Capítulo 29. Objetivo

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La pequeña me abraza con fuerza, no se detienen las balas ni mucho menos los insultos. Dominick y el gemelo están reduciendo a nada a los sobrevivientes, tanto es el odio que no se detienen, en los ojos de ambos hay satisfacción pero el que lo disfrute Dominick me deja sorprendida. Aquel gris se oscurece tanto que llega a ser negra su pupila, no me atrevo a matar a gente viva, ellos solo se defienden.

—¡Dame otro cartucho!— grita ella, está enfurecida disparando sin dudar. Al no ver que no reacciono gruñe y me quita con brusquedad la mochila, saca de ella dos cartuchos y los mete hasta preparar la arma.— ¡¡Reacciona!!, ¡SI NO HACEMOS NADA ELLOS NOS MATARÁN!— veo como le dispara a la mujer embarazada, cae su cuerpo aplastando su barriga.— ¡¿Acaso eso quieres?! ¡¡Mataron a mi mejor amigo!! ¡REACCIONA DE UNA MALDITA VES!— grita con lágrimas en sus ojos, las retiene pero al protegerse salen escurriendo por toda su cara.

Carga que nuevo y dispara a otros tres en la cabeza.

—No puedo... No puedo matar a sobrevivientes..., ellos están vivos— miro la pared, siento a la pequeña abrazarme con fuerza con los ojos cerrados—... No puedo... Lo siento.

Me abrazo a la pequeña.
Mis fuerzas de han ido, no tengo más que dar. No me importa ser una cobarde, no me importa esto, solo quiero irme a un lugar seguro con mi madre y hermano.

«Eso es lo único que quiero...»

Las balas se detienen, solo se escucha las respiración acelerada del gemelo. Un cuerpo se arrastra, el va hacia el y lo golpea subiéndose encima de el. Me incorporo intentando quitarle al hombre mayor, pero ella me detiene del hombro, apartó su mano y lo empujó alejando del hombre. Estoy apunto de tomar su pulso en su cuello pero me tensó en ver a ambos se acercan hacia mi y del cuerpo, lo que no esperaban es a Dominick entrometerse entre ellos.

—Ya es suficiente.

Lo dice tan tranquilo, eso hace que ambos lo hagan, se detienen y se dan unos pasos atrás alertas por cualquier movimiento que haga Dominick. El ambiente se torna pesado, como si el aire fuera mucho más difícil que pase su corriente... Veo a la niña salir con los ojos cerrados se dirige hacia mi hasta abrazarme, tomo el pulso del hombre y al no sentirlo me alejo del cuerpo.

—Esta muerto— mencionó.

Ambos les da tanta satisfacción. Sus sonrisas son gigantescas y brillan sus ojos felices, ambos admiran los cuerpos esparcidos sin vida. Camino cojeando un poco sin pisar a los muertos, les tengo respeto por qué ellos solo se estaban defendiendo.

—Hay que seguir— escucho a Dominick detrás, la pareja asiente recogiendo y metiendo las armas en un bolso café.

No sé cuánto tiempo vamos caminando, al abrir una puerta hay un patio abajo con una fuente y un sin fin de jardines. Bajamos las escaleras, la pareja son los que lideran; la niña y yo vamos en medio y, detrás mío Jev. Me siento segura con el ahora que la pareja está en mi contra, ambos a veces me miran con asco y juzgándome. Me detengo y al sentir su cercanía y mirada en mi nuca giro para verlo.

—La memoria se a roto...— susurró.

Su cara no demuestra nada, baja su arma con la linterna quedando a oscuras, alejo mi cara de la de el cuando se acerca.

—Confíe en ti para que la mantuvieras a salvó de mi y de todos que buscan esa mierda... ¡¿Y me dices que la has roto?!

—Yo no la rompí, solo se cayó cuando el gigante me aventó su pie piso la memoria...

—Esa memoria era clave niña— lo dice con los dientes apretados.

—Discúlpame. No fue mi intención que todo lo que has hecho se fuera a la borda.

Mundo Negro © +21 (Libro I)  [COMPLETO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora