Capítulo 30

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Seungmin

El sol estaba empezando a ocultarse cuando nos metimos a través de la parte sudoeste del bosque, tal como nos había indicado Minho antes de salir de su casa.

Corrimos a gran velocidad, agitando a nuestro paso las hojas de los árboles. Casi parecía que éramos una brisa que sacudía las ramas.

Divisé al frente el pequeño claro del que había hablado Minho en su explicación y se lo indiqué a mi mejor amigo con la mano. Este asintió con la cabeza como respuesta.

Cuando plantamos los pies en este nos detuvimos en seco, clavando los talones en el suelo para detener nuestro movimiento.

—¿Hacia dónde había que ir ahora? —me preguntó Chan mirando en todas direcciones.

—Todo recto hacía el sud —todavía me dolía la garganta y con cada palabra que decía sentía que esta me raspaba, irritándola todavía más.

—De acuerdo.

Chan y yo volvimos a poner pies en polvorosa y nos fundimos como una mancha en el paisaje.

Sinceramente no conocía a June más allá de todas las veces que nos había invitado a sentarnos junto a ella y sus amigos en la cafetería de la universidad para almorzar todos juntos, pero todo lo que había observado decir de ella y le había escuchado decir cuando hablábamos me hicieron darme cuenta de que era una gran persona y no se merecía que la secuestrasen ni le hicieran nada.

No podría imaginarme como serían los almuerzos en el instituto sin su alegre risa que conseguía que nos olvidáramos de que no éramos del agrado de ninguno de sus amigos.

Además de ello, estaba casi seguro de que el cerebro de June sufriría un tremendo shock si a la manada WolfGang se les ocurría mostrarle lo que eran.

A mí mismo me costó aceptar de pequeño que mis padres eran vampiros mientras que yo no era más que un chaval común. Un humano. Y para cuando conocí a Chan yo ya tenía muy claro que las leyendas si existían y que no todo el mundo era lo que aparentaba ser. De tanto observar a mis padres, aprendí a diferenciar los seres sobrenaturales de los humanos.

Recuerdo que la primera vez que vi a quien ahora era mi mejor amigo, pude reconocer a la legua sus rasgos vampíricos. Estaba demasiado pálido y cuando le toqué la mano para confirmar mi teoría, lo supe con exactitud.

Todavía podía recordar vívidamente la cara de miedo que puso Chan cuando le pregunté en un susurro si era vampiro. Su mirada me escrutó, de seguro preguntándose si yo también era como él, aunque estaba seguro de que notaba que no lo era. Para ese entonces yo todavía no me había convertido. Mi transformación ocurrió dos semanas después de ese momento, cabe recalcar que, en contra de mi voluntad.

Dos años después de aquel suceso, todavía odiaba mi nuevo yo. Cuando desperté sintiéndome extraño, al primero que acudí fue a Chan. Él me ayudó a adaptarme a mi nuevo cuerpo y a mis nuevas habilidades, en apenas dos semanas. Estaba verdaderamente agradecido con Chan por estar conmigo durante todo el proceso de adaptación y por nunca dejarme solo. Al poco tiempo nos convertimos en mejores amigos y, cuando decidimos semanas atrás huir de Australia, lo hicimos juntos.

Siempre lo habíamos hecho todo como si fuéramos uno solo e ir a informar a una manada de lobos de que algunos de sus pupilos estaban metidos en grandes problemas, no había sido algo que tuviéramos en mente cuando vinimos a vivir a este pueblo. Pero no iba a dejar que Chan se enfrentara a ellos solo.

Si había que correr el riesgo, lo haríamos juntos.

Podía divisar frente a mí el claro donde debía de encontrarse la casi principal de la manada de los chicos.

Caminando entre lobos | Stray Kids | Primera parte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora