Capítulo 31

170 22 10
                                    

June

—June, ¿estás bien? —era la primera vez que veía a Minho tan alterado.

Su mirada se iba alternando entre los chicos, los gorilas que estaban rodeándolos por todos lados y yo. No sabría decir cuál de todos nosotros le preocupaba más en esta situación.

Sinceramente no sabía que contestar a su pregunta.

¿Me encontraba bien? Siendo sincera no. No me encontraba para nada bien.

Seguía con las manos atadas frente a mí, me habían pegado un puñetazo en la mandíbula y partido el labio a su misma vez. Había visto a un hombre convertirse en lobo frente a mis narices y, para colmo, el psicópata que mandaba entre todos los hombres que se encontraba aquí me había dicho que mis amigos eran lo mismo que el tal Richard.

Claro que no me encontraba bien. ¿Cómo podía siquiera preguntarlo?

Pero estaba aliviada al ver que ellos sí que lo estaban. No podría soportar que algo les ocurriera también a ellos.

Coloqué el pie izquierdo ante el derecho, queriendo caminar hasta ellos. Quería envolverlos entre mis brazos para confirmar que eran ellos realmente y no una simple ilusión que mi mente había creado después de desear escapar de allí, pero los dos hombres que me tenían agarrada por los codos me lo impidieron. Tiraron de mi con fuerza para mantenerme en el sitio y que no me moviera.

A estas alturas ya podía notar mis piernas, pero mis manos seguían sin recibir la sangre necesaria para su correcto movimiento. Odiaba profundamente al tipo que me las había atado.

—Atrapadlos —ordenó el jefe junto a mí.

—No —grité en consecuencia a sus palabras.

Me horroricé al ver como los gigantescos hombres cerraban poco a poco el circulo que habían formado alrededor de mis amigos, dejando encerrados en su interior. Parecían presas siendo acorraladas por sus cazadores.

—Yo que vosotros no intentaría ninguna tontería como pelear contra mis hombres. No olvidéis que la vida de vuestra amiga está, literalmente, en mis manos —la garganta se me cerró al oír sus palabras.

¿Planeaba matarme?

¿Por eso me había traído hasta aquí?

¿Entonces para qué metía a mis amigos en todo esto sí a la única que quería era a mí?

Y lo más importante de todo ello.

¿Por qué yo?

¿Qué tenía que ver yo en todo esto?

Los chicos no se resistieron cuando los tipos les juntaron los brazos tras sus espaldas como si no fueran más que meros ladrones que debían ser escoltados hasta la comisaría de policía por los oficiales que los habían atrapado.

Todo esto era demasiado para mí. Todo lo que estaba ocurriendo el día de hoy me estaba superando y se escapa por completo de mi entendimiento.

—No —mi voz apenas fue un susurro. No sabía de donde estaba sacado la fuerza para seguir hablando pues el labio me dolía horrores cuando movía la boca—. No. Deja que se vayan, por favor —los chicos me miraban sorprendidos mientras yo me revolvía entre las manos de mis captores, tratando de liberarme de sus fuertes agarres—. Si lo que quieres es matarme, adelante. Hazlo. Pero a ellos déjalos ir —mi voz se fue alzando cada vez más hasta que casi sentí que le estaba gritando al tipo frente a mí.

Para ser sincera, no quería morir. Estaba aterrada solo de pensar en que el tipo podría decidir acabar con mi vida. Todavía tenía demasiadas cosas que vivir como para que esta terminara a mis escasos veinte años. Pero, todavía tenía más miedo de que a alguno de mis amigos les sucediera algo por mi culpa. No podría vivir con el remordimiento de que podría haber hecho algo para salvarles.

Caminando entre lobos | Stray Kids | Primera parte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora