ¿cuál sería tu respuesta?
- Sabes que siempre te diría que sí...
- ¿Pero...?
- Las familias
- Tú sabes que a mi familia le da igual
- Sí, pero sabes que a la mía no y no quiero decirte que sí para que cuando llegue a mi casa y dé la noticia entonces me digan que no podemos estar juntos. Así que déjame hablar con mami primero, ya luego te diré.
- Está bien – esbozó una leve sonrisa pero aun así mantuve un rato más mis pensamientos y mi silencio - ¿hay algo más a lo que le temas?
- Sí
- ¿A qué?
- Pues... a perderte – Gabriel me miró sorprendido – es que no me gustaría que llegara a pasar algo que nos distanciara.
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Where do broken hearts go?
RomantizmMi nombre no es Mariella, pero en este libro cuento mi historia. Cuando tuve 17 años me enamoré por primera vez y rompieron mi corazón. No sabía a dónde ir o con quien hablar, sentí que las personas ya se habían hartado de mí, comencé a escribir, co...