Mundo Negro © +21 (Libro I) [COMPLETO]

Capítulo 69. Tinieblas

Nota: Desde aquí se narrará muy diferente; en tercera persona.
Habrá veces que el protagonista hombre narre o otro de los personajes.

Gracias por leerme.

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"Nadie es como yo, y no me  refiero a lo físico. Mi visión, mi ambición, mi manera de ser y pensar
Eso nadie lo tiene"

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Dos días después.
12:00 p.m

Lo largo del río se alumbró con luces violetas, grupos de búsqueda intentaban luchar por el clima extremo. No dejaba de llover, la fuerza de la lluvia empapaba sus ropas al igual que
sus impermeables, muchos resbalaban por el lodo que se a formado, algunos intentaban llegar con vida en la inmensa oscuridad de la noche. No muy lejos de ellos se encontraba la base que se formó en un solo día,  sus paredes eran de un material parecido al las lonas de color blanco. Es de dos pisos, el área de arriba era el centro de operaciones con grandes ventanales que daban una fantástica imagen cuándo amanecía. Autos y camionetas blindadas del ejército de La Compañía se movían de un lado a otro al igual que su gente, llevaban cargando equipo dentro de las grandes cajas.
Entre los murmullos del lugar, cada pasillo todos hablaban, mañana serían castigados los de Base CD. Victoria.
Nadie sabía el porque, los altos mandos no decían nada y su líder no a bajado a informarles algo. Trabajan con prisa, la montaña se volvió una pequeña base de operaciones donde aeronaves bajaban equipo en lo que era la carretera, iban y venían gente vestida con trajes negros armados y preparados por si atacaban, cosa que creen imposible, desde hace poco se enteraron que estás montañas estaban pegadas por gente salvaje y atacaban hasta dejar a las personas irreconocibles, en una cuva encontraron carne humana.

Se alimentaban de gente y se comían entre ellos, la escena era tan tenebrosa que varios vomitaron su comida, algunos aguantaron ya que entre ellos estaba su líder. El los dirigió a ese lugar, al no encontrar lo que buscaba desapareció dejando instrucciones al Líder de la Resistencia, Donovan.
Las puertas metálicas se recorrieron y varios giraron, se levantaron con rapidez dejando lo que hacían cuando su líder entraba con su traje escurriendo agua al caminar formando un camino por su andar, la gorra negra tapaba la mitad de su rostro solo dejando a la vista una barbilla y quijada fuerte con unos labios húmedos y rosados que varios mujeres suspiraban imaginando que les ordenaba algo con esa voz tan varonil que mojaba sus bragas. Gotas de agua caían por todo su rostro, sus brazos descubre por el chaleco de cuero negro. El lugar se torno sombrío, solo se escuchaba la lluvia azotar el techo y suelo del exterior, contando con los monitores de cada escritorio. El alto chico camino subiendo unas escaleras de caracol negras al piso donde estaba su oficina, muchos callaron cuando la puerta fue cerrada haciendo temblar las persianas de las ventanas que confirmaba esa oficina, nadie sube, solo personal autorizado. Varios pensaban que estaba desde estos días ahí encerrado pero se han equivocado, siempre estuvo en el exterior solo con los grandes gemelos que siempre lo escoltaban.

Se sentaron en sus lugares y trabajaron cuando escucharon cosas caer. No querían hacer enfadar a ese hombre, habían visto en carne propia como era real mente, evitaban subir sus miradas pero se preguntaban cada uno de ellos que fue lo que sucedió para ponerlo así.

El interior de la gran oficina estaba destruida, los muebles estaban volteados y rotos al igual que las paredes, es como si un huracán hubiera pasado en ese lugar. El agua de una regadera caía en una de las dos puertas que conformaba el baño, entre la neblina se encontraba un joven; su brazo estaba apoyado en los azulejos blancos y azules de la pared, inclinado hacia adelante con su cabeza baja, su cabello azabache tapaban los lados de su rostro por la posición que a tomado. La lluvia de agua hirviente caía en su trabajada espalda y cuerpo, los músculos no se relajaban, permanecía tensos desde que salió de una prisión.