Parte 1 - Capitulo IX

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Mayo estaba dando paso a las frías ventiscas de invierno pero Annie sentía un calor interior que la abrigaba más que su propia ropa. De alguna manera la idea de empezar a trabajar exclusivamente atendiendo a Henry le daba un soplo de calor en el alma. Aquel día después de salir del hospital se fue directo a la tienda de víveres que quedaba camino a casa y compró una buena provisión de quesos, espaguetis, vegetales para ensaladas, empaques de sopas y algunos jugos envasados. Al llegar a casa acomodó todo en la despensa y se sintió rara después de tanto tiempo de que estuviesen vacías. Se cambió la ropa para ponerse más cómoda, encendió el calentador y se preparó para cocinar una Pasta Cuatro Quesos acompañada con una Ensalada Tentación. Ella misma sabía que no podía cambiar todo lo que estaba sufriendo por el simple hecho de haber salido airosa de su escapada mañanera o por haberse sentado a compartir un café con un extraño completamente hermoso. Ni siquiera aquel sueño tan extraño y tan vivido le podía extraer todo aquel dolor pero ayer antes de dormirse había llorado clamándole a Dios que la ayudara a superar todo aquel dolor y tal vez el primer paso para salir de aquel atolladero lo debía dar ella y si el primer paso era llenar sus despensas y prepararse una Pasta Cuatro Quesos con una Ensalada Tentación entonces que así sea.

Aquel era su plato favorito y con el tiempo se había convertido en el plato favorito de ella y de Fabián. No iba a pensar mucho en eso, aquel día no le importaba si Fabián se paseaba sorpresivamente en su cabeza, aquel día solo quería consentirse y saborear de nuevo ese suculento plato que tanto se parecía a lo que ella alguna vez llamó felicidad. Mientras picaba los vegetales pensó en las tantas veces que lo había hecho de la misma manera para Fabián pero también recordó las tantas otras que lo había hecho para ella sola antes de que él apareciera en su vida. Pensó que aquella sería la primera de tantas que vendrían después de su ruptura.

A pesar de estar fuera de temporada las naranjas estaban frescas. Sentía el jugo de ellas recorriéndole los dedos mientras las picaba en gajos para agregárselos a la ensalada. Luego que todo estuvo listo se sentó en la mesa, sola. Ella sabía que estaba sola pero en cierto modo también estaba tranquila. Tranquila y un poco más feliz. Martha le había dicho luego de su ruptura que aquella era su nueva vida y que nadie más decidiría que hacer con ella y en aquel momento eso era justamente lo que estaba haciendo. Estaba decidiendo volver a disfrutar de aquellas pequeñas cosas que la hacían feliz.

Al día siguiente se levantó muy temprano de nuevo y se preparó un buen termo de café para el camino. Hacía mucho que no lo hacía, se había acostumbrado al café de Julio. La verdad es que no era un mal café, ni mucho menos, pero ella prefería su combinación de café bien fuerte especiado con canela y vainilla. De camino al hospital pasó de poner la radio y empujó en el reproductor uno de sus viejos compactos de Bossa-nova que ponía de fondo para estudiar. Aún no estaba dispuesta a escuchar su música de siempre. Había una gran cantidad de esta que le recordaba a Fabián y otra tanta que aunque no lo hacía era una música tan triste y hablaba tanto del desamor que era mejor no escucharla. Al llegar al hospital aparcó justo frente a la entrada principal y se dio cuenta al salir del coche de lo poco abrigada que estaba aquel día. Entró rápidamente al hospital y subió las escaleras de dos en dos viendo que estaba por llegar tarde su primer día en ese nuevo turno y la verdad es que no quería quedar marcada por Doña Elvia de aquella manera.

Llegó justo a tiempo y Doña Elvia la acompañó directamente a la habitación 407 para recibir las instrucciones propias del paciente.

– Debido a las heridas del paciente tanto en la cabeza como por el yeso en su pierna izquierda es prudente que se mueva lo menos posible. Aunque es necesario, como supongo que sabe, que se le realicen los masajes propios para evitar las escaras. La limpieza del cuerpo realícela a horas del mediodía en virtud de que es el momento más cálido debido a la entrada del invierno. Las heridas de la sutura se limpian a primera hora de la mañana y la dosis de sus medicamentos aparece reflejada en el historial médico. De todas formas el cirujano tratante pasa todos los días en la mañana y en la tarde mientras se recupera de las heridas. ¿Alguna pregunta?

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