"El maltrato genera resentimiento y cuando este crece sin sanar, lo único que queda es la sed de venganza."
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Diciembre 01 del 1999
Moscú - RusiaEl dolor de los azotes en su espalda por no haberle ganado a su hermano mayor son su castigó, en medio del patio cubierto de nieve, copos de nieve caen con lentitud donde miles pares de ojos del lugar miran el espectáculo. Con tan solo cuatro años de edad debía de ganarle en combate cuerpo a cuerpo y espadas, en un año aquí dentro a sido para el un infierno.
La FOSA es donde entrenan a hijos de altos mandos y los que conforman la inteligencia Rusa, son contados los niños que han sobrevivido, los demás morían quemando sus cuerpos sin entregárselos a la familia sus cenizas, por no ser aptos en honrar el esfuerzo de su familia en traerlos en este sitio.
Parte de Estados Unidos a aceptado estos entrenamientos, al igual que China, ambas Coreas, Irán con Israel; los Britanicos al enterarse sin dudarlo aceptaron. Miles de chicos están entrenando pero por hoy tendrían que ver a ambos hijos del hombre que está vestido con una gabardina larga café, con un traje completo de color gris, lleva guantes negros y lentes oscuros, sus zapatos brillan impecables; han visto que lo tratan si fuera alguien importante, besan sus pies varios de este lugar cuando pasa.
El pequeño niño gira su rostro apretando sus puños en la fría nieve mirando ese hombre. Su padre, de pie sin ninguna expresión viendo que los azotes sean los cien que a pedido, detrás de él está su hermano dándole la espalda con la espada brillante por la luz de la luna con tan solo un pantalón blanco dejando al descubierto la parte de arriba, descalzo esperando que ese hombre que lo trajo en este lugar terminé.—¡CIEN!.
Dice ese hombre que trabaja y vino con su padre, el hombre aparta la mirada soltando la cuerda de cuero negra al suelo. Mira a su jefe ocultando los sentimientos que lo invaden al ver a tan solo un niño ahí tirado con la mirada puesta en el otro joven que mira todo guardando en su estuche la espada manchada de sangre detrás de su espalda después de solo agitar lanzando la sangre de la hoja en la nieve.
—Sin comer, sin agua, sin entrenamiento por tres meses— dice en voz alta el hombre quitando sus lentes negros a todos, luego alza su mirada fría como el hielo al balcón donde están los demás miembros líderes de la FOSA.
Una mujer de rasgos suaves y muy hermosa se pone de pie, apoya sus manos en la barandilla de piedra aceptando.
—¡Qué la siguiente pelea siga!
Un hombre corpulento y calvo de gran masa muscular aparta al mocoso de dónde se llevará a cabo la siguiente pelea. La hija de un narco coreano y la otra hija de la mujer que está ahí arriba esperando con ansias presumir a su primogénita.
El hombre mira a su jefe caminar diciendo algo al joven cuando pasa a su lado, el niño hace una mueca y lo sigue dentro de la casona gigantesca. Su mirada se dirige al otro niño que se abraza a si mismo mirando a la nada, todos se apartan de el a excepción del calvo ya que el es el encargado de entrenar a algunos cuantos. Se adentra a la casa al ver a las dos niñas de seis años en posición de pelea, estos niños serán los líderes del mañana, son los super soldados para dirigir países enteros.
Cuando ve la ostentoso diseño de la casa camina con rapidez hasta llegar al primer piso, al llegar ve el rastro de sangre en gotas en el pulido suelo brillante que si propio reflejo ve; camina hasta escuchar en una de las habitaciones gritos de su jefe resonar en el pasillo. Cuando llega abre y se queda en la puerta mirando al niño ignorar lo que dice su padre detrás de un escritorio de color negro.—¡Entonces hazlo tú!— el hombre cierra los párpados, respuesta equivocada.
Su jefe sonríe y calla, gira al mueble lleno de licores caros de marca, cada etiqueta que lleva las botellas de vidrio lo dice.
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Mundo Negro © +21 (Libro I) [COMPLETO]
Science FictionAnnet pensó que las mentiras acabarían en su vida, que ya no volvería a ver a aquellos fantasmas de su pasado que la marcaron de niña. Pensó que todo iba bien, pero se equivocó... Nunca espero que llegara el mismo apocalipsis al mundo ni mucho men...