Capítulo 26. Sin escapatoria

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—¿Quién eres?— vuelvo a preguntar.

Desde que me marche de aquel gran agujero en la pared, seguí el sonido de los disparos hasta que por una de las puertas salió está persona. Chocamos hasta que corrió más al exigirle que se detuviera, la seguí hasta los laboratorios; del otro lado el edificio que nos costó llegar.

—Te lo repetiré de nuevo. ¿¡Quien mierda eres!?— está uniformado, tiene un chaleco antibalas de policía y dos escopetas colgadas detrás de su espalda.

Tiene un cinturón dónde resguarda dos armas, unas que me han llamado mucho la atención. Está quieta, no logro verlo bien pero por su complexión es una mujer, su cabello es corto de color rubio casi plateado.

—Date vuelta— espeto.

Ella gira lentamente hasta estar completamente frente a frente, de su lagrimal del ojo tiene sangre. Su piel está pálida, pequeñas venas se marcan en su cara y unas largas en su cuello.

—Debo... Debo ir...— balbucea.

—¿A dónde debes de ir?— preguntó extrañada, ella mira por todos lados pero no a mí.

—Debo... Debo ir... Ir... Debo— vuelve a balbucear.

El movimiento de sus ojos es extraño, sangre sale más de ellos escurriendo por sus mejillas. Sigue repitiendo lo mismo, está ida y su voz es como la de un murmuró. Me acerco a ella con lentitud, sus ojos son extraños y la sangre salir de ellos hace que me acuerde de algunos infectados tener ese mismo efecto en sus rostros... Estoy tan cerca de ella que se detiene de golpe, agacha su rostro con brusquedad para luego llevarlo hacia atrás rompiéndose el cuello, solo veo su cuerpo desfallecer. Me acerco más pero ella se retuerce como si estuviera convulsionando, el sonido que sale de sus huesos y boca es terrorífico; disparo a su cráneo matándola antes que se convirtiera en uno de ellos.

Me quedo un rato mirando su cuerpo. Nunca había visto a uno convertirse así de cerca, no quisiera volver a ver eso en mi vida. Me cuelgo las dos escopetas y las armas, paso a su lado y sigo caminando volteando por última vez a su dirección.

☣️☣️☣️

Disparo a dos de los corredores que han salido de la nada, sus cuerpos caen en secó alertando a más de ellos. Tres se golpean en la pared al salir de un pasillo, vuelvo a disparar en sus frentes frenándolos. Corro cuando más de ellos salen, no puedo quedarme a matarlos y gastar balas. Abro una puerta, pero no me da tiempo de cerrarla; cruzo la habitación viendo todo a mi alrededor, busco una salida pero solo ver el cuarto de baño me adentro a él y cierro.
Me alejo de la puerta cuando está se rompe un poco, los ojos de los infectados al verme golpean la puerta con más fuerza, unos utilizan sus cabezas, otros; sus cuerpos.

La pequeña ventana que está arriba del escusado hace que la abra con dificultad. El atardecer me da la bienvenida y el aire frío, estornudó al sentir mi nariz congelarse. Afuera hay un pequeño caminó de cemento, salgo por la ventana tocando con mis puntas de los pies el pequeño espació... Me sujeto con fuerza a la pared, le doy la espalda al cielo nublado con tonos naranjas, hace mucho viento moviendo mi cabello, duelen mis huesos por el frío causando que cierre los ojos.

—Es una mala idea... Una muy mala Annet— digo a la nada, el sonido de la puerta romperse y los infectados entrar a la habitación hace que sus cuerpos choquen con la pared.

Respiro una y otra vez sin mirar abajo, avanzo por el pequeño caminó sujetandome de la pared con fuerza. Debo de llegar a las escaleras de emergencia, ellas están dando la vuelta de la esquina derecha, sigo avanzando temblorosa.

—Tu puedes..., Solo falta un poco más— me doy ánimos.

Estoy tan concentrada en pasar el maldito tubo que impide llegar al otro lado que una gigantesca mano negra sale de la pared haciendo que me suelte. Me sujeto del tubo cuando esté se rompe alejándome del edificio... Restos de la pared caen en mi cuerpo al igual que el polvo me impide ver..., Me congelo cuando de nuevo esa mano gigantesca sale de la nada, me suelto del tubo por qué está apunto de atraparme.

Mundo Negro © +21 (Libro I)  [COMPLETO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora