June
Las primeras dos horas de clase habían terminado por lo que teníamos un descanso de una hora para ir a la cafetería a comer. Salí del aula con Han a mi lado. Debía seguir con la cabeza en algún otro lado alejado de la realidad, pues no se había dado cuenta de que todavía seguíamos cogidos de la mano y estábamos llamando la atención de muchos de nuestros compañeros, quienes se quedaban mirándonos fijamente a medida que atravesábamos los pasillos para ir a la planta principal.
Con el dedo índice de mi mano libre pinché levemente el brazo de Han, tratando de llamar así su atención. Este automáticamente salió de sus mundos y me miró a los ojos. Tragué saliva nerviosa ante su repentino movimiento y su intensa mirada. Este se puso nervioso también y la sangre se le acumuló en las mejillas.
—Creo que ya podemos soltarnos —dije carraspeando y sonriendo después al ver lo tierno que se veía mi amigo—. Estamos llamando la atención de mucha gente —levanté nuestras manos todavía unidas.
Han asintió varias veces, nervioso, y retiró su mano de la mía. Moví los dedos varias veces para que recibieran un poco de sangre puesto que los sentía entumecidos después de pasar casi dos horas en la misma posición.
Hicimos una parada en mi taquilla para dejar el libro, la mochila y mi chaqueta. Le ofrecí guardar también la suya pues su casillero quedaba en el segundo piso y acabábamos de bajar de él. Asintió, dándome las gracias, y me extendió su bolsa.
Cerré la puerta del casillero y me aseguré de poner números al azar en el candado para que nadie conociera la combinación.
Bajamos las escaleras dirigiéndonos a la planta principal. A mitad trayecto recordé que antes de ir a la cafetería a comer debíamos ir al salón de actos para la despedida de Ryan. Se lo comenté a Han por si no lo recordaba. Así que, en vez de seguir recto por el pasillo hasta la última habitación, torcimos a la izquierda y entramos en la inmensa aula que servía cómo salón de actos y reuniones.
Toda la estancia se encontraba repleta de sillones rojos ocupados por estudiante. Desde luego estos eran muchísimo más cómodos que las sillas de madera en las que teníamos que sentarnos en todas nuestras clases. Empezamos a caminar por el lugar hasta que finalmente localicé la coleta rubia de Hyunjin. Le indiqué a Han donde se encontraban nuestros amigos y nos dirigimos hacia ellos.
Nos metimos en la última fila de sillones y esquivamos los pies y cuerpos de varios de nuestros compañeros mientras tratábamos de llegar hasta Hyunjin y los demás, quienes ya nos habían visto y nos hacían leves aspavientos con las manos para que nos acercáramos. Cuando por fin conseguimos atravesar todo el gentío y llegamos a los dos sillones vacíos que parecían habernos guardado, bajé el rojo cojín y me dejé caer cansada sobre él.
Han se sentó en el asiento a mi izquierda mientras a mi derecha estaba sentado el rubio de la coleta seguido por los demás —incluso Changbin estaba allí, esperaba que no hubiese llegado tarde a su clase al igual que Han—.
Mi mirada se quedó fija en Hyunjin pues era quien invadía mayoritariamente mi campo de visión. Llevaba su melena —que le llegaba hasta los hombros— recogida hacia atrás en una cola de caballo a la altura media de la cabeza. Dos mechones rubios le colgaban sobre ambos lados de la frente adornando y marcando los rasgos de su cara. Que su pelo tuviera ese color rubio ceniza natural les daba volumen a sus pómulos, haciendo también que sus mejillas se notaran más definidas provocando que, cuando sonreía, su hoyuelo en el lado izquierdo de la cara tomara más profundidad.
El sonido del micrófono en la habitación hizo que dejara de ver a mi amigo como si tuviera un escáner en las retinas y estuviera tratando de buscar alguna imperfección en él —la cual, por cierto, era imposible de encontrar—. Quería tener una seria charla con sus padres y saber cómo habían conseguido tener un hijo sin ninguna tara.
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Caminando entre lobos | Stray Kids | Primera parte
Fanfiction"-Porque, princesita, tus amigos son lo mismo que nosotros. Te han tenido engañada durante todos estos años -me susurró tan cerca, que podía sentir su aliento chocando en mi cara-. Y si no nos crees, tu misma podrás descubrirlo ya mismo." ...