Capítulo 23

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June

—¿Y las llaves del coche? —preguntó Minho mientras todos nos acercábamos al monovolumen de mi padre.

Habíamos quedado todos a las diez en mi casa.

Hoy iríamos de nuevo a pasar el día en el lago. Necesitábamos pasar el día lejos de nuestras casas para poder distraer también un poco al menor. Su cumple era dentro de tres días y no queríamos que encontrara todas las cosas que habíamos comprado para su fiesta sorpresa. No entendía como siempre terminaba encontrando alguno de sus regalos o decoraciones, o bien Innie tenía buen olfato para destapar fiestas sorpresas o nosotros éramos malísimos escondiendo todo.

—Hay un cambio de planes. Esta vez el que conducirá será Innie. No quiero seguir jugándome la vida contigo al volante conduciendo como si las carreteras fueran tu pista de carreras —alargué el brazo en dirección al mencionado y le ofrecí las llaves.

I.N no parecía demasiado convencido de aceptarlas. Las observó durante un largo momento antes de tratar de levantar el brazo derecho. Formó una pequeña mueca en sus labios que, en menos de dos segundos, había desaparecido. ¿Le había pasado algo en el brazo? Quise preguntarle, pero antes de que pudiera abrir la boca Innie lo hizo.

—No me apetece mucho conducir. ¿Qué tal si mejor nos lleva Jinnie?

Me sorprendí un poco al escuchar como Innie se dirigía a Hyunjin. Yo solía ser la única que lo llamaba así. La última vez que escuché al pelirrojo llamar así al rubio fue cuando tenía trece años y ambos les habíamos buscado apodos para acortarles el nombre a todos. A partir de aquel momento fue como si decidiera que ya era demasiado mayor como para dirigirse así a su amigo (aunque fue él quien lo sugirió).

—Sin ningún problema —contestó Hyunjin quitándome las llaves de los dedos.

Observé mi mano, vacía, parpadeando varias veces para tratar de procesar lo sucedido.

¿Qué me había perdido estos días?

—Que sepas que esto no se me va a olvidar, Junibel Moore —dijo Minho mientras pasaba por mi lado y abría el maletero para ayudar a entrar en los asientos traseros a Felix y Han, quienes ya esperaban por él allí. Sonreían divertidos ante nuestra escena.

Minho me miró una última vez y yo le saqué la lengua para molestarlo un rato más. Mi mejor amigo era la reina del drama cuando se lo proponía.

Me acerqué a la puerta del copiloto, este ya era mi lugar de preferencia y los chicos parecían respetarlo. Me acomodé en el asiento, dejando la bolsa de mis patines entre mis pies. Desde mi sitio podía escuchar el jaleo que estaban haciendo Felix y Han para poder sentarse en sus sitios (ellos dos también estaban incluido en el grupo de dramáticos).

Bajé la visera y observé mi reflejo en el pequeño espejo. Hoy hacía bastante aire en la calle y mi pelo había ido a parar por todas partes. Acomodé todo en su sitio antes de ponerme el pequeño gorro blanco que llevaba guardado en el bolsillo de la chaqueta. Con mi pelo listo fui a subir de nuevo la visera, pero me detuve cuando mi mirada captó el reflejo de mis amigos.

Innie, sentado detrás de mí, estaba intentando ponerse el cinturón. Trataba de cogerlo con el brazo izquierdo y fallaba de manera estrepitosa, bufando por lo bajo. Trató de mover su brazo derecho hacía atrás para cogerlo más fácilmente y volvió a hacer una mueca como la que había hecho cuando intentó coger las llaves del coche. Era como si le doliera moverlo. ¿Se había hecho daño? ¿Por qué no lo había dicho? Habríamos dejado la excursión para cuando estuviera totalmente recuperado.

Fui a darme la vuelta para preguntarle al menor si se encontraba bien, pero entonces vi como Changbin se reclinaba sobre él y agarraba el cinturón para ayudarle a ponérselo. El pequeño le agradeció con una sonrisa y yo rápidamente subí el espejo para que no me pillaran observándolos.

Caminando entre lobos | Stray Kids | Primera parte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora