Capítulo 17

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June

Abrí uno de los ojos cuando sonó la alarma de mi móvil. Busqué a tientas el teléfono debajo de mi almohada hasta que di con él. Apagué la alarma y caí rendida de nuevo sobre el colchón.

Me daba vueltas la cabeza y sentía un taladro en esta.

La noche anterior no había podido pegar ojo hasta casi las cinco de la mañana y ahora eran ya las siete y media.

Cogí de nuevo mi teléfono y, manteniendo a duras penas un ojo abierto, busqué el chat de nuestro grupo y mandé un simple mensaje.

JUNE:

Chicos, no voy a clases.

Después de enviarlo, apagué el teléfono por si alguno de los chicos me llamaba y traté de dormir un rato más, rezando para que el dolor de cabeza mitigara durmiendo.

No había podido dormir en toda la noche pensando en si de verdad alguien había entrado en mi casa y quise estar alerta por si volvía a escuchar algún otro sonido extraño. Era mejor estar alerta que tener que lamentar luego. Había empezado a pensar demasiado y antes de darme cuenta ya habían pasado varias horas desde que me había tumbado en la cama.

Necesitaba dormir al menos un par de horas más, o el necesario para no sentir que prefería morir a levantarme de la cama.

🌕🌗🌑🌓🌕

Cuando me desperté de nuevo, esta vez no gracias a la alarma, ya eran pasadas las one y media de la mañana. Sentía que la cabeza me iba a explotar y tenía muchísimo frio. Me acurruqué todavía más debajo de las dos mantas que tenía sobre la cama, haciéndome una bola. Saqué el teléfono de debajo de mi almohada y lo devolví a la vida.

Empezaron a aparecer en la pantalla varias llamadas y mensajes de los chicos. No me apetecía leer los más de treinta mensajes que habían enviado en nuestro grupo así que me dirigí directamente al historial de llamadas. La última que tenía era de Minho, así que decidí llamarlo a él, sabiendo que a estas horas estarían todos sentados en nuestra mesa de la cafetería, devorando sus platos de comida.

Dejé el teléfono apoyado sobre mi oreja y mi mejilla izquierda y metí las manos entre mis piernas para calentarlas. No tenía que buscar el termómetro y ponérmelo para saber que, de seguro, tenía fiebre.

Dieron dos tonos y Minho respondió enseguida.

—¿June? ¿Cómo te encuentras? —los ojos se me cerraron por el cansancio.

—Queriendo arrancarme la cabeza y necesitando otras tres mantas —podía sentir como mi cuerpo temblaba ligeramente ante la mención del frío que tenía. ¿Cómo podía hacer tanto frío si la calefacción de la casa siempre estaba encendida?

—¿Necesitas que vaya a cuidarte o quieres que te lleve al médico? Podemos avisar también a la madre de Han para que te eche un vistazo si lo prefieres no ir al hospital—negué ligeramente con la cabeza hasta que recordé que Minho no estaba frente a mí para verme hacer el movimiento.

—No hace falta. Seguro que a la tarde ya se me habrá pasado.

Podía escuchar ruido y varias voces de fondo en la llamada, todas provenientes del jaleo que siempre se originaba en la cafetería de la universidad.

Minho seguía hablándome, pero mi mente parecía haber quedado nublada por el fuerte dolor de cabeza que todavía me atenazaba.

Escuché mi nombre varias veces, pero yo ya no me encontraba allí.

Caminando entre lobos | Stray Kids | Primera parte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora